Una de las frases que pueblan el mundo de la medicina asienta que muchas de las grandes verdades de hoy serán las mentiras de mañana.
Y vaya que son palabras certeras.
Ayer, una información difundida por una autoridad en la materia, dio a conocer que de un gran número de entidades que manejaron y en el papel comprobaron el uso de recursos multimillonarios en los últimos años, algunas padecen, para decirlo en términos médicos, una enfermedad:
Opacidad.
De acuerdo a esa revisión de cuentas, el sector salud de nuestro Estado en los años cercanos no transparentó la aplicación de alrededor de 4 mil millones de pesos en diversos programas y acciones, lo cual me arroja en los terrenos de la confusión y me hace víctima junto con muchos más, de la burlona frase coloquial “Mi no entender”.
A ver, a ver. Si en una recapitulación tomamos sólo los tres años finales de la administración anterior, pareciera que esa opacidad denunciada se refiere a otro Estado en materia de salud pública. Conforme a lo difundido en ese tiempo, Tamaulipas cosechó reconocimientos de todos tipos y tamaños en infraestructura y en aprovechamiento integral de recursos, así como en prevención de enfermedades. No fueron auto elogios, fueron premios de orden federal, con lo que el grado de excelencia parecía ser etiqueta del sector.
Y ahora que ya los protagonistas de esos días no están, resulta que ni fueron tan buenos ni fueron tan efectivos. Y las preguntas brotan naturales:
¿Por qué hasta ahora aparecen esos números?
¿Es que acaso esas auditorías no se llevan a cabo año tras año?
¿Tuvieron que pasar tres años para que se percataran de que no se estaban rindiendo cuentas claras, como esa autoridad señala?
No creo que alguien responda. En primer lugar porque no hay quien me haga vivo en el mundo y en segundo porque este tipo de “descubrimientos” siempre se dan precisamente cuando los implicados ya no están en el gobierno en curso.
Habrá que ver si esa frase citada al principio de este espacio, gracias a los vaivenes de la política, se puede aplicar al revés:
Las verdades de ayer podrían ser las mentiras de hoy…
Ahí está el detalle
Coincido plenamente con el llamado de las autoridades –y lo apoyo– de sumar esfuerzos a través de congresos y foros en donde participen los ciudadanos con su opinión, para que Tamaulipas sea el lugar seguro que todos deseamos disfrutar. Bueno, casi todos.
Sólo una observación a esa convocatoria. Es obvio que quienes intentan hacer de nuestra patria chica un mejor lugar son precisamente quienes hoy tienen en sus manos la responsabilidad de gobernar. Con ese antecedente, me parece que en el sano afán de convencer a la sociedad a que aporte su percepción, se está aplicando una autocrítica demoledora y a la vez otorgando un no deseado reconocimiento a gobiernos anteriores.
En el exhorto se llama a ayudar para que Tamaulipas sea lo que antes fue. Y como dice Cantinflas, ahí está el detalle.
Lo que fue Tamaulipas en materia de tranquilidad pública fue construido por ese ahora odiado sistema priísta. Y quienes lo cambiaron, por desgracia para mal, fueron las huestes del presidente Felipe Calderón Hinojosa, gracias a su papel de perro guardián de los intereses de Estados Unidos, que dejó como resultado un escenario dramático: la droga circulando como siempre en ese país y los muertos cayendo como nunca en México.
Autogol, sin duda alguna…
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