Si algo quedó claro en la elección reciente es que las nuevas luchas políticas no solo se libran en las calles y en los medios tradicionales, también se gestan en las redes sociales.
Resulta innegable la gran influencia que tuvieron en el triunfo de García Cabeza de Vaca y que fueron durante mucho tiempo el talón de aquiles de la administración de Egidio Torre, como lo son actualmente para la Presidencia de Enrique Peña Nieto.
Por eso parece natural que una vez concluida la elección, y a más de dos semanas de iniciadas las nuevas administraciones, resurja la intensidad de la batalla política.
Si desde la oposición se fragua un plan para mantener los ataques contra el ahora gobernador, deberían considerar que durante la campaña, cada golpe fue revirado con éxito y en más de una ocasión resultó contraproducente para los orquestadores.
Ejemplos sobran para advertir que al viejo sistema priísta le cuesta relacionarse con las redes sociales.
(El más reciente: “los priennials”, que llegaron para quedarse).
El PRI es como ese tío entrado en años al que le cuesta trabajo enviar un mensaje de texto y prefiere hacer llamadas.
La razón es sencilla, por naturaleza las redes son antisistémicas, en primer lugar porque son libres, en segundo porque son el campo de acción de la generación más preparada y mejor informada que ha tenido este país.
Es decir, si el PRI aspira a desgastar al gobierno panista desde las redes sociales, tendría que pensarlo dos veces. Durante la campaña demostraron que un ejército de bots no es suficiente cuando la pólvora está quemada y no cuentas con auténtico parque para hacer daño.
Lo que se percibe es el intento de algunos grupos políticos de hacer méritos para quedarse con el control de lo que queda del PRI estatal.
Pero, claro, corren el riesgo de cometer el mismo error dos veces.
Sobre todo si se considera que desde las alcaldías de Victoria, Matamoros y Tampico, los ediles priístas parecen muy dispuestos a llevar la fiesta en paz con el nuevo gobierno estatal.
15 días después de que asumieron el cargo, no hemos registrado de su parte un solo comentario que pudiera demostrar hostilidad hacia la nueva administración panista. El horno no está para bollos, diría el clásico.
Desde luego es muy pronto para retratar a cabalidad el ambiente político y predecir el comportamiento que tendrá la opinión pública en los próximos meses.
Vendrán aciertos, y también vendrá el inevitable desgaste que en algún punto enfrentan todos los gobiernos.
La pregunta es para la oposición: ¿perderán el tiempo en estériles guerras cibernéticas, que no les garantizan sino más descrédito ante una ciudadanía suficientemente agraviada por tantos años de malos gobiernos?
No parece una buena estrategia.
Tampoco para el gobierno se antoja como un buen negocio detenerse a contestar todas las campañas negras que se erijan en su contra desde el anonimato digital.
Al final el internet -una auténtica jungla en la que todo vale- hace su trabajo por sí solo.