CIUDAD VICTORIA, Tamaulipas.- El calvario empezó hace 12 años, pero en los últimos 6, el dolor creció y con él la desesperación y la impotencia, pues no hubo quién los escuchara; todos los oídos del gobierno estaban sordos, las puertas se cerraron y nadie les daba información de sus desaparecidos. Hoy, parece que los escucharán: son las familias de los desparecidos en Tamaulipas
La cifra oficial más conservadora es de 3 mil, otra es de 5 mil y 7 mil en los últimos 10 años, pero según organizaciones no gubernamentales, pues llegará hasta la escandalosa cifra de los 70 mil extraviados en el Estado.
El drama aquí es peor que Ayotzinapa, San Fernando y Coahuila, sólo que es dolor y el escándalo es más silencioso y no ha llegado tanto a los medios de comunicación o foros nacionales e internacionales.
Antes del 30 de septiembre, eran decenas de familias que agrupadas en organizaciones civiles no gubernamentales daban la cara de manera silenciosa, hoy, están apareciendo cientos y hasta pueden ser miles que ya recibieron la promesa del gobernador Francisco García Cabeza de Vaca y su equipo, de llegar al fondo, o al menos reparar los daños de las viudas y huérfanos que han quedado en el desamparo.
“Ojalá y no nos sigan viendo la cara de pendejos, porque no lo vamos a tolerar”, dice molesta y con rabia doña Cecilia, que no para de llorar desde que su hijo Gerardo desapareció en la carretera Reynosa-San Fernando, en diciembre del 2011. “Venía de Edinburg a pasar la Navidad conmigo, mi nuera y mis dos nietos. Él allá trabajaba en una florería. Tenía 5 años yendo y viniendo y le estaba yendo muy bien”.
“La última llamada que recibimos de él fue el 18 de diciembre a las 5 de la tarde cuando nos dijo que una camioneta roja con unos hombres lo
venían siguiendo en su carrito. Nunca más supimos de él. Desde entonces, todos los días lo espero sentada en la sala, mi corazón me dice que aún está vivo y yo lo voy a seguir esperando hasta que me muera”.
“Teté”, esposa de Gerardo, ya recorrió todos los panteones y todos anfiteatros y nada, “he ido a todas las fosas donde han encontrado cuerpos y no hemos dado con él. Mis hijos de 8 y 10 años, como su abuela, tienen aún la esperanza de que esté vivo. Yo ya estoy perdiendo la esperanza porque las pinches autoridades nunca me escucharon”, dice descorazonada.
El lunes 10 de octubre, en el tercer piso de gobierno, el gobernador Francisco García Cabeza de Vaca; el secretario general de Gobierno, César Verástegui, y líderes de organizaciones civiles, tuvieron por vez primera luego de seis años, el primer encuentro para exponer sus demandas y escuchar el compromiso del nuevo gobierno para dar atención a cada una de las familias de las víctimas de la inseguridad.
“Sé el dolor de cada familia por la desaparición de algún padre, esposo, hijo o hija. Pero solicito comprensión por el proceso de respuesta a las peticiones, el cual podría ser un tanto prolongado, pero de inmediato lo que esté al alcance del gobierno, se pondrá a disposición de las víctimas directas o indirectas por la desaparición de personas”, dijo el gobernador Francisco García Cabeza de Vaca, ante los miembros de “Ciencia Forense Ciudadana”, “Justicia Tamaulipas A.C.”, “Red de Desaparecidos en Tamaulipas” A.C., “Buscando a Nuestros Hijos Ausentes” y el Colectivo de Familiares y Amigos de Desaparecidos.
El compromiso del mandatario estatal fue integrar en menos de 100 días la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas, definir quiénes la conformarán y con ello cumplir lo que establece la Ley General de Atención a Víctimas, junto a la elaboración del Reglamento de Atención a Víctimas y la reactivación o integración de la Unidad de Búsqueda de personas desaparecidas.
