CIUDAD VICTORIA, Tamaulipas.- La tarde de ayer, paramédicos de la Cruz Roja se trasladaron a las inmediaciones de la Colonia San Francisco tras ser notificados que por ese sector caminaba una persona herida y con la ropa empapada de sangre.
Poco antes de las 6 de la tarde, los técnicos en urgencias médicas y policías motorizados Lince reacción inmediata de Fuerza Tamaulipas, ubicaron a la persona lesionada en el cruce con las calles 13 e Ignacio Aldama.
Los elementos confirmaron lo que decían en los reportes hechos al número de emergencias en el sentido de que el individuo estaba bañado en sangre, esto producto de una herida en la región craneal y la mano izquierda.
Se trata de César Norberto Muñiz Moreno, de 28 años de edad, residente de la calle República de Irlanda del fraccionamiento Naciones Unidas y quien se negó a ser trasladado a un hospital.
Este joven de oficio cocinero andaba en completo estado de ebriedad cuando explicó a las autoridades que sus heridas fueron producto de una golpiza que le propinó un sujeto en el interior de un bar que se localiza en la zona centro de esta ciudad.
Cometiendo algunas incongruencias en su versión, el joven briago dijo que estaba bailando con una mujer en el interior del tugurio cuando de pronto llegó la pareja de ésta y sin mediar palabra comenzó a golpearlo en repetidas ocasiones.
“Estaba en un convivio y me picaron con una botella, fue el novio de una mujer con la que estaba bailando en una cantina en el centro, me pegó a puño limpio apá, déjenme ir yo no quiero problemas”, platicó el herido, llenando de dudas a los agentes sobre lo que realmente sucedió.
Agregó que tras la supuesta agresión se fue del lugar, y caminó hasta llegar al 13 Aldama donde trató de abordar un microbús, sin embargo el chofer de éste se negó a llevarlo con la ropa ensangrentada.
El checador de la ruta, quien también se encuentra en ese mismo cruce, al verlo, llamó al 066 y solicitó la presencia de las autoridades y cuerpos de auxilio.
Al escuchar la extraña versión del cocinero, los motorizados optaron por practicarle una revisión de rutina en la cual le encontraron un teléfono de casa inalámbrico.
Una vez atados los hilos, los agentes estudiaron la teoría de que el joven pudo haber entrado a una casa a robar y al tiempo de salir por su estado inconveniente acabó cortándose con alguna ventana, pero debido a que nadie llegó a señalarlo ni a reclamar ese teléfono, no tuvieron otra opción más que dejarlo ir.