* El autor es Premio Nacional de Periodismo 2016.
Está científicamente comprobado que si la corrupción no se barre de arriba hacia abajo todo esfuerzo por eliminarla será inútil. Es razón por la cual en México no funciona ningún programa en este sentido. Ya sabéis que gobiernos van, otros vienen y el problema persiste. Es más punto com, pareciera que cada régimen lo fertiliza pasando a ser símbolo cultural e histórico de la familia “rovolucionaria” con cargo a la maltratada economía nacional. ¿Qué hacer para que los políticos y funcionarios no se despierten pensando cómo hoder a la república?. Esta es la pregunta justa que nos hacemos 120 millones de mexicas antes de dormir.
De manera que la corrupción ha de combatirse de arriba hacia abajo lo cual es un absurdo en nuestro país considerando que aquellos que debieran acabar con la nociva práctica son justamente quienes la ejercen con mayor eficacia. “Con otra”, como dijo aquel, lo hacen de manera impune, cínica y en la mayoría de los casos presumiendo la protección de las instituciones.
Por ello no habrá programa que entregue cuentas satisfactorias a la sociedad civil por más celebrado que sea. Por cierto una densa nube de polvo cubre al “supe-sistema anticorrupción” que no hace mucho mereciera tantísimos discursos y elogios pagados en los medios de comunicación, el cual e ipso facto fuera enviado al basurero de las cosas inútiles. Ni cómo negar que forma parte del gran catálogo de vaciladas que el supremo gobierno suele recetar cuando huele y siente la urgencia de un soplo de optimismo. Es entonces que políticos y funcionarios abusan de la nobleza ciudadana en el entendido de que ésta no tiene más remedio que la resignación.
Usted dirá que las mayorías tienen la oportunidad de cobrarse en los procesos electorales. Tiene razón, de hecho sucede, sin embargo lo único que a veces cambia son los colores de los edificios públicos y vehículos oficiales porque los vicios y la voracidad persisten. Ejemplos a la vista del portador “sin ir más lejos”, como diría mi sagrada abue que dios nuestro señor ha de tener a la diestra como consejera de casos imposible de remediar.
El asunto es que corrupción e impunidad son inherentes al quehacer político motivo por el cual quienes gobiernan ni ahora ni nunca estarán dispuestos a auto inmolarse tan sólo para dar gusto a quienes critican y sufren de harta envidia por el brutal enriquecimiento de los funcionarios y socios que les acompañan.
Un dato, sólo uno que bien se acomoda como ejemplo: recién Juan Manuel Portal, Auditor Superior de la Federación dio a conocer en la Cámara de Diputados que el gobierno encabezado por EPN durante el 2015 incurrió en irregularidad administrativa por 65 mil 193 millones 800 mil pesos, mismos agregados a otros 216 mil 416 millones de tiempo atrás que no se sabe dónde están. Y es solo un caso que quizá vio luz pública para aminorar un poco el resentimiento social que transcurre por caminos, brechas y veredas. Ya sabemos que no pasará nada, nadita de nada pero al menos es un consuelo.
Quedamos que en las circunstancias actuales no existe forma ni manera de acabar con la corrupción. Y quien lo dude que arroje la primera piedra. ¿Esta máxima aplica en Tamaulipas?… ¿Usted qué cree?.
YA ES VIRAL
El problema de la inseguridad parece no tener solución. Lo certifica la resignación ciudadana cuya impotencia comparte con las autoridades. No hay por dónde y así se consumen los días, las semanas y los meses. Ya sabéis, uno de los últimos “eventos” tuvo lugar en las primeras horas de este viernes en Reynosa pero existen otros muchos que no registran información oficial y aunque ni falta hace porque la comunidad aprendió a comunicarse “de voz a voz” de manera libre y espontánea y hasta le resulta mejor.
De manera que al menos en Tamaulipas la inseguridad forma parte del pan nuestro de cada día. Desde luego es un fenómeno psíquico y sociológico incluso político, que no corresponde analizar en este espacio, sin embargo sí importa saber que ciertos dineros destinados al penoso asunto no fueron aplicados de manera transparente. El mismo Auditor Superior de la Federación ha señalado que se trata de unos 300 millones de pesos provenientes de recursos federales “los que andan bailando” correspondientes al año anterior.
Por otra parte estaréis enterado de los cientos de millones solicitados y recibidos como préstamos cuya aplicación tenía el combate a la inseguridad como objetivo. No quisiéramos decir que quizá hubo ex funcionarios que aprovecharon el estado de shock social para hacer de las suyas. A lo mejor, uno nunca sabe. Sea como fuere, lo cierto es que seguimos como al principio aunque “lo más pior” es que ya nos acostumbramos que dicho sea, también tiene sus ventajas.
SUCEDE QUE
Los habitantes de la capital del estado están convencidos de que los dipus locales son de los que amanecen pensando cómo hoder a la ciudadanía. Y es que no se explican la obligación de pagar un “manifiesto” que antes sólo se cubría al momento de hacer las escrituras de la propiedad respectiva y ahora son obligados a hacerlo cada dos años. En esta ocasión y de acuerdo a “reformas” que nadie conoce, el citado documento fue incrementado en su costo casi al doble de la vez anterior, sea que ahora cuesta alrededor de trescientos pesos aparte del pago del predial por supuesto. ¿Abuso o robo?. Que responda el líder Carlos García González es que le interesa responder si no psss no.
Y hasta la próxima.