Las palabras y el ofrecimiento de García Cabeza de Vaca, relajaron e hicieron renacer la esperanza de estas familias que por años esperaron una respuesta oficial a sus gritos y demandas desesperadas.
Josefina de León, dirigente de la Asociación Red de Desaparecidos en Tamaulipas, quien perdió a su hija hace cuatro años, dijo:
“Nos reunimos para ver el mensaje, surgió esperanza, pero necesitamos ver resultados. Hay que trabajar en ello. Hemos visto con agrado que nos haya dado una prioridad bastante buena dentro de los dieciseis puntos que abarcó su discurso, le dio una gran prioridad a las víctimas y sobre todo a las familias de los desaparecidos”.
Al principio no había caminos para buscarlos, agrega Josefina, “Antes comenzabas a hacer lo que el sentido común te dictaba: ir a la autoridad; la búsqueda era inútil, pero con el paso de los años se fueron abriendo otras alternativas y con ello la tensión familiar”.
A diario hay personas que se acercan a la Asociación “Red Desaparecidos de Tamaulipas” A.C. en busca de asesoría, acompañamiento, incluso
atención espiritual y psicológica, ella trabaja haciendo que los familiares de víctimas desaparecidos se empoderen del dolor.
Josefina se muestra fuerte, tampoco llora, sus lágrimas se quedan sólo en las orillas de sus ojos, pero el dolor que causa la ausencia de su hija se percibe en el ambiente.
La mirada de Josefina sólo se hace más penetrante y continúa la historia…
“Cuando a mí me pasó en el año 2012, a los dos días comenzamos a hacer un recorrido. Cuando acordamos, ya estábamos recorriendo todo el Estado y es bastante difícil, me apoyaba en familiares que decidieron acompañarme, he sabido que otras personas que tienen familiares desaparecidos también lo hacen. Todos hacemos lo mismo para tratar de encontrarlos, aunque otros van encontrando nuevas formas y las incorporamos”.
Enfrentarse a la desaparición de un familiar, se convierte también en un reclamo a Dios… ¿dónde estabas cuando pasó esto?, le preguntan muchos al ser supremo.
Las autoridades nunca han negado las cifras cuando llega a hablarse de más de 70 mil desaparecidos en Tamaulipas.
Cuenta que en una reunión, un encargado de antisecuestros, otro de oficinas de búsqueda y una magistrada dijeron al ver dos expedientes del año 2012…
“En 2010, 2011 y 2012, recibíamos 40 denuncias diarias de desaparición sólo en Ciudad Victoria”, si usted multiplica esta cifra por los mil días, son 40 mil.
“En Tamaulipas hay una cifra de 8 mil, el robo común no se denuncia por temor a la negligencia de las autoridades, el delito de secuestro es más del 90 por ciento y este no se denuncia por miedo. Por tanto si hay 8 mil desaparecidos, y eso lo multiplica por el porcentaje
estimado de secuestro, el resultado es más de 70 mil desaparecidos, es una cifra negra extraoficial, pero es lo que se asemeja a lo que aquel Ministerio Público dijo a bocajarro.
Josefina de León, afirma que lo que ha afectado a Tamaulipas es el silencio, ellos buscaban las respuestas para antier y han transitado todos estos años de manera lenta y casi a ciegas, al no saber a dónde acudir.
“No es privativo de Tamaulipas y hemos visto que la situación está delicada en todo el país y además no hay una ley que nos garantice y que nos permita la búsqueda de las personas bajo un esquema sistematizado y transparente para las familias. Al principio yo no lleva un registro, no lo piensas…pero con los años te puedo decir que han llegado más de 2 mil personas, sólo en Victoria tenemos un cálculo
aproximado de 800 desaparecidos”.
Además de recurrir a las autoridades, la “Red de Desaparecidos de Tamaulipas”, sí salía al campo, realizaba búsquedas exhaustivas en los sitios donde se tenían pistas.
