“Improvisado, incompleto es insuficiente”.
Sólo faltó el crudo adjetivo popular que etiqueta a lo que no se quiere ni ver: “E hijo de la ch…”
Las tres primeras definiciones fueron las que le asestó la Confederación Patronal de la República Mexicana, por sus siglas COPARMEX, al Acuerdo Para Proteger a la Economía que ayer anunció el Presidente Enrique Peña Nieto, en el cual agradeció el apoyo de sindicatos y empresarios, como respuesta a los efectos inflacionarios del llamado “gasolinazo”.
Pero… ¿Dónde están los empresarios?
La central más poderosa de la iniciativa privada de México, la ya mencionada, fue precisamente la que se negó a firmar el supuesto consenso de sectores, al señalar que en la construcción del mismo faltó el diálogo social y que, sin duda tiene razón, los convenios apresurados arrojan resultados limitados.
Las razones exhibidas por la COPARMEX se enmarcan hasta ahí, en la cortesía institucional, pero a continuación lanzó el dardo envenenado: “El gobierno no está haciendo su parte y este anuncio es sólo una estrategia de comunicación”. Como lo quiera ver, es una mordida en la yugular del acuerdo.
El escenario es entonces oscuro: Un mal parto, con un niño atravesado y sin incubadora para fortalecerlo. ¿Por qué?
La verdad es que maldito el beneficio que produce el supuesto apoyo de los sindicatos, porque esos gremios desde hace décadas dejaron de representar a los auténticos trabajadores y se convirtieron en becas vitalicias de una corte de líderes venales a quienes lo menos que les interesa es el beneficio de sus representados. Así, que firme la CTM, CROC y toda esa cauda de membretes agónicos es lo mismo que nada.
Lo importante, lo vital, es precisamente que ese acuerdo fuera legitimado por los dueños del dinero privado, los que manejan o manipulan los mercados y por lo tanto los precios reales, los que fijan las condiciones de la oferta y la demanda y los que pueden garantizar el abasto de mercancía o crear un caos con la especulación.
Y esos, insisto, no firmaron.
¿De qué sirve un convenio mocho, sin piernas para hacerlo caminar?
Evidentemente para muy poco, porque conforme a la visión del empresariado, este teórico consenso es una receta destinada a parecer, no a ser.
Caray, no los entiendo.
Si ya nos tenían acostumbrados a un amargo desayuno mensual con el alza sistemática en el precio de los combustibles, si ya veíamos ese castigo al bolsillo cada 30 días como un mal necesario, ¿para qué demonios soltarnos un golpe brutal, sin guante y directo al hígado?
Y sumado a lo anterior, los anuncios paralelos dan grima. Como el de la reducción del 10 por ciento a los sueldos de los altos funcionarios, en apoyo de esa suma de voluntades.
No sé cuánta falta les hará ese dinero que no cobrarán, pero si tomamos en cuenta que los Secretarios del gabinete federal perciben en promedio salarios mensuales básicos no menores a los 165,000 pesos –algunos perciben más de 200,000– no creo que sufrirán mucho porque les quiten de 16 mil a 20 mil pesos cuando su mesada es tan alta, a la cual se suma la compensación que por ser privada, no se incluye en las asignaciones oficiales y que en esos niveles normalmente es dos veces más grande que el salario.
¡Pobres secretarios!… van a tener que sacrificar algunos almuerzos en Sanborns Azulejos y en el pantagruélico bufete del Fiesta Americana; o tal vez no disfrutarán una o dos comilonas en los restaurantes de la avenida Presidente Mazaryk. Casi me causan piedad.
Vaya que tiene razón la COPARMEX: El gobierno no está haciendo lo suyo…
La frase de hoy
“Y aquellos que fueron vistos danzando fueron vistos como locos, por aquellos que no podían oír la música…”
Friedrich Nietzche/Filósofo y poeta alemán
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