Estamos a los pies de un Año Nuevo. Cruzamos un mar de venturas, trabajo, imaginacion y vida. Hemos llegado a tomar la estafeta en una vuelta más de nuestra existencia. Tomar la estafeta no es fácil, se requiere el equilibrio y el contrapeso corporal en acción de fuerza y pensamiento.
Tampoco ha sido fácil recibirla en un espacio convulsionado por la tragedia, la desesperanza en que vivimos. Pero ha sido la fe que ilumina nuestros pasos en una competencia que no siempre es pareja para todos. La meta parece lejana, y la rivalidad a veces invade los carriles que hace trastabillar el ritmo de quienes aspiran llegar a la meta en esta vuelta. La última para algunos, la primera vuelta para otros, una vuelta más para muchos.
La carrera se vuelve tropel y en el fragor de la batalla crea una aureola que persigue a quienes sueñan y aspiran una existencia mejor. Tocar la estafeta es un alivio, sostenerla una pasión, llegar a la entrega inmediata un esfuerzo de vida.
Mañana estamos de nuevo en la pista de la vida. Otros, en la pista de la muerte. Pero siempre amigos y amigas, estaremos en el carril de la esperanza y de la gloria.
Tocamos la estafeta, con el calor de ustedes, con el amor de la familia.