CIUDAD VICTORIA, Tamaulipas.- La nueva instrucción de la Iglesia católica sobre la conservación de las cenizas de los fieles difuntos en sitios sagrados es una respuesta del Papa a los más devotos, dice José de Jesús Cifuentes, secretario Canciller de la Diócesis de Victoria.
Hace 50 años cuando la Iglesia católica decidió aceptar la cremación, lo hacía en una faceta más pastoral que condenatoria.
Los rituales entonces para la misa de difuntos comenzaron a acoger las cenizas.
En el año 1963, el entonces Santo Oficio había establecido a la grey la piadosa costumbre de sepultar a sus difuntos y agregaba que la cremación no era contraria a ninguna verdad natural o sobrenatural.
Desde entonces los católicos optaron por dejar las cenizas en las urnas y conservarlas en casa o bien esparcirlas en el mar, ríos o bosques.
Y justo cuando despierta también el comercio del mausoleo, la Iglesia decide instruir a sus fieles sobre el destino final de aquellos que han decidido ser cremados.
“De pronto entramos en cosas que se ponen de moda, y en ese entró el uso de las cenizas de los cuerpos de nuestro difunto.
Es cierto que la Iglesia miraba antes de una forma indebida la cremación. Era como una falta de respeto al cuerpo que era el templo vivo del espíritu santo.
Y en un momento dado también como rebeldía hacía la doctrina de la Iglesia, después la misma Iglesia aceptó la presentación de las cenizas como una forma de entregar a Dios la parte material del cuerpo”, explica el sacerdote José de Jesús Cifuentes.
La Iglesia consciente de los sentimientos aceptaba el apego de sus fieles hacía los seres queridos hasta que la mercadotecnia también penetró en los templos y esto generó dudas entre los católicos.
“Venían y nos decían: Padre el tanatólogo dice que no es bueno tener las cenizas en mi casa porque no estoy sanando, la Iglesia ¿qué dice?… Nos veían cómo el árbitro para poner un orden.
Pero ese orden no lo podíamos poner nosotros directamente, debía venir de la Santa Sede, aunque si
llegamos a opinar en el órgano de difusión oficial de la Iglesia “El Peregrino” y ahí orientábamos a los fieles a darles un lugar de descanso.
Ahora vemos que no andábamos tan errados”, explica el Canciller de la Diócesis de Victoria.
Con ello se prohibe también a los católicos el esparcir las cenizas en diversos rumbos o conservarlas en souvenirs, pues asegura el sacerdote esa no es forma de tratar con respeto a los fieles difuntos.
“En ese sentido, creo que la Santa Sede ha abordado con tacto una situación que los creyentes necesitaban aclarar en su Iglesia”, dice José de Jesús Cifuentes.
Sin embargo, la mercadotecnia avanza a pasos vertiginosos y para los no católicos o al menos no devotos, existen en el mercado una gran cantidad de urnas desde las reciclables para los new age, las urnas de sal para deshacerse en dos horas en el mar e incorporarse a la vida marina o bien las de maceta que permiten que las cenizas del ser querido renazcan en una planta.
Los negocios de construcción de mausoleos, se han dado a la tarea de convertir cada rincón de una iglesia en un espacio para conservar las cenizas. Y aún cuando sólo el 30 por ciento de los difuntos decide este final para sus restos mortales, se calcula que con tal disposición
católica el servicio de cremación irá en aumento.
los datos
Descansar en paz cuesta:
Catedral del Sagrado
Corazón de Jesús
Criptas a perpetuidad
pago de contado 20 mil pesos
Plazos de finaciamiento.
Espacio: 4 urnas
Iglesia del Buen Pastor
Criptas a Perpetuidad
pago de contado 17 mil pesos
Plazos de finaciamiento
Espacio: 4 urnas
Convento de Madres Adoratrices
Criptas a perpetuidad
pago de contado 18 mil pesos
Plazos de finaciamiento
Espacio: 7 urnas