Las marcas de pinolillo en el cuerpo de Josefina hablan de esas mañanas donde decidía salir en busca de su hija desaparecida el 22 de abril del año 2012, cuando tenía 25 años de edad.
Otro de los miembros de la organización dice:
“Yo tengo confianza en el nuevo gobierno, si ya empezó el Gobernador a hablar, ¿qué quiere decir? , qué él sí tiene la intención.
Cuando fuimos a dejar unos documentos con mi grupo, el secretario del Gobernador bajó y dijo: “Yo vengo a ayudarlos desde abajo, no desde arriba”, eso me gustó.
Luego, el Gobernador se presentó a hablar con la gente el día de la reunión, sí estamos contentos, ahora a los tres meses veremos qué resultados hay”.
Guillermo Gutiérrez Riestra, quien también estuvo en la reunión y perdió a su hija hace cinco años comenta:
“Ahora al menos nos entrevistan los medios locales, antes sólo nos buscaban los medios internacionales. Nosotros confiamos más en las redes sociales que en las autoridades, porque los organismos de la Procuraduría y de la Policía Ministerial estaban involucrados, entonces priorizamos y cada familiar se convirtió en activista”.
La espera y la realidad afrontada le ha hecho escéptico, en primer lugar porque escuchó que no había recursos y para localizar a los cientos de desaparecidos se requiere al menos gasolina.
“Hasta no ver no creer, lo grave de esta violencia es que las cifras son comparables a una guerra civil, nosotros calculamos entre 74, son miles los desplazados, los ranchos están abandonados, otros cambiaron de dueños, no hay economía nocturna, entonces nosotros no vamos a descansar hasta ver a nuestros hijos”.
En la larga espera, los familiares de víctimas desaparecidas han buscado en todas partes, entre los vivos y entre los muertos, han llegado a las cárceles para preguntar por sus hijos.
Han tratado de encontrar vínculos con aquellos infiltrados en el crimen organizado para dar con sus niños.
Han arriesgado amigos y hasta la vida misma por encontrar al menos una pista.
“Yo sé que mi hija está viva, lo siento así. Ahora cuando hablan de un Banco de ADN es para buscarlos muertos, por eso hablan de las fosas clandestinas y nosotros decimos que tienen que buscar a nuestros hijos vivos”.
La Ley General de Víctimas existe en Tamaulipas desde el año 2014. Dicen estos padres que es casi un machote de la ley a nivel federal.
Y los familiares de víctimas desaparecidos saben que México cuenta con 2 mil millones de pesos para cumplirla en el país.
“La ley es muy bonita, dice que debe haber casi un reparo del daño integral, parece hasta una poesía, pero la ley no es muy clara sobre el cómo indemnizar, ese dinero se ha estado acumulando, tiene tres años. Parece que sólo han logrado indemnizar a 10 personas en todo el país.
Es letra muerta la ley general de víctimas y en el caso de la ley estatal tienen presupuesto de 6 millones en 2015 y 8 millones en 2016, si compara los 2 mil millones no es nada”.
La Ley General de Víctimas, que sufrió su última reforma en el año 2013, dice en su artículo 31 que la Federación, los estados, el Gobierno del Distrito Federal o municipios donde se haya cometido el hecho victimizante apoyarán a las víctimas indirectas con los gastos funerarios que deban cubrirse por el fallecimiento de la víctima directa, cuando la causa de la muerte sea homicidio.
En el capítulo II, artículo 58, establece que las autoridades competentes de los diversos órganos de gobierno están obligadas a proporcionar la información necesaria de dichos programas, sus reglas de acceso, operación, recursos y cobertura sin que pueda por ningún motivo excluir de dicho programa a las víctimas.
Edith Pérez, que en 2012, perdió a 5 miembros de su familia, confiesa que cuando el presidente Enrique Peña Nieto visitó Tampico, ella y su familia eran los únicos con lonas que tenían impreso el rostro de sus hijos desaparecidos…
Varias personas le cuestionaban si tenía miedo y ella respondía: “Claro que tengo miedo, pero es más el amor a tus hijos, la desesperación porque alquien voltee a ver y te ayude, es más el que volteara el gobierno federal a ver a Tamaulipas, pero no sucedió”, admite.
