¿Usted puede creerlo? En este mismo espacio editorial hace unas semanas le comentaba sobre el desabasto de gasolinas en tres estados del sur de México ocasionado por los bloqueos de la Coordinadora Nacional de la Educación (CNTE) y ahora resulta que una de las seis refinerías de Petróleos Mexicanos (PEMEX) que tiene para el consumo nacional, situada en Cadereyta, Nuevo León, detuvo sus operaciones temporalmente por la escasez de suministro de agua.
Aunque fue una medida temporal, lo que destaca es la incapacidad sea técnica, económica o de nueva infraestructura, pues hasta la gente del campo desde el año pasado esperaba fuertes sequías para este ciclo, refiero lo anterior pues PEMEX argumentó que el paro de operaciones de la Refinería Héctor R. Lara Sosa se debió a la disminución en la presión de agua del río Ramos, mismo que alimenta las calderas del complejo petroquímico que aporta nada más 19 por ciento de la producción nacional de gasolinas, así como 16 por ciento del total de en diésel y turbosina.
Claro, el vocero de la Empresa Productiva del Estado se respaldó en el argumento que el paro realizado por la refinería localizada en Cadereyta, Nuevo León, para el abasto de gasolinas en México pudiera ser resuelto con la refinería ubicada en Madero, Tamaulipas, o bien, por la importación de hidrocarburos aprovechando la cercanía de la frontera con Estados Unidos; que por cierto, en esta misma semana pasada se dio a conocer que por primera vez en la historia de PEMEX se importarán 62 por ciento de las gasolinas que se consumirán en el país, esto tras conocerse la última orden de compra requerida y aprobada, por 504.6 mil barriles diarios (MBD) sólo en julio para satisfacer la demanda nacional de 815 MBD. ¡Qué tal!
Mientras en México se está presentando desabasto en las gasolinas, un hecho que sin duda le pone presión al precio hacia el consumidor, adicionalmente existe un incremento en el consumo nacional; por otra parte en Estados Unidos se pusieron nerviosos los mercados pues se está presentando un debilitamiento en las compras nacionales de los hidrocarburos descendiendo de 10.15 a 10.07 millones de barriles diarios (MBD), además, sucede que los inventarios de gasolina tuvieron un incremento de 1.21 millones de barriles, para alcanzar un máximo de siete semanas, de 240 millones de barriles.
¿Qué sigue? ¿Qué Estados Unidos nos venda sus excedentes en los inventarios de gasolinas? ¿Qué México compre hidrocarburos estadounidenses para regresar la calma a los mercados de ese país? ¿Qué PEMEX haga una fuerte reestructuración para sobrevivir ante un nuevo escenario? ¿Qué se acelere la llegada al territorio mexicano de empresas gasolineras extranjeras? ¿Y mientras tanto, qué?
Estas son las facturas en dos vías que afectaron a PEMEX, por una vía tantos años de un paternalismo a ultranza y por la otra, al mismo tiempo, ordeñándola tributariamente con altos costos a largo plazo. Es bueno que ahora esté como un competidor más del mercado nacional, pero ¿Alcanzará a reinventarse y sobrevivir? ¿Usted qué opina?
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