CIUDAD DE MÉXICO.- La Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) advierte que en la administración pública federal, el trabajo de las mujeres recibe menor remuneración que el de los hombres y sus posibilidades de desarrollo también son menores. La desigualdad y discriminación de género aún persiste al definir puestos laborales, salarios y las promociones .
En el Estudio sobre la Igualdad entre Mujeres y Hombres en materia de Puestos y Salarios en la administración Pública Federal 2015, la CNDH identificó que, en al menos 22 dependencias, las mujeres no sólo tienen menores ingresos que sus compañeros de oficina gubernamental, sino que hasta son “excluidas” de los cargos directivos superiores y de mando, a pesar de que tienen, en promedio, una mayor escolaridad (mediana superior a los 14 años de estudio frente a una mediana inferior a 12 años).
Además, el 65% de las mujeres en la burocracia mexicana desempeñan jornada completa (incluso el 12% otorga más de 48 horas a la semana a su oficina); en contraste, el 57.6 % de los compañeros cumple con jornada completa.
El presidente de la CNDH, Luis Raúl González Pérez, en promedio, precisó que en la Administración Pública Federal en el 2015, del total de sus trabajadores, 60.3% fueron hombres y 39.7% son mujeres.
El 21% de las mujeres y el 13% de los hombres ganaron hasta 2 salarios mínimos, mientras que el 20% de ellas y el 27.4% de ellos, recibió más de 5 salarios mínimos.
La igualdad salarial es el principio según el cual las personas que realizan trabajos similares (o trabajos con la misma productividad o igual valor) deben recibir la misma remuneración, sin importar el sexo, orientación sexual, nacionalidad, religión o cualquier otra categoría. El estudio revela que la igualdad salarial entre hombres y mujeres todavía no se ha alcanzado en la Administración Pública Federal, alerta la CNDH.
Ello “impone la necesidad de revisar las políticas y prácticas vigentes en materia de selección y administración del personal, pues los puestos de mando en la Administración Pública Federal están ocupados en su mayoría por hombres.
El estudio concluyó que la proporción de mujeres que ocupó puestos de mando disminuyó conforme aumentó el nivel del puesto; así, pasó del 44.5% en las jefaturas de departamento al 22.8% en las direcciones generales.
Por otra parte, el salario promedio que recibió el total de mujeres en puestos de mando muestra que éstas ganaron 17.5% menos que los hombres. En la mayoría de las instituciones se observó que existen diferencias salariales entre hombres y mujeres en un mismo puesto, en la mayoría de los casos a favor de los hombres, además de que la presencia de las mujeres se concentra en los puestos más bajos, todo lo cual implicaría discriminación y desigualdad en los lugares de trabajo.
El mercado de trabajo es, sin duda, un punto crítico de la desigualdad de género en México. Los datos que se derivan del Estudio sobre la Igualdad entre Mujeres y Hombres en materia de Puestos y Salarios en la Administración Pública Federal 2015 manifiestan la persistencia de estereotipos de género, en el ámbito laboral e institucional, que limitan la participación de las mujeres en la vida pública.
Desde las oficinas del gobierno federal, “hay obstáculos para las mujeres, para el ejercicio del derecho y el acceso al trabajo y al ejercicio de otros derechos, en la medida en que no pueden participar de la vida pública en igualdad de condiciones con los hombres; en una verdadera situación de desventaja.
La CNDH urge a propiciar que las mujeres ejerzan su derecho al trabajo a partir de una total redistribución de la carga de trabajo –la remunerada y la no remunerada—.
“Una redistribución que considere la diferencia sexual, que se oriente por el principio de igualdad y no discriminación, y que propicie se superen todos los estereotipos que siguen suponiendo ventajas para los hombres”.
Hoy por hoy, es un hecho que a pesar de la incorporación de las mujeres al mercado laboral, son ellas quienes se siguen haciendo cargo, mayoritariamente, del trabajo familiar y social no remunerado.
Es un imperativo acelerar la incorporación y transversalización de la perspectiva de género en el ámbito laboral. Asegurar que las mujeres no sean discriminadas en la contratación y en la promoción, así como en la asignación de salarios.
Con información de Noticias MVS.