Su voz no se quiebra ante el dolor que le invade, al contrario, el silencio le parece casi terrorífico.
“Yo conocí al señor gobernador en el Senado en el año 2014, yo veo un reportaje en donde lo agreden en Reynosa, él se va a la Cámara de Senadores y propone una estrategia para controlar la inseguridad en Tamaulipas y sólo tres senadores votaron a favor, se me hace interesante el asunto de que él esté interesado porque nadie se preocupe aparte. Lo contactamos en el Senado y comenzamos a compartir información con él, sobre todo de lo que pasaba en Mante, en la región de Llera a Mante”, luego nos perdimos, dice Edith Pérez, una de las mujeres que hace su lucha desde el estado de San Luis Potosí, porque en Tamaulipas desaparecieron dos de sus hijos, su hermano una sobrina y un sobrino.
Las lágrimas de Edith se ocultan cuando esta mujer comunica sus ideas en torno a las leyes y la justicia.
Pero al recodar aquel 14 de agosto, hace 4 años… su voz cambia, y el silencio aparece en ocasiones prolongadas.
Observa su casa vacía, la casa que se preocupó por construir para recibir un día a las esposas de sus hijos y a los nietos.
Le queda una hija que con sus dibujos hace cuatro años pedía sólo volver a ver su familia reunida y ahora conforme crece, aumenta su miedo al conocer la realidad de la inseguridad en México.
Edith no estuvo presente en la reunión del gobernador Francisco Cabeza de Vaca y las asociaciones y colectivos en busca de desaparecidos en Tamaulipas, nadie le avisó, pero se comunicó y espera que en breve la reciba.
“Creo que va a intentar hacer algo, porque él desde siempre lo ha querido hacer, él va para arriba y pienso que esto le va a dar un plus, porque es el común de la nación y es lo que ningún gobierno hace, nadie lo hace. Mi lucha es sola, mi hermana sola, estamos solas”.
Pero lo que hay en Tamaulipas no tiene comparación coinciden por separado.
“No se compara lo que hay en Tamaulipas con ningún estado, porque la cantidad de Coahuila es 2 mil 600, Monterrey 3 mil y cacho,
reconocidos oficialmente, la de Tamaulipas reconocidos de manera oficial son 8 mil desaparecidos. Tamaulipas representa el primer lugar de desaparecidos en el país de las cifras oficiales del Registro Nacional de Víctimas a nosotros nos han dicho por ser colectivo”, afirma uno de los integrantes, mientras esperan noticias del gobernador antes de los cien días, cómo les prometió.
ASÍ DESAPARECIERON….
“Toda la familia se acabó….”
“Mis familiares son cinco, mi hermano, el mayor de todos, su hijo de 20 años, mi hijo de 20 años, mi hijo Alexis de 16 años y mi sobrina. Mi hermano los había llevado a Houston de fin de semana a comprar unas cosas, se fueron el viernes y regresaban el martes.
Mi hijo José Arturo de 20, siempre me llamaba por teléfono, ese día martes me llamó, ya venían para San Luis, me dice que están en Matamoros, luego me habla que ya están en Victoria y a las 6:36, me dice que ya están casi llegando al Mante, me pasó a mi hermano, venían eufóricos porque ya iban a llegar a Tamuín, mi hermano me dijo que venían muy bien, que la carretera estaba muy tranquila. Mi hijo preguntó en dónde los iban a esperar yo le dije que en casa de la abuela y cuelgo con él.
Apenas me puse otra ropa para ir a esperarlos. A las 6:58 de la tarde tengo un mensaje donde él me pregunta si yo le había depositado su inscripción al Tec de Madero, yo ya no le contesté porque me dijo que llegaban entre 8:00 y 8:30 como me había dicho… pero no llegaron, vuelvo a llamar porque les iba a preparar unas enchiladas huastecas y no me contestan.
