1.-El presidente de México tiene cierta razón respecto del populismo, término este utilizado en el mundo globalizado contra aquellos gobernantes y líderes que consideran una forma diferente de resolver la problemática social, lo cual es al final de cuentas un sistema válido en circunstancias especiales. No todas las economías ni las sociedades están obligadas a depender de la conciencia capitalista que no es otra que hacer negocios y dinero a la sombra del poder y en perjuicio de las naciones débiles. Desde luego que el populismo es un riesgo, que en muchos casos ha sido superado con éxito y ejemplos históricos sobran.
El asunto es que durante su reunión con el priismo el fin de la semana anterior, Peña Nieto fue reiterativo sobre el presunto daño causado por dicho sistema el cual aseguró: “trae solo desgracias contra las democracias por su demagogia e irresponsabilidad”. A lo mejor, pudiera ser, quizá, tal vez, igual y sí. Uno nunca sabe. Lo que sí sabemos es que el PRI, con sus raras y admiradas excepciones, ha sido fuente inagotable de populismo. Y ni modo que sea invento. Baste recordar a Luis Echeverría, López Portillo o Carlos Salinas de Gortari, cada quien con su cada cual programa de gobierno que dejaron al país poli contundido, triste, somnoliento y sin ilusiones, por decir lo menos. El primero fue creador de empresas estales que luego se convirtieron en el gran fracaso con cargo a la economía nacional heredando una burocracia institucionalizada y deudas por doquier que siguen dando dolores de cabeza a la república. LEA quiso lavar el rostro del régimen anterior del que había sido secretario de Gobernación con las consecuencias represivas harto conocidas y, sin embargo, pasó a la historia como otro de los grandes falsarios de la realidad. Del segundo, sea López Portillo, recordéis la frivolidad de su régimen con una esposa (doña Carmen no Sasha) que se cansó de viajar quesque “llevando cultura” aunque solo hizo el ridículo ante el mundo-mundial. Y deje que no pudieron existir escenas más grotescas como las protagonizadas por don José como la ocurrencia de privatizar los bancos, los lloriqueos en pleno informe de gobierno, las exclamaciones novelescas de perdón a los pobres y por supuesto el chiste aquel de que defendería el peso “como un perro”. En cuanto a Salinas tendríamos que recordarle la piadosa mentira de que los mexicanos habíamos ingresado al selecto grupo de países desarrollados gracias a su generoso gobierno y a programas como “Solidaridad” que a su merced redituaron grandes ganancias políticas, mientras a los naturales solo frustración al retornar a su estatus de marginación y olvido.
Considerando estas verdades históricas, el escribidor no está seguro cuál es la línea que divide al PRI del populismo. ¿Tendrá algo que ver con la cruzada contra el hambre, cuyo objetivo pareciera beneficiar solo al tricolor sumándole votos?. ¿Y qué tal las constantes afirmaciones de César Camacho en sentido de que los mexicanos estamos mejor que nunca gracias a las conocidas reformas, cuando la realidad se presenta diferente?. ¿No será demagogia la verdad institucional relacionada con el golpeteo inmisericorde de la economía gringa contra el peso y el petróleo y la política interna más cercana a la discriminación y persecución que a los acuerdos a través del diálogo civilizado y tolerante tal cual sucede en las democracias avanzadas?. Será cosa de reflexionar sobre la demagogia que ha caracterizado al tricolor sexenio tras sexenio, por lo pronto este lunes el presidente Peña Nieto reconoció que las políticas sociales no han sido suficientes, aunque entre líneas rechazó que la pobreza hubiera aumentado. Digamos que se encuentra en calidad de “estable”, como dicen los médicos cuando la crisis del paciente hace temer lo peor en cualquier momento. Sea como te vas, regresas de la esquina pero te vuelves a ir para no volver.
2.-Le recuerdo que la novela “Érase un periodista” del autor de esta columna, aún la puede adquirir en las oficinas de EXPRESO. ¡Saque provecho cultural a sus vacaciones!.
De manera que el populismo fue tema que ocupó la parte más importante del discurso presidencial. Fue en cierto sentido un mensaje sin intermediarios para López Obrador por la sencilla razón de que está en la mejor circunstancia de recoger la inconformidad convirtiéndola en votos para su causa en el 2018. Visto así, AMLO es el enemigo a vencer en considerando que podría ser la opción válida de cambio después del fracaso de la alternancia PRI-PAN. No dudéis entonces, que al rechazo institucional de “el peje” pronto se unan, además de los azules, los verdes, panalistas y por supuesto el perredismo disfrazado de gracioso bufón palaciego o de corderito adormilado con derecho a viajes y apapachos presidenciales de todo tipo, que no es lo mismo pero es igual.
En los próximos tres años AMLO puede convertirse en lo que fue durante el proceso contra Calderón y de esta forma “aterrizar” con el proyecto de nación madurado desde hace tanto tiempo. Ya tuvo la experiencia en el gobierno del DF. Ahí se le recuerda por la transparencia en el manejo de los recursos, los beneficios sociales que perduran y desde luego por la modestia y sencillez con la que se condujo desde el poder. Y esto es algo que sus adversarios no han podido borrar ni siquiera utilizando la complicidad de la izquierda amaestrada a la que ahora se une Miguel Ángel Mancera.
Con el ejemplo anterior “el peje” no puede ser considerado “populista”, “demagogo” o “irresponsable”. Estos calificativos se acomodan mejor a presidentes surgidos del PRI como LEA, JLP y CSG, después de tantísimas desgracias que mantienen a la república al filo de la navaja o de la quiebra, que para el caso es lo mismo.
SUCEDE QUE
Pareciera que la gubernatura se ha convertido en una obsesión para Enrique Cárdenas del Avellano. El anterior fin de semana reiteró que va por el puesto sexenal más importante, aunque “siempre dentro del PRI”. Enrique es otro de los que están ante su última oportunidad, él lo sabe, de ahí el riesgo de que pueda sucumbir al canto de sirenas de cualquier partido en busca de candidato. De no resultar su proyecto dentro del PRI, ojalá que la lealtad dignifique al menos su paso por la política.
Y hasta la próxima.