Andrés Manuel López Obrador sabe muy bien por qué ataca ferozmente al intento electoral del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, el cual anunció su decisión de postular una candidata independiente en el 2018, en la búsqueda de un nuevo inquilino para Los Pinos.
Hasta ahora, el tabasqueño ha concentrado su estrategia de convencimiento en pos de ese para él tan anhelado cargo, en el lodo que literalmente cubre de pies a cabeza tanto al Revolucionario Institucional como a Acción Nacional. Cada vez que uno de los líderes o representantes de estos partidos abre la boca para ensuciar a su adversario, termina tan lleno de inmundicia como a quien se destinó ésta. Es un fuego cruzado que día tras día termina por presentar a AMLO como la opción menos repudiable.
Y este escenario es el que precisamente no podría explotar “El Peje” si el EZLN se sube al entarimado electoral en el 2018.
López Obrador ha construido una figura que a la fecha no tiene paralelo en el ámbito nacional. Ninguno de quienes hoy podrían aspirar a la Presidencia, hay que reconocerlo, tiene el perfil por lo menos un poco más alejado de la corrupción, que el del ex perredista.
En esas condiciones, el EZLN y quienes lo manejan –vaya usted a saber si es todavía el ex subcomandante Marcos– surgirían como una alternativa con raíces populares, vinculada sin duda con el voto que más ha apoyado a Andrés Manuel, el de las clases económicamente débiles, las que se sienten marginadas y las mismas que precisamente utiliza este personaje para salir a las calles y generar la percepción de arrastre popular.
En circunstancias similares, pocas opciones, quizás ninguna otra, existen en México con la imagen social del EZLN en lo que se refiere a su falta de ambiciones terrenales. Los activistas de ese movimiento guerrillero hasta donde se sabe siguen enclavados en sus montañas y valles, prácticamente con los mismos niveles de pobreza que los animaron a su levantamiento. La diferencia es que en los hechos controlan un territorio para ellos libre. Son independientes, como el candidato o candidata que planean lanzar.
Lo anterior sería una pesadilla para Andrés Manuel, porque los zapatistas podrían arrebatarle de las manos la bandera de redentor social que tanto le ha servido para medrar en la política nacional, con consecuencias demoledoras para la causa de MORENA, que basa sus expectativas del 2018 en la extensa gama de corruptelas que azota a panistas, priístas, verdes, petistas, perredistas, panalistas y toda la corte de vividores que en ese terreno se acumulan, para seguir manipulando la única opción de honestidad y limpieza –eso dice él– en el entarimado electoral.
Lo anterior provocará de manera natural consecuencias en Tamaulipas, en donde el Movimiento de Regeneración Nacional está en abierto proceso de armado de una nueva estructura alimentada por resentidos del PRI, PAN y PRD. De llevarse a los hechos lo que hasta ahora es sólo un proyecto del EZLN, en esta patria chica, la tierra de Marcos, la figura icónica de ese movimiento, empezaremos a presenciar de parte de los “morenos” una paulatina y cada vez más enconada deslegitimación del zapatismo, en contraposición a los días en que López Obrador buscó al guerrillero para aprovechar su fulgor y fue rechazado sin la menor cortesía. La herida aún sangra en la memoria de AMLO.
Y lo lamentable para el eterno aspirante a Presidente es que con sus exabruptos desde ahora ya hizo público su miedo. Lástima, porque “El Peje” empezaba a dar chispazos de auténtico político…
La frase del día
“El problema de la humanidad es que los estúpidos están seguros de todo y los inteligentes están llenos de dudas…”
Bertrand Russell/Filósofo, matemático y escritor británico
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