Conocemos la zona, sabemos que la señal se pierde subiendo al Abra, de ahí llegando a Valles… marqué a los seis teléfonos que traían y comenzamos a alarmarnos, llamamos a Tránsito, a los soldados, a Mante con una amiga para que hable a Tránsito y nada, a las cinco de la mañana se va mi esposo con mi sobrino a Mante a poner la denuncia.
Le dije que esperara, pensando que pedirían rescate. A la una se presenta mi esposo ante el Ministerio Público, cuando dice que va a poner la denuncia porque su familia está desaperecida, lo rodean los policías y preparan armas, el Ministerio Público le dice que no hará nada porque él no busca y que allá está lleno de maleantes.
“Ni huellas de Cinthya”
“Mi hija tenía 25 años cuando desapareció, tiene ahora 29, va a cumplir 30 años. Mi hija estudiaba Derecho, jugaba futbol femenil, tiene varios trofeos en su casa, es empleada de la Procuraduría de Justicia, de pronto desapareció, no sabemos de ella ni un solo dato. Es de los casos que podemos decir: se esfumó.
Salió de mi casa la última vez que la vi. Es una mujer soltera con muchos proyectos y entre esos proyectos no estaba el hacerme abuela pronto. Tenía mucha pasión hacia lo que es el servicio de justicia. La he buscado desde los primeros días y el primer día que me subí a un operativo dije, esto no es para mí.
Las primeras búsquedas las hicimos de manera particular y de tanto insistir logramos que se hicieran operativos, ahí pensé que eso no era para mí, pero a la vez no podía dar marcha atrás y me subí al siguiente, al siguiente, lamentablemente te acostumbras y lo haces con la esperanza de encontrarlos. Vas adquiriendo conocimiento, las mismas personas que venían de México nos iban enseñando a conocer terrenos a reconocer colores en la vegetación, a conocer factores que nos pueden indicar la presencia de fosas con restos completos o restos fraccionados e incluso calcinados.
Pero al campo, pocas víctimas hemos incursionado, me reservo el número de operativos que realizamos por seguridad, pero sí puedo decir que en los operativos institucionales no admiten más que a dos personas y en noviembre de 2013 se realizó el primer operativo en Tamaulipas para la búsqueda de personas.
Ahora me quedan dos hijos, Cinthya era mi hija mayor, la fortaleza se saca de nunca rendirse, de no perder la esperanza. Yo la conozco y sé que ella hubiera sacudido el mundo si me hubiera pasado a mí”.
El dolor de don Pablo
“Tengo dos años y medio que desapareció mi hijo, él desapareció trabajando y nosotros no teníamos a quién recurrir.
Al menos ahora, después del Foro de Desaparecidos para acá, hemos visto que se hablan las cosas. Ahora estamos a la expectativa… ¿ a ver a qué hora aparece mi muchacho?
Yo sí hice la denuncia en la Procuraduría en otro municipio, porque aquí no me la quisieron recibir, los hechos ocurrieron allá y me fui hasta donde ocurrió, aunque en 2014 estaba el hervidero.
Aquí nada más nos dijeron que no.
Ahora ya se hizo la oficina de no localizados, está en la Procuraduría, rumbo al SEMEFO.
Se han portado bien, pero en mi caso sólo el último Ministerio Público dio resultados. Ese sí comenzó a “picarles” en el trabajo de mi muchacho, porque ellos se enteraron que desapareció.
Tratamos el tema con cautela porque no nos fue bien al principio, de hecho la foto de mi hijo no aparece en esas fotos de desaparecidos donde dan recompensa. Nos preguntaron si deseábamos que apareciera y dijimos que no, pues para qué le vamos a buscar cien pies al cienpies.
Tenemos miedo porque por recompensa nos pueden decir que fulano de tal está en tal parte y luego si no es cierto.
Por eso no queremos hacer esas cosas, la foto que difundimos sólo tiene los datos del día que desapareció.
