Las palabras de ENRIQUE PEÑA NIETO quedaron grabadas en los medios de comunicación masiva: “A partir de este momento, ya no habrá “gasolinazos”, gracias a la reforma hacendaria, por primera vez en cinco años ya no habrá incrementos mensuales a los precios de la gasolina, el diésel y el gas LP”. A ver si el presidente de la república puede ahora salir ante las cámaras de televisión diciendo que su palabra empeñada ha sido cumplida a cabalidad.
Claro que no. Tras de los aumentos que el precio de los combustibles sufrió en el año que termina, ahora se anuncia que el precio de las gasolinas aumentará en un 20 por ciento y el del diésel en un 16 por ciento a partir del ya muy cercano primer día de enero.
Eso sin contar los incrementos que sufrieron las tarifas eléctricas que, según la panacea ofrecida, también irían a la baja. Todo resultó a la postre una falsedad absoluta.
Tal vez por eso se le da importancia a asuntos banales y socialmente intrascendentes como los quince años de una muchachita antes ignorada o a la derrota que sufrió el América, equipo que en los hechos es tan hueco e inflado artificialmente como la fiesta en el pueblo de San Luis Potosí.
ENRIQUE PEÑA NIETO ha incumplido su promesa en materia energética en detrimento de la economía doméstica de los mexicanos, que como regalo de principio de año recibirán una artera puñalada a sus bolsillos.
Pero no solo hay que afrontar los aumentos de precios, sino la escasez de combustibles que se da en varias entidades como efecto de la insuficiente producción de Petróleos Mexicanos que envía millones de barriles de crudo al exterior mientras que es ineficaz para abastecer el mercado interno dejando por los suelos el calificativo de la máxima industria nacional.
Los famosos “gasolinazos” se impusieron cuando el Partido Acción Nacional estaba en la presidencia de la república, por lo que también a esa organización política le salpica la responsabilidad de tales atracos.
De lo anterior puede colegirse que ni PRI ni PAN han resuelto los problemas financieros nacionales pese a darle vueltas al torniquete sobre la garganta popular. Y eso, genera una irritación que subyace en el ánimo de los mexicanos que no siempre, o mejor dicho casi nunca es reflejada por los medios de comunicación incondicionales con el poder político en turno.
De allí que las circunstancias, pese a que las fuerzas del sistema lo nieguen, se avizora la posibilidad de que ANDRES MANUEL LOPEZ OBRADOR pueda ganar la elección presidencial en el 2018. Y esta percepción no es producto de adhesiones personales sino de análisis reflexivos al amparo de las circunstancias del país y de movimientos transformadores en el exterior.
Pese a que localmente nos han presentado a DONALD TRUMP como un villano, lo cierto es que el ganó la presidencia de los Estados Unidos porque le habló a la masa social silenciosa y oculta que nunca vio la suya con los demócratas y republicanos que conformaron un establishment que amplió la brecha entre pobres y ricos. No advertir esa verdad es cerrar los ojos a la verdad y a la lógica.
Los BUSH, padre e hijo, fueron presidentes de Norteamérica y solo embarcaron al vecino país es guerras tanto sangrientas como inútiles. La popularidad de BILL CLINTON no fue suficiente como para disipar la sospecha general de que su esposa HILARY era más de lo mismo.
Todo ello conforma en México un entorno social y político que no puede ignorarse, más cuando el regreso del Partido Revolucionario Institucional ha resultado todo un desengaño con las ilusorias promesas del actual jefe del ejecutivo federal cuya popularidad está por los suelos.
Todo lo anterior le da bases sólidas a la posibilidad de que “El Peje” sea considerado como una alternativa para que las cosas mejores ante el fracaso de los otros partidos. Falta año y medio para que la voluntad del pueblo mexicano se exprese en las urnas. De hoy a entonces, muchas cosas pueden pasar. Pero por lo pronto, negar que el tabasqueño pueda ganar resulta una apuesta auténticamente incierta.
Pasando a asuntos locales, déjenme comentarles que las obras de las banquetas en el primer cuadro de Tampico han suscitado gran descontento, pues la población cataloga como una imprudencia que se realicen en una temporada en que el movimiento peatonal es intenso y que se expone a los viandantes a un accidente al tener que caminar por el arroyo de la calle.
No faltan los que culpan al ayuntamiento de tal inconveniencia, pero lo que no se sabe es que las obras fueron contratadas y licitadas por la anterior administración estatal y que por razones de término presupuestal tienen que completarse antes de fin de año, so pena de que se cancelen las partidas correspondientes. De allí que se hayan roto las banquetas en ambos de las calles, principalmente en la Altamira, pese a las recomendaciones que en contrario hiciera la Dirección de Obras Públicas del municipio. Ay EGIDIO, tus errores todavía nos persiguen.
Y fíjese usted que los elogios que el gobernador JAVIER GARCIA CABEZA DE VACA le ha hecho al alcalde de Ciudad Madero, ANDRES ZORRILLA, le han nublado el entendimiento pues ahora se cree un “delfín” que se niega a establecer comunicación con su pares de Tampico y Altamira, MAGDALENA PERAZA y ALMA
LAURA AMPARAN.
raulpazos45@gmail.com