“Los Estados siempre buscarán mantener el monopolio de la violencia dentro de un territorio determinado” Weber
La semana pasada me encontré en la página del CIDE (Centro de Investigación y Docencia Económicas) un ensayo elaborado por los investigadores Guillermo Trejo y Sandra Ley, el cual titulan “Federalismo, drogas y violencia. Por qué el conflicto partidista intergubernamental estimuló la violencia del narcotráfico en México”. En dicho estudio, señalan que hubo un aumento notorio en la violencia criminal en el país debido a la intervención del Gobierno Federal en la guerra contra las drogas en el 2007, fungiendo como Presidente Felipe Calderón Hinojosa (FCH).
Agregan que los funcionarios gubernamentales usan estratégicamente la aplicación de la ley y “administran” la violencia, en lugar de reprimirla, buscan monopolizarla y castigar únicamente en la medida que arroje beneficios electorales. Para estos investigadores, Felipe Calderón utilizó la estrategia para su beneficio político, pues en vez de reducir la violencia, la intervención la aumentó seis veces, expandiendo cárteles y haciendo que éstos exploraran nuevos mercados (extorsión, secuestro, tráfico de personas y saqueo de recursos naturales).
Otra cuestión que me llamó la atención de dicho estudio, es que establece que FCH, siendo titular del ejecutivo federal, desarrolló intervenciones de seguridad coordinadas en regiones bajo el control de su partido político (PAN), mientras que en los estados o municipios de oposición (PRD y PRI) optó por una estrategia de confrontación, desprotección, enjuiciando a sus gobernantes opositores y los expuso en medios nacionales como ineptos y corruptos, es decir, politizando la seguridad, ¿será?
En el tema de la violencia, el sociólogo noruego Johan Galtung, introdujo el concepto del “triángulo de la violencia”, para él existen tres tipos de violencia, cada una es una esquina
del triángulo, la punta de dicha figura la maneja como la violencia directa, que es la física o verbal, siendo la más visible; pero en las otras puntas existen la violencia estructural y la violencia cultural, que son invisibles, pero no menos violentas, ya que son las raíces de la violencia directa, son las que causan ésta, se traducen en explotación, racismo, sexismo, corrupción, marginación, entre otras. También, hace un análisis sobre la paz negativa versus la paz positiva, al concluir que la paz no es únicamente la no agresión, si no también, fomentar
las relaciones pacíficas entre los estados, lo que define como paz positiva, el hacer.
Actualmente en Tamaulipas, durante este tiempo electoral, se vive un ambiente tenso y esa tensión produce actos violentos, ya se han suscitado eventos de este tipo donde personas de grupos políticos opuestos terminan en agresiones físicas. Lo más grave es la politización de la violencia, es decir, que la violencia juegue un papel preponderante en las elecciones, y esto se traduce desde amenazas verbales o físicas para incoar el voto por un candidato, abusar de la ignorancia o necesidad del electorado, hasta realizar actos vandálicos para desestabilizar el orden (coches bombas, obstrucción de la vía pública, entre otros).
La ciudadanía debe tener libertad de emitir su voto sin ningún tipo de intimidación, es obligación del Estado garantizar el goce y disfrute de este derecho humano, activar los mecanismos necesarios para que esa libertad se haga efectiva, regresar la esperanza al electorado.
Dicen que en la política no hay coincidencias, ¿habrá relación entre el aumento de violencia en el estado y el inicio de las campañas electorales? ¿quién o qué provoca esto? Cada quien concluya lo que guste.
RECOMENDACIÓN SEMANAL: Poema “No te rindas” del uruguayo Mario Benedetti.
Twitter: @arnhuerta