Con fervor los días Guadalupanos se celebran como todos los años en nuestra capital. No son los días de nosotros de niños que acudíamos con nuestros padres a compartir esa alegría cristiana tan significativa en los mexicanos que es el culto Guadalupano el día 12 de diciembre.
Nuestra alegría se combinaba con la fiesta de la pastorela y su colorido que revive las tradiciones del sincretismo religioso, esa dualidad pagana cristiana que está en el ser mexicano.
Mis imágenes de la fiesta Guadalupana son fantásticas contenidas en los personajes populares que la componen. Los ángeles, los diablos, las comparsas llenas de colorido y los personajes enmascarados de grotescos gestos que representan la lucha del cielo, la tierra y el infierno.
En los días Guadalupanos no revientan tantos cohetes como antaño. Ahora son ya punto central de la alegría y el fervor regional. La competencia de los cultos es cada día de avanzada.
El descuido de la iglesia católica para sus feligresa en los últimos años ha permitido el avance de las sectas y otras posiciones religiosas. He dicho descuido en el sentido de haber abandonado las grandes vocaciones y compromisos con la sociedad que no sólo debe inclinarse a los intereses de los poderosos, sino también al lado de las pobres.
Las imágenes Guadalupanas en el Chorrito y en el Santuario de la loma, contengo la emoción de mi fe y el amor por Guadalupe.