CIUDAD VICTORIA, Tamaulipas.- La tradición de Día de Muertos se desvanece. Algunos dicen que afectó el día a mitad de semana, otros se han separado del culto a la muerte por nuevos dogmas religiosos y quedan aquellos que se separan para evitar revivir dolores.
Afuera, en medio de las lágrimas, los comerciantes aprovechan la temporada, se vende café, tamales, gorditas, flores, coronas con flores sintéticas, aguas frescas y la limpieza y pintura de las tumbas.
Jorge Puga fue de los madrugadores en el panteón, llevaba herramienta para hacer la limpieza personalmente en la tumba de su padre.
“Yo lo recuerdo con cariño, mi padre se fue hace mes y medio. Se llamaba don Jacinto, era muy amable”, dice don Jorge Puga, uno de los ocho hijos de don Jacinto.
“Mi abuela, la madre de mi padre, falleció apenas hace seis meses, así que mis hermanos la andan viendo en el Panteón del Refugio. En mi familia nos echamos la vuelta siempre, ayer le hicimos misa a mi padre y ahora venimos a reunirnos con él aunque es triste”.
Ayer fue un día en donde llegaban las voces de las madres abnegadas, como la que tuvo don Eulalio.
“Ella me decía, ‘un día cuando no esté, te vas a acordar de mí’, y tenía razón, yo me acuerdo mucho de ella, más ahora que estoy enfermo. Yo estaba nuevo, no valoraba a mi madre y mire, sí es verdad, ahora uno nada más se acuerda”.
Don Eulalio Cepeda, llega con su andador, con las lágrimas movidas por los recuerdos.
Se sentó para acompañarla un rato junto con sus 84 años de edad y los mil y un recuerdos.
Lo más caro es consentir a los difuntos con música, y se corre el riesgo de acabar con el resto de la quincena cuando se hace la visita de dos o tres panteones con más de tres familiares en cada uno.
Agapita Cantú, disfrutaba solita abajo de la sombra de un San Pedro la serenata a doña Rosa, su madre.
Encontró a Los Juanes, un dueto norteño que interpretó “Tampico Hermoso”, una de las canciones favoritas de la señora y “Amor Eterno”…
“Mi madre Rosa María, fue madre de siete u ocho hijos, no lo recuerdo bien, pero era muy alegre, conoció a sus nietos y bisnietos, luchó con su enfermedad pero al final no pudo, ya no comía por problemas en sus intestinos y hace apenas siete meses que se fue. He tenido muchos golpes, mi hijo joven de 26 años años, mi padre, mi esposo, una hermana, no cállese, a todos vengo a verlos, pero empecé desde ayer el recorrido”.
Doña Agapita contrató con gusto al dueto norteño para alegrar a su mamá, muestra orgullosa unas guirnaldas que le trajo de Houston y aunque ella tiene sus propios “achaques” de la edad, no se quedó en cama y salió para alegrar su día con los suyos.
Los más fieles de los difuntos cambiaron turnos de trabajo para asistir al panteón por la mañana. Confiesan que han estado al pendiente desde el fin de semana para que este día 2 de noviembre la tumba ya esté arreglada.
Lo sorprendente en este día ante la apertura del tema de los desaparecidos en Tamaulipas, es el reconocimiento de algunos cuerpos en la fosa común del panteón “De la Cruz”.
Al menos un par de las cruces blancas se han cambiado y otra más tiene rastros de flores naturales recientes.
Ya no son los “sin nombre”…
En los panteones más modernos se ha celebrado con misa y se liberan globos con mensajes que tienen como destino el cielo, esto como parte de una terapia de sanación de especialistas en tanatología decididos a aliviar las heridas o al menos minimizar el duelo de los familiares.
Los paisajes en estos panteones tipo americano varían.
El colorido salta a la vista sobre el pasto verde donde las familias se reúnen para escuchar la música favorita desde el estéreo de sus autos.
Al atardecer se hace la cita para la próxima visita al panteón.
Se marchita el negocio de las flores
Reviven los olores a flores frescas de cempasúchitl a la entrada de los panteones. Con ellos llegan los recuerdos de los difuntos homenajeados en México cada 2 de noviembre.
Sin embrago, con ello mueren las ganancias de los floristas que por tercer año consecutivo se esfuerzan en mantener los precios para no perder a sus clientes.
El fin de semana no llegaron los visitantes de los muertos, los comerciantes esperan que al menos salgan para espantar la crisis de aquí a la entrega de los aguinaldos.
Mientras tanto el polar, la mano de león, claveles, rosas o cempasúchitl, desfilan por los panteones elegidos a merced de la conciencia de los deudos.
“El precio de las flores se mantiene en 25 pesos los ramos, 80 pesos la docena de polar, la gladiola y clavel igual en 80 pesos, otros ramos combinados incluyen todas estas flores pero esos cuestan 30 pesos.
Tenemos la flor artificial, en arreglos o ramitos desde 30 a 100 pesos. Con estos precios las ventas no nos resultan, porque a nosotros nos suben mucho los precios.
Por la temporada de invierno que está cerca no hay mucha flor y el costo aumenta, pero aquí no podemos subir los precios más”, dice Viviana González, comerciante establecido cerca del panteón del Cero Morelos.
Aunado a este esfuerzo, Viviana ha tenido que contratar ocho elementos de personal extra para estos días, con ello vendrá también el pago de los impuestos y lo que ella observa como la desleal competencia de los ambulantes.
“Ellos tienen a veces mejores precios que nosotros, pero ellos venden por temporada, se van y venden otra cosa, nosotros nos quedamos a pagar sueldo y a pagar impuestos”.