Grosero, corriente, vulgar, burdo, penoso, detestable, nefasto, reprobable, vergonzoso. No sé cuál de todos los adjetivos utilizar para calificar el comportamiento del entrenador de Correcaminos, Pepe Treviño, quien ayer estuvo a punto -otra vez- de liarse a golpes con un grupo de aficionados que le recriminaron el muy pobre rendimiento del equipo.
Primero un aficionado llegó con una manta al entrenamiento del cuadro naranja al Estadio Marte R. Gómez exigiendo al menos un triunfo en el Clásico Tamaulipeco del viernes.
La gota que derramó el vaso fue otro grupo de aficionados que se apostaron en la zona de plateas para decirle de todo al timonel naranja que liga tres derrotas consecutivas y de ocho partidos cinco los ha perdido.
No se justifican las formas de reclamar de los aficionados y eso no lo voy siquiera a señalar, pues podrán estar o no en su derecho, alguien tiene que hacer reaccionar a este equipo, que desde su presidente hasta el último de sus jugadores se les olvidó lo que la camiseta representa; lógico, eso ya hartó a la gente.
“Pendejo, aquí no estás pagando boleto, aquí no vengas a gritar” encaró a metros de distancia el entrenador que interrumpió su trabajo para engancharse con el grupo de jóvenes aficionados. “Pendejo” le reiteró este hombre que si no fuera porque así lo dicta la historia, nadie creería que tiene más de tres décadas en el futbol con la poca inteligencia que proyecta.
A ninguna mente dentro del Club Correcaminos se le ocurrió pensar que el ambiente está muy caliente como para ir al Estadio a sostener una práctica donde estás expuesto a todo, incluso a la crítica más dura. Digo, hay que recordar que el estadio no es de Correcaminos, ni pueden cerrar la puerta, ni tampoco es obligatorio entrenarse ahí.
Mucho menos se les ocurrió diseñar una estrategia en la que previnieran la presencia de los aficionados y tuvieran orden en el acceso y control de la gente, que hasta eso era un puñado y aún así se volvieron locos.
Pepe Treviño es impredecible: cuando uno cree que ya no se puede equivocar más, resulta que si, tal y como lo hizo ayer que de no ser porque le cerraron la puerta y porque se atravesó en su camino Ricardo Chávez Medrano se va a los puñetazos con los mozalbetes.
No nos olvidemos que hace unas semanas, Treviño casi se le va a los golpes a un aficionado en las tribunas en pleno partido cuando estuvo dirigiendo desde las gradas tras la expulsión en Atlante, por lo que el comportamiento ya es reincidente.
Si, Pepe Treviño ya le faltó al respeto a la institución con muy pobres resultados; sí, ya lo hizo también justificando cada una de sus derrotas; también le ha faltado el respeto a los jugadores de las fuerzas básicas, pues en contubernio con Gastón Obledo están acabando con carreras de jugadores que al mismo club le ha costado ir desarrollando por años.
Súmele ahora que otra vez quiso llegar a los golpes e insultó a unos aficionados escudándose en qué también le hacían lo mismo, cuando tenía en plena cancha que haber cumplido con lo que su labor le obliga.
Desde hace semanas, muchas semanas Pepe tiene la cabeza en otro lado, perdiendo el tiempo leyendo lo que se dice de él en las redes sociales donde no se encuentra nada bueno y más se frustra, donde los únicos comentarios que salen en su defensa son los de la camarilla que le arropa y que ahora hasta chamba de ‘bots’ tienen.
¿Y la directiva?. Bien, gracias. Ni sus luces del presidente en el entrenamiento que a través de redes sociales de daba cuenta del ridículo que su entrenador estaba haciendo en el estadio.
Una directiva que ha dado manga ancha a un técnico que no tiene absolutamente ningún resultado que le respalde para seguir dirigiendo en el futbol mexicano, pues como entrenador sólo acumula fracaso tras fracaso y esa frustración la viene a desembocar acá a la menor provocación.
No señores, no esperen que la directiva aplique un correctivo, un descuento en su quincena, una disculpa pública, un comunicado, al menos un tuit disculpándose por el comportamiento del entrenador, ni siquiera que lo vayan a correr; no, no pierda el tiempo.
Al contrario, para tapar el vergonzoso comportamiento de su entrenador, dan a conocer la contratación de Armando Pulido que llega a préstamo por seis meses y lo utilizan como chivo expiatorio para apaciguar los ánimos de la afición pues terminó siendo blanco de las críticas en las redes.
Armando es el menos culpable, coincide que su liberación para poder volver a jugar se da a la par del ‘perdón’ que Tigres le dio a su hermano Alan; lamento reconocer que el victorense de condiciones extraordinarias, llega en el peor momento a un equipo que está en problemas deportivos y un técnico en crisis no sólo estadística sino hasta nerviosa.
Poco abona el técnico a la intención de una directiva que ante los inminentes cambios se quiere quedar, pero todo indica que junto con su entrenador, de que se van… se van.
@luisdariovera