CIUDAD VICTORIA, Tamaulipas.- Cuando uno de los habitantes del ejido Celaya – El Triunfo II, realizaba trabajos en su parcela, descubrió una figura al que los arqueólogos le han bautizado como “El Señor de la Muerte”. Su figura está tallada en piedra, no se distinguen ojos, sólo dos orificios que asemejan las cavidades del ojo.
Esto ocurrió en el año 2006, en el municipio de El Mante, Tamaulipas. De inmediato el resto de los hombres y mujeres del sitio se persignaron en el lugar y decían: “Es la primera vez que sale un Dios”, narra Carlos Vanueth Pérez Silva, arqueólogo del INAH, Delegación Tamaulipas.
El sitio aún no termina de explorarse, pero a diferencia de San Antonio Nogalar, cuenta con el respeto de los vecinos, las nuevas civilizaciones que hacen su vida, en las zonas antes pobladas por sus ancestros.
El Celaya – El Triunfo, El Sabinito y Balcón de Moctezuma, se identifica la cultura material de Tamaulipas, es decir, todo aquello que el ser humano ha creado, ya sea en los tiempos actuales o en el pasado.
“El Triunfo II, es zona huasteca, está al sur de la cabecera municipal, en El Mante. Es una zona de muchos paisajes, vamos a observar restos de algunos sitios, tuvieron ocupación en varios momentos, pero casi todos hacia el año 1200 a 1550, que es cuando se da también el proceso de la conquista. Muchos de estos sitios modificaron sus hábitos, no es que hayan desparecido totalmente”, explica.
Justo en ese espacio apareció El Señor de la Muerte, el tractor lo removió y la pieza se encuentra casi completa y en año 2007 vuelve a ocurrir otro hallazgo, esta vez una especie de marco.
Con una toma satelital, los arqueólogos observaron que en la zona existen montículos que los habitantes reconocen como ruinas de los ancestros, las cubre la vegetación nativa, pero se muestran claramente estructuras cuadrangulares.
Es hasta el año 2008 cuando se inician los trabajos de manera formal iniciando por el recorrido para la delimitación de la zona que ocupa 40 hectáreas.
El Señor de los Muertos, adquiere su nombre con base en algunos indicios de la cultura huasteca, y explica, “Entre los huastecos actuales hablan de un lugar donde viven los señores del inframundo, lo menciona en un artículo la antropóloga Julieta Valle, donde habla de estos seres a quienes no se les debe ofrendar nada que sea de primera calidad. A ellos se les ofrenda cosas podridas, descompuestas; sin embargo, eso aún hay que analizarlo”.
La estela, el segundo hallazgo, se ha comparado con otros objetos ya analizados, incluso en el museo “Adela Piña”, en Mante, se ubica un rostro muy similar a la piedra encontrada en el ejido Celaya. Sin embrago, uno tiene más detalles en su elaboración. Al comparar los elementos que se han encontrado diseños complejos y piedras verdes, relacionadas con símbolos de belleza”.
La escultura con poco más de dos metros de largo, se establece entre los años 900 y 1200 D.C., representa un personaje humano con la cabeza descarnada.
Hasta ahora los hallazgos observan relación con la zona arqueológica de Tamtoc, pero los trabajos continúan para realizar estudios que puedan arrojar fechas específicas entre los materiales encontrados, y las plazas, que no se han afectado con el tiempo y que pueden contener centros ceremoniales y por tanto información de quienes les habitaron.