1.- Como todos los años, por estas fechas aumenta el número de personas alarmistas y negativas que a todas horas hablan de crisis, pobreza y miseria. Son los voceros oficiosos y metiches del “Apocalipsis Light”. Dicen que no hay dinero, que para nada alcanza y que todos pasaremos una Navidad de parturienta marginada. Tratan de justificar de esa manera su nefasto egoísmo.
2.- Estos tipos son los eternos enemigos de Santa Claus, cuya minoría la integran funcionarios, banqueros, contratistas, políticos y empresarios, que se rehusan a obsequiar su Navidad a quien tanto lo merecemos. A quienes nos la hemos ganado a golpes de intriga sincera, honesta y sin recámaras durante todo el año, y que cada diciembre libramos por ella la madre de todas las batallas.
3.- Por esas razones, nuestra capital se encuentra dividida ya en dos grandes equipos: los que quieren su Navidad y los que se niegan a entregarla. Yo pertenezco orgullosamente al primer equipo, al que quiere canasta, dólares, champagne, pavo y todo lo demás.
4. Los que se resisten a otorgar la Navidad empezaron ya con sus astucias rancheras de cada año. Todas las autoridades principales: los secretarios del gabinete, los delegados federales, los empresarios, los tesoreros, los subtesoreros, cajeros, jefes de prensa, delegados administrativos, y en general, todos los que manejan circulante, metal precioso o billete fresco, programaron ya su anticipada desaparición durante diciembre, a fin de dejar burlados a los fanáticos de Santa Claus.
5.- La pandilla de malvados que se resisten a aportar la Navidad, tomaron ya medidas para ofender a la noble y patriarcal figura de Santa Claus, y a estas alturas del partido, ninguna duda cabe que los enemigos de Santa Claus son liderados por Carlos Flores Rico, Jesús Nader y Cruz López Aguilar.
6.- Los que exigen su Navidad ya adivinaron que se las quieren regatear, y andan ensayando estrategias, emboscadas, artimañas y una serie de trucos malvados para atrapar a los funcionarios, a los dinerosos, a los poco filántropos y humanitarios que aún quedan en Tamaulipas, para arrebatarles el pavo de los dientes y las canastas navideñas que siempre han conseguido.
7.- Es tan grande el problema de la falta de circulante, que la proclama general es: “sálvese quien pueda”, y con ese lema habrá que cruzar ese amargo valle de lágrimas que será la próxima Navidad, para arrancarle la piel al pavo de doble pechuga y a quienes injustamente se resistan a entregarlo. Cuando nos quieren robar la felicidad que nos pertenece, es la hora de sacar las uñas, las pezuñas y hasta las armas, si es necesario, para que la Navidad siga siendo el “gol de oro” de los comunicadores y la “madre de todas las pizcachas”.
8.- La suerte está echada y hay optimismo en los corazones de los comunicadores, pero los profetas y adivinos más “picudos” del estado aseguran que la batalla por la Navidad está perdida, ¡totalmente perdida! Que las fuerzas del mal y los diabólicos enemigos de Santa Claus, se saldrán una vez más con la suya.