CIUDAD DE MÉXICO.- Además de ser más feas que un dolor, las langostas tienen otras cualidades curiosas, como que siguen creciendo prácticamente hasta morir de viejas. Esto quiere decir que por las profundidades del mar podemos encontrarnos con frecuencias a langostas de la envergadura de un triciclo chico.
En la Bahía de Fundy, Nueva Escocia, tierra famosa por sus langostas, recientemente atraparon a un ejemplar de más de 10 kilos.
El crustáceo, al que le calculan unos 100 años, fue enviado a la tienda Alma Lobster, en el sur de New Brunswick, con la intención de ser vendida por una cantidad exorbitante.
Pero el destino de la langosta cambió cuando un activista vegano decidió pagar por ella 230 dólares.
Su objetivo, claro, no era comérsela, sino devolverla al mar.
Muchos estarán pensando “A estos veganos la falta de proteínas les está dejando subnormales”, pero en serio, como come hierbas en son de paz, estos titulares tan locos tienen una explicación.
De ser vegano, la parte más sencilla es la de cambiar los chuletones por insípido tofu. Lo jodido es todo lo demás.
Este señor vegano se encontró de morros con ese 0,01%, era una oportunidad que no podía desperdiciar, aunque le sangrase la cartera al hacerlo.
Con información de PlayGround.