Si los reyes de Sodoma y Gomorra, se ahogaron en pozos de petróleo, es porque la abundancia del aceite de piedra, en el vientre del Mar Muerto, ya desde entonces era evidente. El Génesis da cuenta de como estos pecadores, murieron devorados por el incendio de los combustibles. Un infierno demasiado caro, podríamos decir. Lo que ahora sufre Peña Nieto, con una nación encabronada, por el fracaso de la política petrolera, es todavía peor.
Aquí en México, la gran mentira poética de Ramón López Velarde sigue siendo una especie de abstracción fatalista y religiosa para tratar de justificar una trama de codicia, de ambiciones desmedidas y corrupción. El escritor zacatecano, oriundo del pueblo de Jerez, considerado por algunos como el poeta de la revolución, era también un consumado beato, un ferviente católico, seguidor de Francisco Madero.
A ello obedece que en la creación de su poema “La Suave Patria”, (1921), su autor plasme ese famoso verso: “El Niño Dios te escrituró un establo y los veneros de petróleo, el diablo”. Pero aquí nada tuvo que ver algún elemento metafísico, mucho menos demoniaco. La historia del petróleo en México, tiene responsables concretos. Y les puedo asegurar que en su devenir, hay por lo menos, pendientes, más de mil años de cárcel, tanto de priístas, como de panistas.
Basta con revivir los expedientes del Pemexgate, en los tiempos en que Francisco Labastida fue candidato a la Presidencia. Bandidos como Gamboa Patrón o Beatriz Paredes, se quedaron con muchísimo dinero. Posteriormente en los tiempos de Fox y de Calderón, el contratismo de familiares y de amigos, como César Nava que, al salir de Pemex, se compró una residencia multimillonaria, en Polanco. Todas esas son historias que ya no se cuentan pero cuentan, (y cuestan), mucho.
En 1938, el General Lázaro Cárdenas del Río, ahijado traidor de los sonorenses, expropia lo que a la postre sería nuestra industria nacional por excelencia.
Con los ingresos del petróleo, México cruza exitosamente la época del milagro mexicano, y se sigue de frente. Sólo de ahí salía la lana. Las carreteras de hoy, están hechas con la renta petrolera, los edificios del IMSS y del ISSSTE, los dos pilares de nuestra raquítica infraestructura de salud, y la mayor parte de las aulas escolares, que ahora usted y yo, podemos ver en ciudades, pueblos y rancherías, se lograron gracias a los ingresos de nuestro llamado oro negro.
Justamente a esta metáfora dorada, acaba de referirse, de manera muy desafortunada el presidente Peña Nieto. Nuestro titular del Ejecutivo federal hizo el siguiente comentario: “La gallina de los huevos de oro se secó”, dijo EPN.
Efectivamente, hay una fábula llamada “La Gallina de los Huevos de Oro”, narrada originalmente por Esopo. Y habla de que el dueño de dicha ave, tentado por la ambición, la mató, pensando que si diariamente el animal ponía un huevo de oro, su carne debería tener mucho más, y no fue así.
Traducido para el caso mexicano, Peña Nieto está aceptando tácitamente su grave error, como autor de una reforma energética que, acabó con la soberanía de la paraestatal, sacrificándola al mercado global, que ahora lo desdeña. Su gobierno quiso hacerse de riqueza mediante una maniobra legislativa, y le salió el tiro por la culata. La reforma, ha traído más pobreza y mayor encarecimiento de mercancías. Se trata, ni más ni menos, que una gallina maniatada de los huevos.
Por otra parte, en boca de nuestro jefe político nacional, el uso del lenguaje es incorrecto. Las gallinas, como aves que son, no se secan. Sólo pierden la humedad, cuando son polluelos y salen del cascarón.
¿Acaso, EPN quiso decir que murió de sed? De ser ese el sentido que quiso dar a sus palabras, entonces podríamos decirle a Peña, que, a casi ochenta años de la expropiación, la famosa gallina murió del suplicio de Tántalo, pero porque los gobiernos priistas y panistas, prefirieron hacer negocios privados, antes que crear las refinerías que la patria necesitaba, y sigue necesitando. Ahora Peña tendrá que echarle muchos productos de gallina, (valor) a la relación sado-masoquista con Donald Trump.
Luisa Margarita Chávez
Martínez, prestigia la funcion pública
Después de que ayer les comentábamos la desafortunada conducta de un funcionario estatal, hoy les decimos que en el área de becas, en el equipo del tampiqueño Mario Leal, labora la doctora en educación Luisa Margarita Chávez Martínez, una dama que prestigia la función pública que desempeña. Con talento y sobre todo con disciplina, la mencionada mujer está contribuyendo con lo mejor que tiene para meter orden y sacar adelante los programas correspondientes.
Posdata:
MAÑANA LES PLATICO QUIÉN ES EL BUENO PARA EL PRI.