TAMPICO, Tam.- A un mes de que se registraran las lluvias atípicas que provocaron inundaciones en toda la zona conurbada del sur de Tamaulipas, los habitantes de los sectores más afectados siguen esperando cualquier ayuda: muebles, enseres o despensas.
Veinticinco fuero las colonias más afectadas en la zona sur, donde 43 mil personas tuvieron algún tipo de afectación.
Muchas familias se quedaron en la calle o perdieron todas sus pertenencias.
Incluso algunas personas que habían sacado a la calle colchones dañados, al ver que al paso de los días no llegaba ayuda, los rescataron de la basura y los secaron con cartón y periódico “para no dormir a lo pelón”.
Las pérdidas por familia se estiman en más de 40 mil pesos.
Mario y su hermano viven en la esquina de las calles Brasil y México, en la Borreguera, siguen durmiendo en bases para cama que huelen a humedad, no hay colchones. La colchoneta que les llegó como un apoyo del gobierno, se la dieron a su mamá que también espera un apoyo para comprar platos y vasos. Les han regalado algunos enseres y les prestaron una parrilla en donde cocinan. Muchos de sus vecinos se encuentran en iguales o peores condiciones.
“Nos hicieron llegar una colchoneta pero aquí somos cuatro. Yo calculo unos cuarenta mil pesos en daños. Se nos perdió la sala, un tambor de una cama –el otro alcancé a salvarlo–, los colchones, la estufa, lavadora, el refri también se me descompuso. Cualquier cosita que nos llegue está bien, pero ahí estamos en espera”, señaló Francisco Gallegos Lira, otro habitante de la Borreguera.
En esa colonia aún hay en las esquinas restos de muebles podridos, colchones y hasta salas completas.
Algunas familias han recibido apoyo de grupos religiosos u organismos no gubernamentales que les han dado algunos enseres y ropa.
Una colchoneta para ocho
Olga Lidia Nieto y su mamá, Elsa Martínez, vecinas de la colonia Revolución Verde, en Madero, habitan en el mismo terreno y han tenido que acostumbrarse a vivir con lo mínimo. Un colchón y algunas sillas es todo lo que tiene esta familia de ocho miembros que, como la mayoría de los afectados, recibieron sólo una colchoneta y dos despensas.
Los víveres sólo duraron una semana. La colchoneta no la usaron, se quedó recargada en la pared.
“Nos dormimos en los mismos colchones, les pusimos papel y cartón para que absorbieran la humedad, no alcanzamos kit de limpieza. Una colchoneta ¿tú crees que va a ser suficiente para todos? Si somos ocho”.
Doña Elsa alcanzó a salvar su estufa, con la cual no sólo cocina sino trabaja, porque se dedica a la venta de tacos rojos, “los más ricos de la zona”, dice.
En su casa de madera quedó marcado el nivel del agua. “Aquí me llegó, hasta un metro”, señala.
Sólo salvaron el comedor
En Santa Elena, fraccionamiento de Altamira, los vecinos de las calles Mirlo y Ruiseñor fueron los más perjudicados. Hubo pérdidas materiales importantes que aún les siguen afectando.
Axel ayer cumplía 3 años y jugaba con los mosaicos despegados de la sala de sus casa en donde justo hace un mes el agua subió un metro.
“Hoy es su cumpleaños. No vamos a poder festejarle. Con todo lo que pasó nos quedamos sin nada. La sala nos la prestaron y salvamos el comedor nada más. Perdimos dos televisiones, el refrigerador, la estufa, colchones y hasta nuestro carrito. Ahorita mi esposo se quedó sin trabajo”, dice Eva Argüelles, la máma de Axel.
Eva hace la lista de las pérdidas que son muchas y junta los pedazos de mosaico, pues espera reparar su casa y celebrar la fiesta que por ahora no podrá realizarse.