Confieso que me equivoqué con el fatalismo histórico de los mexicanos y su esperada sumisión a las decisiones federales sobre el aumento a los precios del energético.
Las protestas han crecido como un reguero de pólvora y hasta en Tamaulipas, en donde no se apreciaban señales de riesgo, el norte se ha convertido en algo similar a un polvorín.
Y hoy podría ser un día dramático para la frontera tamaulipeca.
Ayer, los expendedores de gasolina de esa región, desde Nuevo Laredo hasta Matamoros, preparaban un paro prácticamente general de las estaciones en la zona, que podría dejar a la misma sin ese combustible –de aplicarse– hasta por una semana o quizás más.
Una llamada se multiplicó ayer en esas latitudes como un virus, palabras más, palabras menos:
“Te hablo para avisarte que todas las gasolineras de Río Bravo, Reynosa y Matamoros van a estar cerradas a partir de mañana. Por si quieres ir a llenar los tanques antes de las doce de la noche, porque vamos a abrir hasta que nos solucionen de Hacienda sobre un estímulo fiscal. Las gasolineras no van a comprar hasta que resuelvan eso…”.
No están solas esas tres ciudades, en Nuevo Laredo casi 9 de cada 10 expendios preparaban también el cierre para este fin de semana, exactamente por el mismo motivo de sus colegas en el resto de la frontera tamaulipeca: el subsidio que deben asumir de tres pesos en cada litro vendido que Hacienda les debe reintegrar y que ahora se debe recuperar con trámites engorrosos.
“No vamos a aguantar más allá de esta semana”, advirtió el líder de los gasolineros nuevolaredenses, José Luis Palos.
Es un escenario para no dormir. Y no exagero.
Sólo imaginemos a decenas de miles de automóviles y camiones varados en esa región por el desabasto. Imagine el caos en los puentes binacionales con los residentes mexicanos tratando de cruzar a Estados Unidos para cargar gasolina; imagine a decenas de miles de tractocamiones sin el diesel necesario para retornar a sus lugares de origen. Un infierno.
No sé a estas horas si se va a concretar esa reacción, que va mucho más allá de una amenaza, pero de cumplirse sería sólo el comienzo del caos, porque de no atender Hacienda el reclamo de inmediato el resto del Estado podría seguir el mismo camino de la rebelión y provocar un escenario de pesadilla y quizás –no quiero pensarlo– hasta de violencia.
¿Qué hacer al respecto?
Me parece que debemos conservar la calma y no caer en histerias que empeorarían esta situación. Habrá quienes hagan caso de las ominosas advertencias y puedan llenar sus tanques de un tirón, pero una gran parte de los tamaulipecos apenas podemos ponerle 100 o 200 pesos a nuestras unidades para irla pasando y un desquiciamiento en la compra de combustibles generaría un desabasto sin sentido, pero que nos afectaría gravemente a muchísimos. Y sin razón hasta ahora fuera de la frontera.
Dos saldos deja hasta ahora este escenario. Uno malo y otro bueno.
El malo es que una vez más se comprueba que el gobierno peñista ha perdido completamente la brújula y no encuentra salidas al laberinto que ellos crearon. La nave federal hace agua y no se ve a un capitán capaz de salvarla.
El saldo bueno es que los mexicanos al parecer hemos dejado atrás la atávica costumbre de doblar las manos y aceptar con humildad los azotes. La capacidad de respuesta existe y está sobre la mesa.
Y para desgracia del partido en el poder, esa capacidad se va a reflejar en el 2018, año en el cual no sabemos aún quién ganará, pero sí queda claro desde ahora que el PRI, morderá el polvo….
La frase del día
“Los sabios son los que buscan la sabiduría; los necios piensan ya haberla encontrado…”
Napoleón Bonaparte/ Militar y estadista francés
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