MADRID, España.- Un estudio reciente publicado advertía de que los dispositivos que emiten luz para la lectura, la comunicación y el entretenimiento y que usamos antes de irnos a dormir no solo reducen la melatonina sino que también prolongan el tiempo que tardamos para dormir, retrasan nuestro reloj circadiano, reducen la cantidad y retrasan el sueño REM, reducen también el estado de alerta al despertar y lo aumentan por la noche, lo que conduce a que retrasemos la hora del sueño.
Estos dispositivos, advierte el estudio, tienen efectos biológicos que pueden perpetuar las deficiencias en el sueño e interrumpir los ritmos circadianos pudiendo tener efectos negativos en nuestra actividades y nuestra salud.
Lo preocupante es son cada vez menos quienes están exentos de padecer estos problemas. Una encuesta de la Fundación Nacional del Sueño asegura que cuatro de cada diez estadounidenses llevan sus móviles a la habitación cuando van a acostarse. La encuesta señala que los menores de 30 años tienen mayor costumbre de hacerlo que el resto de grupos (lo hace un 72% de entre 13 y 18 años y un 67% de entre 19 y 29 años).
El problema no es solo el de la luminiscencia de las pantallas, sino que el sueño se ve afectado por otro problema: «el uso de estos dispositivos como inagotables emisores de información, muchas veces de forma excesiva y compulsiva y segundos antes de cerrar los ojos hiperexcita nuestro cerebro y luego, en cambio, pretendemos que nuestro cerebro “desconecte” para dormir de forma rápida y sencilla generando una doble adicción: la tecnológica y la de la necesidad de un fármaco para dormir. Y todo ello contando con que seamos capaces de apagar estos dispositivos y no encenderlos mientras dormirmos porque, de lo contrario, los sonidos, vibraciones y destellos también podrían despertarnos y alterar nuestros ciclos de sueño.
Su interferencia negativa es predominantemente a la hora de conciliar el sueño, provocando un insomnio de inicio pero también hay casos en en los que la afectación es más continuada y genera incluso despertares intrasueño, provocando lo que llamamos insomnio de mantenimiento.
Para evitar estos problemas, se recomienda desconectar todo una hora antes de acostarnos y mantener los móviles y portátiles apagados y fuera de la habitación durante nuestro sueño. De hecho, la solución para dormir bien no siempre es farmacológica y muchas veces una terapia medico-psicológica personalizada y especializada es la clave para resolver un trastorno de sueño.
Otro estudio sobre este asunto del Instituto Politécnico Rensselaer aludía que la melatonina se reduce en un 23% con dos horas de exposición a los dispositivos. La investigadora principal del estudio, Mariana Figueiro recomendaba a los fabricantes la creación de dispositivos más «amigables» con nuestro reloj circadiano.
Con información de ABC