¿Recuerda usted a Rubén Aguilar Valenzuela?
Si tiene alguna duda sobre quién es este personaje, me permito recordarle las pintorescas y divertidas parodias que difundía la televisión durante la administración del entonces presidente Vicente Fox Quezada.
La frase “lo que el presidente quiso decir…” fue en esa etapa uno de los íconos mediáticos y sociales con los que se definía al gobierno de “Chente”, como lo llamaba la esposa del mandatario, Martha Sahagún.
Si se pregunta usted a qué viene esta recapitulación del pasado reciente, me permitiré explicarlo.
Tal vez algunos puedan ver lo anterior sólo como un tema para el anecdotario, pero en el terreno político de Tamaulipas un nuevo trabajo, si así se le puede llamar a lo que significaría desempeñar esa tarea, podría enfilarse a ser no uno de los más importantes, pero sí de los más llamativos.
Ofrezco una disculpa por caminar en el filo de lo que podría definirse popularmente como “cachondeo”, pero esta columna ha recibido en los días cercanos una serie de comentarios sobre un hecho singular:
Muchos de los servidores públicos que ya han tenido la oportunidad de platicar con las nuevas Secretarias –y Secretarios– del Gobierno del Estado, confiesan navegar en el mar de la confusión, porque según ellos, no entienden lo que ahora les piden o por lo menos no entienden qué tienen qué hacer para tratar de cumplir lo que les piden.
No es un trabalenguas ni un festivo juego de palabras. Es la opinión coincidente de un buen número de burócratas de diversos niveles, que me atrevo a hacer pública en este espacio.
¿Y qué tendría qué ver don Rubén con todo esto?
Él nada. Su ex trabajo, mucho.
Para enfrentar esa falla en la comunicación, habría que crear de acuerdo a las circunstancias descritas, una chamba similar a la del señor Aguilar en la presidencia foxista –la cual merece todo mi respeto– en varias de las dependencias estatales, porque hasta ahora los empleados no saben si seguir haciendo lo mismo-en muchos casos sólo rascarse la cabeza u otras cosas– tratar de cambiar lo que hacen o la más cómoda: no hacer nada. Y de las tres opciones nada es bueno.
¿Cuál es entonces el empleo que podría ser una moda laboral?
Simple: Cada vez que se gire una instrucción desde la silla del jefe, un clon región 4 de Don Rubén debe saltar al escenario para repetir una frase conocida:
“Lo que el Secretario quiso decir…”
Y todos contentos…
Los “Pejes” de Tamaulipas
En el triste escenario que viven muchos ex priístas en Tamaulipas que ahora se quejan de marginación política, pudiera darse una situación que podría tomarse como paradójica, dado el distanciamiento que históricamente han sostenido los tricolores con una corriente a la cual desprecian y hasta odian: La encabezada por Andrés Manuel López Obrador.
Todos sabemos que el tabasqueño tiene sólo dos ópticas. Una es que cuando él pierde o no le salen bien las cosas, hubo engaños, abusos, traiciones y corruptelas. La otra es que cuando él gana una elección o salen bien sus proyectos, todo es perfecto, la transparencia es intachable y los mejores hombres y mujeres gobiernan.
Así, los priístas resentidos y desleales hoy curiosamente se han sumado al bando de “El Peje” y como no les ha tocado nada aún a algunos, resulta que lo que meses atrás ponderaron hoy tiene grietas y puntos falsos.
En otras palabras, el lema de esos priístas debería ser: “Todos somos López Obrador…”
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