A mi hijo le quedaron dos hijos y a mí me quedan dos hijos en la casa.
Por esta situación he tenido que dejar de trabajar, yo antes salía fuera a trabajar. Pero me he quedado con lo que hay aquí para apoyar a mi mujer.
Vamos a terapia con una psicóloga, si no fuera así no andaríamos funcionando”.
Por los sueños de Raquel
Raquel desapareció el 1 de septiembre de 2011, mi hija tenía 19 años, salió de la casa para ir a visitar a su abuela en la mañana a las once de la mañana, va por un amigo y se dirigen al domicilio de otro amigo en la colonia “Pajaritos” en Victoria.
Me cuentan que mi hija acompañó a otros amigos a la tienda para comprar algo para almorzar y de regreso había un comando armado en esa calle. Tenían herido a uno de ellos dentro de la casa y ahí los levantaron.
Pero eso no fue un caso aislado. Yo me presenté al otro día con una foto de mi hija en el Batallón y había una fila como de 40 familiares con fotos de nuestros hijos que no habían llegado un día antes a su casa.
Me encontré a una amiga conocida que se habían llevado a su hija y cuatro sobrinos. La hija de ella tenía 16 años, tenía una bebé que en ese momento no llevaba consigo.
Nadie nos habló. Yo supe porque cuando mi hija no llegó a la casa nos preocupamos, ya estaba pasando esto en Victoria, se escuchaba de levantados.
Yo investigué y me tuvieron que decir lo que pasó. En ese lugar había gente que me conocía y que conocía a mi hija.
Yo tenía un negocio de un chat y copiadoras, ella lo atendía. Estaba a punto de entrar a la Universidad, iba a estudiar Derecho.
Allá en el Batallón había una oficina con todas las fotografías pegadas alrededor.
En ese tiempo el Ejército no salía a las calles.
Vivimos en el terror, nunca nos hablaron. Yo mismo investigué qué se podía hacer. Las personas que me ayudaron en su momento salieron aterrorizados. No se podía ni preguntar entre ellos.
Cuando fui al lugar donde había ocurrido todo recibí una llamada ¿qué andas haciendo aquí?
Yo creo que ese mismo día se llevaron a mi hija de la ciudad.
Un día a la vez
“Para mí es alentador ver que se ha tocado el tema, para mí y para miles de familias que tienen secuestrados y desaparecidos en Tamaulipas, es un gobernador que ahora está cumpliendo, que abrió las puertas y escuchó la situación.
En el caso del secuestro de mi esposo, nosotros no tuvimos acceso a la justicia, existen en el expediente que obra en la Procuraduría General de Justicia del estado de Tamaulipas muchísimas omisiones de hecho tengo una queja ante la Comisión Nacional de Derechos Humanos para que se haga la revisión exahustiva del expediente y se percate la Comisión de todas las violaciones de las que hemos sido parte en lo particular mi esposo, porque él permaneció con vida, con la esperanza puesta en las autoridades de ser rescatado, de ser devuelto a su
familia.
Las autoridades de Tamaulipas inactivas, no hicieron su trabajo. Podría estar ahora disfrutando a sus hijos y la nieta que ya tiene. Le quitaron la oportunidad que podía vivir a lado de su familia.
Pagamos un rescate…
Mi vida ha sido terrible, la vida de mis hijos y la mía ha sido destruida, nosotros hemos sufrido desplazo, mis hijos salieron de su hogar.
A pesar de no tener a su padre, perdieron también a su madre para resguardarlos de los secuestradores que tenían a mi marido.
Allá ellos también tenían carencias, yo hice las investigaciones sola, con recursos propios, aporté las pruebas.
No fue una vez la que entregué rescate, fueron diez veces o más y aún lo debo.
A él lo secuestran en septiembre de 2011, iba acompañado. Al ver que las autoridades estatales no hacían nada yo fui a la Ciudad de México en donde puse una denuncia en noviembre de 2011.