El presidente Enrique Peña Nieto salió a dar la cara pero no para reconsiderar el alza de los combustibles y aquietar las protestas y las críticas a que ha dado pie la disposición, sino para ratificarla y justificarla, asumir los costos y riesgos, así como para argumentar que, de no haberse adoptado, los efectos y las consecuencias serían peores.
Como lo señalamos en la columna de ayer, no obstante la indignación popular, el primer mandatario externó que no habrá marcha atrás al incremento. La razón, que es indispensable para preservar la estabilidad económica, aunque el saqueo de tiendas y otras reacciones de los segmentos de escasos recursos indican que podría ser también a costa de la estabilidad social.
Habrá que ver, sin embargo, si el gobierno midió con precisión los alcances de los aumentos, porque las alzas de las tarifas del transporte foráneo, de artículos de consumo básico como la masa y la tortilla, que tampoco tendrán marcha atrás, entre otros efectos que van golpear fuertemente el bolsillo de las clases necesitadas, anuncian que la escalada alcista podría ser superior a la prevista y provocar problemas mayores a los estimados.
Si con la misma energía con la que los gobernantes actúan en materia económica para salvar al país de males más graves, como dicen, actuaran contra la corrupción y la impunidad que asfixian al país y que son causantes en buena parte de las dificultades que obligan a tomar decisiones “dolorosas pero necesarias”, quizá la medida habría sido aplaudida, pero como en este renglón no se ha visto otra cosa que discursos y retórica, la reacción ha sido de rechazo y condena.
El que, cono ya se va haciendo costumbre, por otra parte, perdió otra oportunidad para quedarse callado fue el dirigente nacional del PRI, Enrique Ochoa Reza. La liberación de los precios de los energéticos, es una medida inteligente, dijo el jerarca priista que, en lugar de guardar silencio y mantenerse al margen del tema, por lo menos mientras amaina la indignación, elevó la voz sólo para granjearse el repudio comunitario y perder nuevos adeptos y seguidores.
En ese escenario de malestar, el dólar estadounidense, para variar, estuvo a punto de llegar a los 22 pesos.
La noticia que quitará parte de la atención de los gasolinazos, fue la designación del ex Secretario de Hacienda, Luis Videgaray Caso, uno de los hombres más cercanos del Jefe del Ejecutivo federal, como nuevo Secretario de Relaciones Exteriores, en sustitución de Claudia Ruiz Massieu.
El economista que fue echado del gabinete por invitar al ahora presidente electo de los Estados Unidos, Donald Trump, a platicar con EPN en la residencia oficial, tras la embestida del magnate contra los mexicanos a los que no ha bajado de delincuentes y traficantes de drogas, regresa al equipo presidencial.
Pero no para revivir sus aspiraciones de presidenciable, como algunos piensan, ya que nadie olvida que traer a la casa de todos los mexicanos a quien ha insultado, denigrado y llenado de lodo a toda la nación, es algo que los ciudadanos no olvidarán a la hora de acudir a las urnas a elegir al próximo presidente de la República, sino únicamente para ayudar al Señor de los Pinos a desintoxicar la relación con el sucesor de Barack Obama.
Además de que ser candidato del PRI al cargo de mayor jerarquía y responsabilidad política en un escenario tan adverso para la causa tricolor como el actual, más que premio parece que sería un castigo.
Ya que hablamos del ex invencible, el ex diputado federal Roberto González Barba ha confirmado que, tan pronto el alto mando nacional del instituto político que aún gobierna al país dé a conocer la convocatoria que fijará los términos y condiciones de la elección del nuevo presidente estatal de los priistas tamaulipecos, se registrará como aspirante.
El objetivo, obligar al CEN, que pretende resolver el cambio de dirigente en una encerrona desde la capital del país, a abrir el proceso y a tomar el parecer de las bases partidistas.
Los priistas dudan, sin embargo, que si desde mero arriba le piden al profesionista que desista de sus pretensiones, seguramente el interesado en el cargo que actualmente desempeña en forma interina Aída Zulema Flores Peña no tendrá más alternativa que obedecer y acatar sumisamente la decisión de las cúpulas.
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