Este sábado pasó lo que no se había visto en el país, las protestas violetas alcanzaron el Palacio Nacional, su puerta principal fue incendiada y las escenas de ver la sede del poder máximo del Estado mexicano en llamas, nos pinta lo que la severa crisis por la que atraviesa el Ejecutivo federal.
Así es mis queridos boes, se puede entender el odio, la impotencia, el coraje de las familias de los jóvenes normalistas asesinados de Ayotzinapa, pero lo que no se puede entender es que aprovechando esa tragedia los violentos atenten contra el patrimonio de todos y pongan en riesgo el ya de por sí débil estado de gobernabilidad que tenemos en el país.
Me atrevo a asegurar que en las igualación violenta contra Palacio Nacional no participó uno solo de los deudos de los chavos vilmente ejecutados por policías de Guerrero.
Destruir por destruir no va a lograr más que generar más violencia, seguro que los violentos del sábado querían que la policía federal les enfrentara, los golpeara y en una de esas hasta les matara a un anarquista para justificar los ataques y victimizarse.
Entiendo, insisto, la indignación nacional, pero protestar contra los actos de barbarie que se dieron en Guerrero con más barbarie no nos va a llevar a buen puerto.
Aquí es donde no me explico tampoco la tímida acción del gobierno federal ante la bola de nieve que le sigue creciendo peligrosamente.
No me explico las desapariciones del Secretario de Gobernación Miguel Ángel Osorio Chong, que ha dejado el tema tan grave en manos del Procurador Jesús Murillo Karam que ya tiene bastante desgaste ante la opinión pública y ante los medios de comunicación, pero sobre todo con los padres de los muchachos asesinados.
No me queda claro si el desaparecerse cada que la crisis de gobernabilidad tiene un pico Osorio pinta su raya, como si se tratara de cuidarle la imagen, dado que es desde que inició el sexenio uno de los nombrados como aspirantes a la presidencia de la República.
Habrá que ver que dicen los expertos y habrá que ver si sus ausencias no resultan en la solución tardía del conflicto.
Lo que vimos el sábado por la noche en Palacio Nacional debe ser ya un indicador de que urge que el gabinete de Enrique Peña Nieto se ponga las pilas de verdad.
No me atrevería ni por tantito sugerir lo que los radicales o los analistas con sesgo ideológico han mencionado, sobre una eventual renuncia del presidente.
No están las condiciones como para ello, porque si bien hay focos rojos encendidos en varios puntos del país, la realidad es que la solidez de la mayoría de las instituciones da como para que los problemas tengan una solución sin el uso de la fuerza.
Pero lo que si sugiero es que esas soluciones se comiencen a aplicar de inmediato, comenzando por no minimizar los problemas que son mayores, reconociendo que algunos en el gabinetazo han cometido errores o no han estado a la altura de lo que el país necesita.
Lo señalé cuando estalló el conflicto del Politécnico Nacional de que si este se combinaba con lo de los normalistas y los otros movimientos sociales que ya había, la crisis sería mayor.
Los casos fueron minimizados, se les dejó crecer, se les dejó hacerse uno solo y hoy ahí están, tan calientes como se vieron el sábado, tocando a la puerta del Palacio Nacional.
¿Qué sigue?, puede ser el asalto a Los Pinos, agresiones o intento de agresiones físicas al presidente y los suyos.
Es momento de que Gobernación ataje lo que los violentos tienen como objetivos, porque esos grupos anarquistas están ahí sólo a la espera de la oportunidad que la inacción del gobierno les está dando.
Ahí está Andrés Manuel López Obrador y los grupos guerrilleros atizándole al tema, esos que ven a la presidencia como un botín que sólo por la vía violenta van a poder conseguir, porque saben que por la vía democrática no lograrían el apoyo popular.
Por eso insisto, si no se detiene el problema ya, pronto otros estados se van a contagiar de la ola violenta que hoy nadie parece tener la voluntad de detener.
Urge que Murillo Karam sea relevado del tema, que si bien le compete oficialmente, ha quedado claro que no es el mejor interlocutor con los padres de los normalistas, menos si el propio Procurador se ha declarado ya cansado.
El nuevo escándalo…
Por cierto la presidencia de EPN enfrentó este fin de semana un nuevo frente, al revelarse imágenes y costos de una súper residencia que ocupa la pareja presidencial, tema en el estaría involucrado el empresario tamaulipeco Juan Armando Hinojosa Cantú, originario de Reynosa y quien serviría de prestanombres.
La casa con valor de 7 millones de dólares, estaría a nombre de una de las empresas del tamaulipeco. Este suertudo ha sido de los constructores favoritos de EPN desde que fue gobernador del Edomex. Recordemos que hasta es compadre del mismo, el presidente fue testigo de la boda del hijo de Hinojosa Cantú.
Habrá también que ver quienes de los suspirantes a la gubernatura tamaulipeca salen salpicados con el escándalo del de Reynosa, porque sin duda hay los que lo ven como su contacto con Los Pinos y no creo que en los próximos meses quiera estar metido en líos mediáticos.
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