El sexenio de Peña Nieto ya está de salida, y una de sus tristes simulaciones en el tema de la inseguridad es su gran fracaso en Tamaulipas. Los Peña y los Osorio le han mentido a nuestro estado, …y a todo el país.
El problema es que ahora nos gobierna una administración panista ajena al PRI, y el discurso de campaña en el sentido de echarle la culpa al pasado, se irá agotando cada vez más, conforme pasen los meses. El gobernador Cabeza de Vaca trata de ganar tiempo, de aquí al 2018, y se niega a exigirle cuentas a una Federación que sigue con el triunfalismo de siempre.
Pero la realidad ya no da para más. O el gobierno cabecista plantea con firmeza sus exigencias ante Gobernación y el gabinete federal de seguridad, o las cosas se le irán de las manos, y el gran bono político de los vientos de cambio perderá su valor original. El Plan “A”, para combatir la inseguridad en Tamaulipas, de acuerdo a los mensajes de campaña antes de las elecciones de junio, era el de enviar a las academias de Texas, mil elementos de la policía estatal tamaulipeca, con el propósito de que recibiesen adiestramiento, y éstos a su vez regresarían para capacitar al resto de sus
compañeros.
De esta manera se planeaba el nacimiento de una nueva corporación, alejada de los perniciosos vicios enquistados en la estructura institucional, tantas veces cuestionada. Pero… el Plan Mérida se vino abajo con Trump, y las fuerzas armadas mexicanas amenazan con retirarse a los cuarteles, mientras no haya un marco legal adecuado a sus tareas.
La administración que preside Francisco García Cabeza de Vaca está urgida de recursos financieros, con los cuales activar la modernización y adiestramiento de sus policías. Si dicho presupuesto no se consigue, la entidad seguirá secuestrada por la violencia imparable que sacude las principales regiones de la entidad. Cobran vigencia las palabras del especialista en seguridad, Alejandro Hope, mismo que en los meses posteriores a junio de este año, manejó una columna en la cual le advertía a los gobernadores entrantes, que la tarea de la inseguridad no era tan fácil.
El binomio presupuesto-fuerzas armadas, es indisoluble. Al menos en lo que se refiere al actual modelo de estrategia trazado por el peñismo, misma que no tiene muchas diferencias con la del calderonato.
La única discrepancia en su aplicación, reside en que Osorio Chong no le está echando la pelota a los gobiernos opositores, como en su momento Calderón buscó politizar y judicializar a las entidades federativas. Pero la mayor parte del modelito sigue siendo el mismo, especialmente el que se relaciona con la presencia del Ejército en las calles.
Esto último es lo que se trata de solucionar con leyes al vapor, mismas que en lugar de aportar una salida digna al problema, lo van a agravar todavía más. Es por demás absurdo que después de diez años, los gobiernos estatales, de la mano con la Federación, no hayan logrado crear las policías que la población se merece en cuanto a sus aptitudes y formación para combatir a la delincuencia. Lejos de lograrlo se han sumado a ella.
El capítulo siguiente es darle armas legales al Ejército y a la Marina para que hagan su tarea en las calles. En un futuro no lejano, podrían llegar a gobernarnos. Si los gobiernos civiles han demostrado que no pueden y que se doblan ante el color de los billetes verdes de la delincuencia, una administración desde las armas, podría ser la solución. La otra salida es creer en la misma utopía: policías confiables.
Peligra la alianza con los empresarios
El sector que más cooperó en el triunfo de los Vientos de Cambio, fueron los empresarios. Desde los pequeños, pasando por los medianos, hasta llegar a los grandes, todos ellos le dieron su voto de confianza a la alternancia, confiados en que por esa vía se les garantizaría no solo la anhelada paz social, considerada como su principal demanda, sino también mejores y mayores estímulos para la inversión y la creación de empleos.
Hoy, con el tema de aumentar los impuestos sobre nómina, los hombres de la Iniciativa Privada están poniendo el grito en el cielo. “En eso no quedamos, corazón”, parecen decir los capitanes de la industria y del comercio tamaulipeco, cuando lejos de resolverse la inseguridad, se les pide que cooperen con mayores tributaciones fiscales.
POSDATA.- Aída “Azulema” en el PRI estatal, sigue en su papel de la mejor actriz de la cinta tricolor, denominada “Querida encogí a las bases”. Desde su trono usurpador de funciones, que defiende como gata boca arriba, doña “Azulema”, trata de superar las lágrimas de la reina del tango, Libertad Lamarque.