Las horas previas al draft del fútbol mexicano son de suma importancia en la planeación y futuro de todo equipo.
Son justamente estas horas las que se viven en el seno de Correcaminos pero de forma atípica, pues contrario a años anteriores donde llevaban “cartera
abierta” -remitiéndome a la frase de un ex presidente- hoy la zozobra es el común denominador y al parecer ya ni uñas les quedan para morderse.
Los cinco años anteriores, a la gente de pantalón largo del equipo de la UAT “sólo roña les faltaba para rascarse”, pues se daban el lujo de esperar sentados en la mesa de negociaciones de Régimen de Transferencias a ver qué les ofrecían y las últimas dos horas se ponían -según ellos- a regatear jugadores prestados que, si bien muchos llegaban por acuerdo simbólico, hubo otros que costaron cientos de miles de pesos, algunos casi el millón y medio de los del águila, como lo fue en su momento Arturo Javier ‘El Sully’ Ledesma.
Hoy suspiran por aquellos tiempos en que el hijo del ex gobernador y el cuñado omnipotente que la hacía casi casi de dueño de Correcaminos los acompañaban para derrochar y presumir riqueza ante los demás equipos del circuito de ascenso a quienes veían para abajo pues a su lado eran unos pobretones.
Hoy es enorme la incertidumbre que pesa sobre el cuadro azulnaranja pues el destino administrativo sigue sin definirse, más aún cuando nunca se ocuparon
como se debe, de generar mecanismos que hagan llegar la inversión externa a este ente público con etiqueta de sociedad anónima.
Hoy más que nunca se deben estar dando de topes que nunca le dieron seguimiento a los jugadores formados desde fuerzas básicas, que posiblemente hoy
estuvieran dando rendimientos sus préstamos o sus ventas a otras instituciones.
Y es aquí cuando seguramente muchos de esos hombres de pantalón largo hicieron rollo el periódico y lo aventaron contra la pared exclamando “¡este tipo está loco!”, como siempre por hablar de los jugadores victorenses. Pero dígame usted si estoy equivocado cuando le digo que elementos como José Morales, Rubén Ramírez, Luis Ahumada, Hernán Badillo, entre otros, de haber llevado un proceso completo de formación, hoy serían talento de exportación; pero como siempre se lo he dicho, el negocio no estaba en ellos y por eso tantas generaciones se fueron por la borda.
Mientras son peras o son manzanas, quien carga con la bronca es Jorge Urbina, hombre que con todo mérito ha ganado la oportunidad de dirigir en AscensoMX y que es el menos culpable de los errores de quienes lo precedieron.
Urbina Sánchez ya realizó un diagnóstico con las necesidades para el torneo Clausura 2017, ya planteó quienes se deben ir y a quienes necesita para su proyecto.
Para eso necesita una certidumbre administrativa de la cual él no debería de preocuparse, pero lamentablemente, ante la incógnita que tienen los directivos, esta tiene eco en lo deportivo.
De forma directa, los perjudicados o los beneficiados serán los aficionados al fútbol en Victoria, pues socialmente, Correcaminos sigue representando un fenómeno importantísimo a grado tal que si va bien todos hablamos de él y si le va mal, con mayor razón.
Este miércoles será un día clave en la planeación del futuro inmediato de Correcaminos; tomar las renuncias de quien deba irse, confirmar a quien crean conveniente debe quedarse y reforzarse con quienes crean puedan aportar como directivos, enlaces, supervisores y asesores de este proyecto que es de los victorenses, de los universitarios y de los tamaulipecos.
La decisión es de sus dueños: la Universidad Autónoma de Tamaulipas y el Gobierno del Estado.
La pelota está en su cancha.