*El autor de Premio Nacional de Periodismo 2016.
Este miércoles hasta las 14 horas con cincuenta y cinco minutos y casi diez segundos no se sabía en Tamaulipas de alguna estrategia oficial de carácter integral que suavice el impacto del sorprendente e increíble incremento a los energéticos ordenado por el supremo gobierno. Hay pronunciamientos de grupos y sectores pero institucional nada, nadita de nada.
Usted dirá que el nuevo régimen aún no se repone del lamentable estado en que recibió la administración como para enfrentar de golpe y porrazo la crisis
derivada del mencionado aumento que trae de cabeza a la república. Y pue-que tenga razón, sin embargo urge tomar medidas y proponer soluciones que mitiguen el enojo popular.
En este sentido si bien es cierto que por acá no se registran saqueos ni violencia (al menos hasta ahora), ello no significa que las familias estén resignadas a que la gran burocracia le siga cargando las consecuencias de la corrupción en la que el presidente Peña Nieto no tuvo empacho en incluirnos a todos con eso de que “nadie se atreve a lanzar la primera piedra”.
En Tamaulipas señoras, señores, padecemos la misma tragedia que el resto del país, de ahí la necesidad de que las autoridades se coloquen al lado de la sociedad y actúen en consecuencia ipso facto. El daño a la economía familiar es irreversible. Este mismo miércoles nos encontramos con la novedad de que en el centro del estado los precios de la tortilla y el pan se elevaron en la misma proporción del gasolinazo. Es decir 20 por ciento pese a las advertencias de Profeco cuyos funcionarios en este como en otros muchos asuntos, permanecen cual invitados de piedra o mejor dicho, le hacen al “tío Lolo”, que no es lo mismo pero es igual.
De manera que la paisanada no conoce de estrategia sería que haga sentir que no está sola. Sucede lo contrario en otras entidades donde las autoridades responden con propuestas que parecieran incluso, diferentes a las expectativas del supremo gobierno, como son los casos de Nuevo León y Chihuahua cuyos gobernadores están dispuestos a importar directamente los combustibles a efecto de que sus coterráneos los obtengan más baratos. O en Jalisco donde el priista Aristóteles Sandoval propone retirar el financiamiento a los partidos políticos sobre todo en los años que no registren elecciones además de establecer riguroso plan de austeridad oficial. También en Veracruz Yunes hace suyo el problema ordenando la disminución de los sueldos a funcionarios al 50 por ciento, entre otras medidas. Y ya sabéis que sigue rescatando dinero público adquirido mediante trampas por los cómplices del poder.
En eso de retirar el financiamiento a los partidos por supuesto que el escribidor está de acuerdo desde siempre, toda vez que la presunta democracia resulta demasiada cara a los contribuyentes y con los lamentables resultados a la vista del portador. Ya está bien de mantener a una clase política parásita, ociosa, desvergonzada y corrupta. El subsidio a los partidos debe ser eliminado de una vez por todas para que los políticos hagan lo que en otros países, sea “rascarse con sus propias uñas” que para eso se las dejan crecer…pelaos estos.
En Tamaulipas entonces seguimos esperando un plan de austeridad que haga renacer la esperanza el cual seguramente no se originará en el congreso donde está claro que lo que menos existe es austeridad. Recién fue público escándalo el despilfarro registrado en el Legislativo con motivo de la reunión nacional de dipus locales donde, ¡faltaría más! Tamaulipas envió el mayor contingente con cargo al erario. Y a todo lujo porque se trataba de presumir aunque no aportaron maldita la cosa. Ojo Carlos Alberto García González que los excesos no conducen a nada bueno.
AMLO ENEMIGO A VENCER
Algunos personeros del PRI y sus aliados disfrazados de “analistas” insisten en culpar a López Obrador de los desmanes en diversos estados derivados del gasolinazo. Por supuesto se trata de perversa campaña en el objetivo de deteriorar su imagen y por consecuencia disminuirle puntos en su afán de llegarle a Los Pinos.
PAN y PRD se cuelgan de la oportunidad con todo y que algunos articulistas y escritores serios como Jorge Castañeda y Héctor Aguilar Camín, señalan que los hechos tienen el inconfundible sello “del viejo PRI” y hasta aseguran, sobre todo el primero, que “huele a Gobernación”.
Al respecto AMLO precisa que los saqueos y demás, forman parte de una estrategia oficial para infundir miedo y aterrorizar a la sociedad. Sea como fuere pareciera que se trata de una manipulación violenta que la historia de México sólo registra en tiempos de crisis profunda.
SUCEDE QUE
Oiga, que los escandalitos y berrinches de Gonzalo Hernández Flores y de su grupo contra la UAT no son producto de la casualidad sino de propósitos claramente definidos donde, dicen, mucho tiene que ver cierta oficina habitada por profesionales de la provocación. ¿Será?.
Y hasta la próxima.