Si bien, Correcaminos en los últimos años no ha sido el mejor ejemplo de cómo se debe manejar un equipo administrativamente y deportivamente, queda claro que en la actualidad pasa por un momento turbulento que parece no tener fin.
Vamos a hablar de Correcaminos como si fuera una empresa, al final, el fútbol termina siendo un negocio, pero la analogía no va dirigida a eso, aunque lo parezca, o sea la realidad.
En cualquier grupo de trabajo, la cabeza, es fundamental para el desarrollo de la misma, las decisiones fuertes son las que toma el jefe, y también quien al final, es señalado como el causante principal de lo positivo y también de lo negativo.
En este caso, el jerarca principal es el Presidente Rafael Flores, quien será al final de la Temporada, en quien recaiga en gran medida el fracaso o éxito que tenga el equipo; por lo que se ha visto hasta ahora, todo apunta a que será lo primero.
La excusa de decir que tomaron el equipo ya armado y después de que había culminado el draft, me parece desgastada y hasta incorrecta, coincido en que no es lo mejor entrar a un proyecto que ya está en marcha, pero un punto clave de los dirigentes de éxito es avanzar, generar productividad con el material que se tiene a la mano, aquí claro que no ha aplicado eso.
Pero realmente, en un grupo social de trabajo, para mi gusto, lo más importante no es el líder, son los trabajadores, a quienes tendrás que potenciar para que den lo mejor de sí, en su labor.
“Dar a los trabajadores un trato adecuado es, en primer lugar, una exigencia ética, pero tiene también repercusiones en la buena marcha de la empresa. Un trato adecuado exige reconocer que se lidera a seres conscientes y libres, y eso exige veracidad y una participación adecuada a cada situación”, indica en una tesis Doménec Melé.
En Correcaminos, diferentes fuentes indican que los jugadores (los trabajadores de la empresa), no están a gusto, pues les cambiaron acuerdos que ya tenían previamente, con el discurso de que “esos acuerdos fueron hechos cuando estaba la anterior directiva”.
Si la empresa, no tiene con la playera puesta y a gusto a sus trabajadores, claro que será casi imposible que avance.
Hace días ocurrió el tema de Pierre Ibarra, quien fue separado del equipo “por cometer una indisciplina que no se puede dejar pasar”, dijo Jaime Ordiales, por ética, y aplaudo eso, el entrenador no reveló lo que hizo el defensa, son códigos del fútbol y es lo correcto que no sean revelados.
Con los líderes del equipo, o gente de peso, también se nota una ruptura, y no por indisciplina, seguramente son jugadores que ya se sienten incómodos con decisiones o trato que han recibido, o bien, los están cepillando por ser elementos que llegaron al equipo en la era anterior; no se puede explicar de otra manera que para los partidos a veces no son ni convocados jugadores como Leverón, ‘Chiva’ Rosas, Saucedo, Lucas Ayala y Hugo Sánchez, por mencionar algunos.
Me dijo un pajarito que desde hace varias jornadas y tras un partido perdido, Flores les dijo que no valían m… y en mayo iba a hacer una limpia, a muchos no les pareció, tanto que mejor prefirieron mandar a su familia a otra ciudad.
De plano así las cosas.
@daniriosmm