* El autor es Premio
Nacional de Periodismo 2016
Un grupo de destacados ciudadanos ha lanzado la iniciativa de propuesta para que los tratados Guadalupe-Hidalgo de 1848 sean declarados nulos por la Corte de Justicia Internacional instancia que, de proceder así, obligaría a los EUA a regresar los dos millones de kilómetros cuadrados robados por medio de la fuerza y presión de las armas.
Dicho territorio, como sabéis, incluye California, Nuevo México, Arizona Nevada, Utah, parte de Colorado, Wyoming, Kansas, entre otros, firmando la aceptación respectiva Antonio López de Santa Anna quien no tuvo más remedio que hacerlo ante la amenaza gringa de permanecer por tiempo indefinido en nuestro país en un cínico y cobarde desplante imperialista sin que mucho importara la condena del mundo-mundial de entonces y de ahora, porque ha de saber que en este aspecto la historia no ha dicho la última palabra.
Usted dirá que difícilmente el asunto resultará positivo para México en el entendido de que no sería la primera ocasión en que se presente tal reclamo. Sin embargo las reglas y las circunstancias se han modificado (sobre todo a raíz del ascenso de Trump) y pareciera que esta es la mejor oportunidad de rescatar lo que de manera violenta fue arrebatado y por justicia corresponde a nuestro país.
El grupo en cuestión está encabezado por Cuauhtémoc Cárdenas y se mantiene el objetivo de lograr la mayor cantidad de firmas debidamente formalizadas para entregar el documento final al presidente EPN quien lo haría llegar a la Corte de Justicia señalada, en el transcurso de este mismo año.
Claro, no será tan fácil que Peña Nieto acepte el encargo como suyo y menos conociendo que el supremo gobierno rechaza imposiciones de este tipo, “cuantimás” viniendo de ciudadanos críticos y valientes dispuestos a enfrentar la ira de Trump y de su gabinete formado a la sombra del odio, la discriminación y el racismo.
Pero viera que en esta circunstancia es donde se presenta la oportunidad para México, justo cuando el imperio gringo inicia la cuenta regresiva hacia su destrucción. A todos los imperios ha sucedido y el vecino no tiene porque ser la excepción. Las evidencias son claras hacia adentro y surgen además de todas partes del planeta como alguna vez se presentaron contra Hitler, por recordar el ejemplo más próximo y semejante.
De elevarse la demanda ante la Corte de Justicia Internacional es probable que resulte favorable a México según los especialistas, sin embargo, imposible será el retorno de los territorios perdidos. Se supone entonces que EUA estaría obligado a indemnizar lo que corresponde y que seguramente alcanzaría muchos miles de millones de dólares. ¿Le suena esto a una venganza por todos los daños que actualmente causa Trump a los mexicanos?. O como quien dice, nomás se trataría de recetarle “una sopa de su propio chocolate”.
Créalo, no es un cuento de hadas aunque lo parezca, sino el gran escándalo cuyas consecuencias podrían golpear en el mero centro de la soberbia gringa. Obvio, México ha de contar la solidaridad de los países de buena voluntad y que el escribidor considera son mayoría frente a los que ingenuamente consideran a Trump como el moderno “superman”.
Crisis a balón parado
Y hablando de soberbias, buena se la hicieron los árbitros a los negociantes del fútbol que por años han explotado la pasión popular, incluso utilizándola como escape distractor de la problemática nacional.
Lo cierto es que de pronto lo dueños de los equipos se vieron anonadados, estupefactos e incrédulos ante la exigencia de aplicar el reglamento disciplinario sobre todo a aquellos equipos y jugadores que por tradición se han burlado de las reglas de este “deporte” productor de tanta riqueza para un grupo privilegiado por el sistema donde no faltan políticos metidos a empresarios.
El cohete les estalló sin que valieran sus reclamos de que estaban procurando “la diversión sana y familiar”. ¿Sana y familiar en los estadios donde el alcohol corre cual riachuelo entre las gradas?. ¡No manchen!.
El asunto es que el escándalo podría obligar a un replanteamiento de las reglas del espectáculo con la intervención real de las autoridades y donde lo primerito sería la prohibición de vender alcohol para evitar cualquier forma de violencia, sea para mantener la tranquilidad social.
Lo otro sería la necesidad de que los jugadores se organicen integrando el respectivo sindicato que los proteja de la voracidad de sus patrones.
¿Cómo es posible que hasta ahora no lo hayan logrado a pesar de los varios intentos registrados desde que el fútbol empezó a hacer historia en México?….que responda la corrupción y la impunidad que mejor se reflejan donde huele a dinero.
Sucede que
Tiempo de escándalos como el protagonizado por María del Carmen Pérez Rosas, funcionaria estatal quien obnubilada por los humos del poder transpuso ya el umbral humano para convertirse en intangible levedad del ser…”y nomás en unos cuantos días”, como diría el ranchero.
Y hasta la próxima.