En su toma de protesta como gobernador de Tamaulipas, Francisco Javier García Cabeza de Vaca pronunció las palabras que todos los tamaulipecos querían escuchar: el cambio es un compromiso, y enumeró acciones concretas. Luego de una tersa transición en la que fue siempre notorio el trato cordial entre el gobierno saliente y el entrante, abundaban los pronósticos que cancelaban la posibilidad de acciones que cortaran de tajo con todos los vicios y perversiones que durante años caracterizaron el ejercicio del poder.
Por lo pronto el discurso del nuevo gobernador parece abrir la puerta de la esperanza a una nueva etapa en la historia tamaulipeca. Unas cuantas palabras del nuevo gobernante resumen lo que por años ha sido reclamo y expectativa: Se aplicará todo el poder de la Ley en contra de los que la han infringido por mucho tiempo, estén donde estén. “El que la hizo lo pagará, el que la haga lo va a pagar”, es una frase que sintetiza uno de los principios elementales del contrato social pero que por mucho tiempo permaneció arrumbado.
Fue tajante al decir que no habrá borrón y cuenta nueva luego de tantos años de impunidad, de aprobar una deuda pública exorbitante cuyo destino final se desconoce, de solapar a líderes sindicales corruptos, de todos los bienes propiedad del gobierno que han quedado en manos de particulares.
Esa parte del discurso, es justo lo que mencionamos en una columna anterior sobre los alcances de las acciones que Francisco Javier García Cabeza de Vaca tendría que emprender para frenar tantos años de pisotear la Ley y de ser utilizada por la clase política para abusar y delinquir.
El nuevo gobierno pone sobre la mesa un tema que en los últimos gobiernos del priismo se ocultó, en un periodo donde además se cometieron los peores excesos en el manejo los recursos públicos. Como lo mencionó el gobernador Cabeza de Vaca también en su discurso, “los indicadores negativos que sufre hoy el estado son consecuencia de la corrupción y la impunidad que permearon a las instituciones del Ejecutivo y que permearon también a los otros poderes del Estado”.
La degeneración de las instituciones se tradujo en disfuncionalidad, en incumplimiento de sus responsabilidades más esenciales. Consecuencia: la infraestructura de la mayoría de las ciudades tamaulipecas se encuentra en condiciones deplorables, destruída, la falla en los servicios elementales, las cifras del delito que no bajan, y una deuda que por más de medio siglo todos los tamaulipecos tendremos que pagar.
Habría que emprender una investigación en torno a las figuras del sector público y privado que por más de dos sexenios concentraron en su beneficio todos los contratos en diversos sectores del Gobierno. Constructoras, comercializadoras y farmacéuticas amasaron inmensas fortunas por la vía de la complicidad, de la asociación delictuosa. Negocios de familias, de compadres, de amigos, muy lejanos todos del interés público.
Así se fraguó la ruina de Tamaulipas. Los bienes y los recursos de la sociedad construyeron enormes reservas patrimoniales de unos cuantos clanes super poderosos a lo largo de décadas.
Es en ese punto esencial de la realidad estatal, donde el cual la entrante administración, si quiere y se decide a emprender el verdadero cambio, tendrá que emprender las acciones necesarias para liquidar a la verdadera mafia del poder. Detrás de las figuras públicas visibles, también involucradas, está un selecto grupo de personajes que sin haber ocupado un puesto relevante en el servicio público, han aprovechado de la impunidad para generar fortunas, fincadas en el manoseo de los recursos presupuestales que provocaron los altos niveles de endeudamiento que tiene el Estado.
El gobernador Francisco Javier repetía apenas ayer que la deuda pública de Tamaulipas es de 17 mil millones de pesos. Pues bien, tan sólo en este sexenio, dos constructoras, Transportaciones y Construcciones Tamaulipecos SA de CV, y Construobras de la Garza SA de CV, gestionaron obra pública estatal cuyo monto en total asciende a los casi cuatro mil millones de pesos. Es tan sólo un botón que sirve de ejemplo.
