No obstante las airadas protestas e indignación general originados por el alza de los precios de la gasolina, el gobierno anunció ayer que también aumentarán las tarifas del servicio de energía eléctrica, pero no es porque no le importe el bolsillo ni el malestar de la sociedad y las repercusiones políticas que tendrá la medida, sino porque no tiene otra opción menos lesiva para compensar la crisis económica que se le ha venido encima.
Podría emprender acciones drásticas contra la corrupción, pero como eso sería un suicidio para el partido en el poder, prefiera sacrificar a los demás.
Total, si los analistas y los estrategas dan como un hecho que, como resultado del descrédito que sufre entre los ciudadanos, el PRI será aplastado en las contiendas electorales de este año y del 2018, aparentemente le da igual aumentar su impopularidad si mejora la cuantía de los ingresos.
Como ocurre en el futbol, es lo mismo perder por un gol a cero que por una goleada, así que hará cuanto considere necesario para enfrentar los efectos negativos de la caída de los ingresos petroleros y las circunstancias de adversidad internacional, si eso le permite superar las dificultades sin necesidad de recurrir a prácticas más riesgosas como el aumento de impuestos, la creación de otros nuevos o pedir prestado.
El presidente Enrique Peña Nieto y los militantes de la causa priista saben que los días del tricolor en los Pinos están contados y van a seguir apretando tuercas si eso les garantiza evitar males peores, mientras vuelven los tiempos de vacas gordas.
De acuerdo con la información oficial, la elevación de las tarifas eléctricas sólo afectaría a los sectores pudientes. Las de los industriales subirán de entre 3.7 y 4.5 por ciento, las comerciales de entre 2.6 y 3.5 por ciento y las domésticas de alto consumo sólo el 2.6 por ciento.
A decir de las autoridades federales, el 99 por ciento de los consumidores del servicio, es decir, aquel que tiene bajo consumo del servicio, teóricamente no serán perjudicados.
Lo que no dicen es que los industriales y comerciantes no absorberán los incrementos del consumo de la energía sino que los cargarán a los costos de producción y comercialización, como es habitual, y al final de la cadena productiva serán los consumidores, tanto los adinerados, como los de clase
media y los pertenecientes a los segmentos populares, los que pagarán las consecuencias.
Es necesario señalar, además, que no obstante que será hasta el mes de junio cuando entrarán en vigor en el Estado los nuevos precios de los combustibles, los transportistas, de pasaje y de carga, por ejemplo, ya realizan los estudios para determinar en qué proporción trasladarán los porcentajes del incremento a los usuarios, que antes de que finalice el 2017 ya habrán afectado a todos.
De manera que, con protestas y sin protestas, a la inmensa mayoría de la población no le queda de otra que amarrarse el cinturón, hacer malabares para hacen rendir los bajos ingresos y percepciones y, como a juan pueblo no le otorgaron ningún bono navideño ni de fin de año como los que se asignaron los diputados federales, no tiene más remedio que tratar de sortear de la manera menos dañina el impacto de las disposiciones gubernamentales.
Eso sí, así como los ahorcados tienen el derecho al pataleo, los ciudadanos tienen la libertad de mentar madres, salir a la calle a expresar su desacuerdo, hacer memes simpáticos, organizar filas para recordarle el 10 de mayo al gobierno, sin olvidar, por supuesto, cobrarle al PRI, al PAN y al PRD, cuyos representantes levantaron el dedo para aprobar el alza, las facturas correspondientes al momento de acudir a ejercer el derecho del sufragio en las urnas.
Pero eso tampoco parece preocuparles porque desde el poder las cosas se ven muy diferentes a como se aprecian desde abajo.
Según apreciación del dirigente nacional del ex invencible, Enrique Ochoa Reza, la liberación de precios de los combustibles no influirá en los resultados electorales y como el PRI, afirmó, postulará a los mejores candidatos, los más honorables, honestos y arraigados, éstos son los que triunfarán en los comicios.
Lo que parece que ya se le olvidó al jerarca priista es que eso mismo dijo el año pasado durante la contienda de gobernador, alcaldes y diputados locales de Tamaulipas y ya ven lo que sucedió.
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