CIUDAD VICTORIA, Tamaulipas.- Jeraldine Ortega y Guadalupe Solís son dos chicas comunes, dos ciudadanas más, pero sin el derecho a casarse por ser una pareja del mismo sexo. Como ellas, en Tamaulipas existen al menos cinco mil 200 familias homoparentales, es decir, formadas por personas del mismo sexo, que viven sin protección de las leyes estatales.
La Suprema Corte de Justicia de la Nación determinó en junio pasado que “la Ley de cualquier entidad federativa que, por un lado, considere que la finalidad del matrimonio es la procreación y/o que lo defina como el que se celebra entre un hombre y una mujer, es inconstitucional”. Sin embargo, en Tamaulipas el tema no ha sido legislado.
El más reciente censo realizado por el Instituto Nacional de Geografía e Informática, estimó que seis de cada mil hogares en el país son parejas homosexuales. En Tamaulipas hay 868 mil hogares, es decir, hay un aproximado de cinco mil 200 están conformados por parejas del mismo sexo.
Además, el propio INEGI revela que tres cuartas partes de las familias homosexuales tiene hijos, es decir, unas mil 750 parejas en este estado, siendo esto más frecuente en las parejas de mujeres. Sin embargo, al no garantizarse sus derechos, las parejas se encuentran ocultas, sin reconocimiento legal, ni derechos.
El 12 de junio del 2015, la Primera Sala de la SCJN resolvió un amparo en revisión relacionado con la legislación de Colima, la cual establece que el matrimonio se circunscribe a un hombre y una mujer, pero prevé la figura especial del “enlace conyugal” para dos personas del mismo sexo.
La Suprema Corte determinó que el régimen conyugal distinto del matrimonio previsto en la legislación del estado de Colima para las parejas homosexuales violaba el derecho a la igualdad, por lo que resolvió que “bajo ninguna circunstancia se puede negar o restringir a nadie un derecho con base en su orientación sexual”.
Las familias conformadas por gays y lesbianas han sido arreglos familiares existentes desde mucho antes de que se legalizara el matrimonio entre personas del mismo sexo. Con el reconocimiento legal y los derechos garantizados, estas familias tienen más visibilidad y más herramientas para exigir sus derechos.
La última encuesta del Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación publicó que uno de cada dos homosexuales dice que la discriminación es su principal problema. La encuesta señaló que 16.7% de las mujeres lesbianas y 10.6% de los hombres homosexuales han percibido rechazo en los servicios de salud.
Las tamaulipecas Jeraldine Ortega y Guadalupe Solís conocen bien el tema, lo viven día a día.
Las chicas tienen dos años de relación. Han formado una familia, pero su unión no tiene reconocimiento legal, dicen que se les ha negado ese derecho.
“Más que todo, nosotros queremos formar una familia, amar, vivir, soñar y formar una familia, queremos casarnos porque para nosotros es sellar ante la ley y ante Dios, porque todos somos hijos de Dios y tenemos los mismos derechos, porque somos una familia”, expresa Jeraldine.
“La homofobia lamentablemente se da, la gente está cerrada, solo porque nos gusta nuestro mismo género, sin cuestionar nuestra calidad humana. La palabra lesbiana para muchos es sinónimo de morbo y asco, pero muchas de nosotros tenemos más cualidades que otras personas, no por ser lesbiana o gay vales menos. Gente buena hay en todos lados”.
La pareja tiene el reconocimiento de su familia, de sus amigos, pero no de la ley, hasta ahora, manifiesta Guadalupe.
Iglesia no discrimina… pero no avala uniones gay
La iglesia Católica insiste en que las uniones entre personas del mismo sexo son antinaturales.
El obispo de la Diócesis de Victoria, Antonio González Sánchez, señaló que el matrimonio es la unión entre un hombre y una mujer.
“La biblia habla de que Dios creó al ser humano en dos sexos, de que por eso el hombre dejará a su padre y a su madre, se unirá a su mujer, y juntos serán una sola cosa. Eso es el matrimonio, lo demás no es matrimonio”.
Subrayó que la iglesia no discrimina a las personas homosexuales, pero no por ello aceptará sus uniones.
“De las tendencias sexuales de cada persona, no se trata de marginarlas, merecen respeto como personas que son, pero lo otro no es matrimonio, hay que recordar que uno de los fines del matrimonio es la procreación”.