La primera, Tracotampsa es propiedad del empresario reynosense Rolando Cantú Barragán, primo del célebre constructor y compadre de oro, Juan Armando Hinojosa Cantú, el mismo que otorgó al presidente de la república una casa en Interlomas a cambio de ganar la licitación para la construcción del tren México-Querétaro.
El negocio que tiene con el gobierno del estado es sólo una parte, ya que la constructora del poderoso primo Cantú Barragán ejecuta otra parte del proyecto aeroportuario para la SCT y y contratos multimillonarios con Pemex.
La segunda constructora Construobras de la Garza, es propiedad de Luis Alfonso de la Garza, un empresario oriundo de Piedras Negras, Coahuila y su trayectoria como constructor inició bajo la protección de Fernando Cano, empresario cercano a los tres gobernadores anteriores.
En todo este tiempo, no existe un año en las licitaciones de obra pública estatal o federal, en la que no se le haya otorgado una tajada multimillonaria a la empresa del constructor coahuilense que tiene sede en Ciudad Victoria.
La peculiaridad de ambas empresas consiste en su rápido crecimiento y en los montos que recibieron a pesar de que aparecen ante CompraNet como medianas.
En obra pública estatal y federal, acapararon por casi una década el 40 por ciento del presupuesto destinado a infraestructura en Tamaulipas.
En otros sectores, existen otras empresas que aprovecharon bien durante años su cercana relación con el poder en turno del priismo para hacer negocios.
Aunque Ciudad Victoria no cuenta con una industria farmacéutica además de no tener en sus inmediaciones una región cuya actividad económica se dedique a ese rubro, existe una empresa dedicada a surtir medicamentos en el sector salud del estado y también en el federal.
La empresa HISA Farmacéutica SA de CV, ha obtenido en los últimos cinco años más de mil 600 millones de pesos como abastecedora de los hospitales tamaulipecos y de otras partes del país.
El propietario de dicha empresa, el siriolibanés Faruk Corcuera, ha bateado fuerte durante tres sexenios y es un personaje altamente cuestionado por su turbulenta historia no sólo en Tamaulipas, también en otros estados de la república como Quintana Roo y Aguascalientes.
Entre otras de las constructoras con menor acaparamiento del erario pero igual de significativo se encuentran: Construye de Victoria, Dragados Ecológicos Generales del Norte SA de CV, Inmobiliaria Santa Dolores, Materiales, Construcciones e Ingeniería SA de CV, Zigma Construcciones y Proyectos Integrales SA de CV, Gasificadora del Norte SA de CV, Lucamax SA de CV, Transformación Tecnológica de Tamaulipas.
Estos son tan sólo unos cuántos de los muchos involucrados en el saqueo presupuestal durante lustros.
La inmensa deuda que tiene el estado tuvo beneficiarios de carne y hueso. Son los mismos que en los últimos 40 años han metido mano en el patrimonio de los tamaulipecos.
¿Hasta dónde llegará la limpia? La pregunta seguramente que pronto empezará a generar respuestas.
¿Qué pasó con los desaparecidos?
Cabeza de Vaca fue tajante también en dar respuestas a uno de los capítulos más dolorosos en la historia de Tamaulipas: las desapariciones.
Tamaulipas es el primer lugar en cuanto el número de desaparecidos, algunas de nuestras ciudades del estado superan el récord de estados completos. El drama se respira en cada rincón, se ve en cada familia que busca desesperada a sus seres queridos.
La disyuntiva del actual gobierno será hacer valer el poder de la Ley, en un asunto que alcanza a dos sexenios federales y dos estatales donde la complicidad o la omisión engendran y acumulan culpabilidades. Además de las fricciones que tendrían con el gobierno de Enrique Peña Nieto.
Por lo pronto, empezar a resolver el caso de las desapariciones daría una gran fuerza moral al hoy gobernador del estado. Una labor así quedaría grabada en la historia, aunque en el trayecto tenga que sortear todo tipo de obstáculos e intereses.
La recompensa: más de seis mil familias le agradecerían saber qué fue lo que en realidad pasó con sus hijos, hermanos, esposos o amigos desaparecidos.