* El autor es Premio Nacional de Periodismo 2016.
Peña Nieto reapareció este miércoles justo cuando la indignación popular recorre la república como resultado de las aberraciones políticas y financieras del supremo gobierno. Y cómo no, si para remover la herida el presidente anunció el retorno de Luis Videgaray al gabinete nada menos que como secretario de Relaciones Exteriores. Más tarde este ex titular de Hacienda aceptó desconocer el trabajo relativo a la dependencia solicitando el apoyo de sus colaboradores, seguramente para no ser motivo de hilaridad en los grandes escenarios en los que ahora le tocará actuar. ¿A qué viene el presunto gestor de la visita de Trump a Los Pinos?. Elemental, va sobre la candidatura presidencial motivando la preocupación sin duda, de Osorio Chong.
Lo cierto es que EPN reapareció para decir a los mexicas que siente mucho-mucho el incremento a los combustibles, que no era su intención pero que ya se están buscando formas de resarcir el daño. Lo dijo como si el asunto no tuviera las dimensiones de una auténtica tragedia, sólo le faltó agregar el clásico “ya supérenlo” que aconsejara a los familiares de los normalistas desaparecidos que le valieran las más variadas críticas dentro y fuera del país.
“Lo siento” dice el presidente, sin embargo no se observa la más remota posibilidad de cambiar o al menos reformar las imposiciones que traen de cabeza a la república. En este caso no son sólo los maestros víctimas inmediatas de la “reforma” educativa o los compañeros de los estudiantes, tampoco quienes protestan por la inseguridad o falta de empleo. Mucho menos quienes pese al clima adverso, se atreven a exigir seguridad en sus comunidades poniendo en riesgo su vida y la de sus familiares.
No se trata de grupos pequeños porque en esta ocasión la nación entera está encabronada. Y ni modo que sea invento. Así debió verlo el presidente antes de explicar lo inexplicable. Y es que nadie se traga la justificación de que todo se debe a factores internacionales, como si la paisanada fuera tonta de ahora para ignorar que el desastre en gran medida tiene que ver con la corrupción e impunidad. Una sola pregunta ¿por qué en lugar de construir más refinerías se desmantelaron las de mayor producción?. En este sentido comparten la irresponsabilidad PRI y PAN cuyos gobiernos alimentaron la tragedia que vive México. “Son los mismos”, ya lo dijo López Obrador.
En opinión del escribidor Peña Nieto minimiza el enojo popular y las consecuencias pueden ser tan graves como para propiciar un viraje político en considerando que el régimen está sostenido por alfileres, es decir, no existe liderazgo suficiente para superar crisis extremas como la que vivimos.
Suponer que las protestas son actos vandálicos es cerrar los ojos a la realidad cuando la verdad es que México está ante una rebelión social de alcances no imaginados. Saquear tiendas, bloquear tránsito citadino y carretero, cerrar gasolineras, “tomar” oficinas públicas y casetas o parar la distribución del combustible son decisiones originadas por el hartazgo. Y conste que en los operativos participan hasta empresarios del transporte que no pueden ser calificados de pandilleros cuando por interés propio se manejan dentro de la institucionalidad condicionada por las autoridades.
Total que excepto la gran burocracia y el 4 por ciento de las familias dueñas de la economía mexica, las medidas adoptadas por el régimen tricolor a todos afecta. Ingenuo quien crea que todo esto es ajeno a la reforma energética.
Ajuste estatal
Ya sabemos que el gobernador Cabeza de Vaca se opone al “gasolinazo” y que según declaró, hará lo posible para que el impacto sea mínimo en Tamaulipas. Está bien y estaría mejor si ordenara la disminución de gastos que en algunos casos parecieran fuera de orden. ¿Qué tal reducir sustancialmente el parque vehicular que en los últimos años fue considerado por la comunidad como un exceso y una ofensa del poder tricolor?. Por lo mismo habría tremendo ahorro en combustibles. Tal vez también fuera bueno revisar algunos privilegios de funcionarios por los que deben pagar los contribuyentes como el uso de teléfonos y otros sofisticados aparatos que en realidad son innecesarios en el ejercicio gubernamental cuando existe la vocación de servir.
Y es que las nuevas medidas económicas ordenadas por EPN vislumbran otra dimensión para el estado por lo que se requiere actuar en consecuencia. Y en cuanto a la Conago no hay que esperar mucho tomando en cuenta que la mayoría de los gobernadores son priistas que bien podrían ser utilizados para justificar el atentado contra la república.
Sucede que
Oiga, ahora resulta que el arribo de Videgaray a la SRE pudo ser ordenado por Trump. No olvidéis que el republicano triunfador en su momento lamentó su renuncia a la Secretaría de Hacienda. Y qué tal que EPN buscó protegerlo sabedor de la crisis que se avecinaba sacrificando al “pobre” de José Antonio Meade quien tendrá que decir bye, bye a la candidatura presidencial. Total que el regreso de Videgaray no deja de ser una desgracia agregada a esta doliente república.
Y hasta la próxima.