CIUDAD VICTORIA, Tamaulipas.- “Soy una persona que nunca se rinde a pesar de las adversidades”, así es como se describe José Alberto Jiménez Ibarra, joven victorense de 19 años que busca el sueño de ser futbolista profesional en Correcaminos de Tercera División.
El espigado jugador que mide 2.2 metros de alto, después de mucho tiempo de picar piedra, está en busca de una oportunidad en el equipo del ‘Corre’, conjunto de la ciudad donde nació y al cual ama.
Aunque no todo es fútbol en la vida de Alberto Jiménez quien es apodado el ‘Grande’ o ‘Maza’, pues el futbolista que se desempeña como defensor central, tiene una ‘doble’ cara, por las mañanas las de futbolista y por las tardes y parte de la noche trabaja en la recolección de basura de la
capital.
“No me avergüenza decir que trabajo en la basura, es un trabajo digno, poquito o mucho pero se gana dinero honradamente”, dice Jiménez, quien no teme el decir sobre su trabajo.
PROBLEMAS LO ATACARON
El victorense no tuvo una infancia fácil, pues los problemas siempre estuvieron, cosa que le obligó en teoría a madurar en muchas cosas, “en mi casa siempre había problemas, pero he sabido salir adelante, no hay otra más que seguirle echando ganas”, dice convencido.
El fútbol para él siempre fue más que un pasatiempo y más que un deporte para mantenerse bien físicamente; “nadie me obligó, siempre me gustó el fútbol, empecé desde chico, me divertía, me gusta mucho esto”, señaló mientras acariciaba su trofeo de campeón goleador en Fútbol rápido.
Recuerda el espigado jugador que comenzó “en Rivera, he estado en muchos equipos, entrené mucho en Troyanos batallé mucho para llegar ahí, también estuve en otros pero por un poco tiempo”, comentó.
Alberto confiesa que no ha sido como otros casos de jugadores que han salido a infinidad de pruebas a equipos de primera división, “nunca he salido para visorías, siempre he estado aquí”.
Aunque indicó que en Correcaminos fue en par de ocasiones, la primera no le fue muy bien, “yo fui a Correcaminos, la primera vez como portero, fue con Omar Arrelano y Manolo Campo, les pedí chance, me la dieron en tercera y estuve entrenando pero al final no se dieron las cosas”, manifestó.
Eso fue un duro revés para él, pues recibía en ese momento una decepción más, otra a la lista que en ese momento tenía, “pasaba por momentos difíciles en mi casa, e incluso dejé de jugar fútbol varios meses, además no tenía tachones, los tenía rotos”, pronunció.
Las problemáticas en su vida eran muchos y con su juventud en plenitud no pudo manejarlo de la mejor forma, cosa que le hizo hacer locuras, pues salió de la ciudad sin previo aviso, “un día yo me fui de rait a Monterrey, todos pensaban que iba a trabajar pero no, me fui y tomé camino, caminé hasta El Barretal desde la mañana hasta después del medio día y ahí conseguí un aventón”, recordó.
“Allá estuve varios días, sufrí mucho porque hasta dormí en la calle, siempre me acuerdo que un señor me dio una cobija porque le barrí su banqueta, pero sí sufrí”.
Aunque buscó evadir y olvidarse de la situaciones familiares que atravesaba, no quería estar un minuto más en la Sultana del Norte, “allá conseguí un trabajo de mesero me fue bien en un día y junté dinero para regresar, porque sí extrañaba, es difícil no estaba listo para quedarme”, destacó.
SE ARREPIENTE DE NO HACER CASO A SU ABUELO
Una de las cosas por las que no está a gusto es por una situación que vivió con su abuelo, quien siempre quiso verlo jugar fútbol, “él me pedía que fuera a su casa, pero no le tomaba importancia, a veces me quería ver jugar pero no le decía nada, no iba por él y no me vio ya grande jugar, él falleció y cuando pasó eso me hizo falta y me arrepiento de no hacerle caso cuando quería verme”, aseguró.
“Después de eso todo se lo he dedicado a él, le dediqué un trofeo de goleo que gané en los Ébanos, se lo había prometido, también el campeonato pero no se pudo ser campeón con el equipo”, anotó.
EL FÚTBOL SU REFUGIO
Por si fuera poco, los vicios también lo atacaron, “yo antes era muy borracho, tomaba mucho, me refugié como quien dice en eso, era algo que me gustaba, pero una persona especial hizo que dejara todo eso, me acerqué a Dios y dejé eso, fue difícil la verdad pero lo logré”, expresó.
Tras meses difíciles en su familia y no practicar el deporte de sus amores y tal como dijo el uruguayo, Diego Forlán, “El Fútbol termina siendo el psicólogo más barato”, Jiménez encontró refugió en el balompié a todo lo que vivía.
“Hasta la fecha, el fútbol es todo y te distraes de todo lo que tienes en la cabeza, me ha dado muchas alegrías, esa ves prefería irme a patear a estar en la cosa escuchar y ver todo lo que estaba a mi alrededor”, dijo.
Tras dejar sus problemas personales a un lado y sus vicios, regresó a las canchas y decidió buscar de nuevo su sueño de ser profesional y con ayuda de Marco Zavala, técnico de la capital emprendió unas semanas de trabajo para prepararse rumbo a las visorías.
“Supe de nuevas visorías y pedí apoyo a Marco (Zavala), él me ayudó mucho en los físico, después llegó la fecha y fui y gracias a Dios al profe Carlos (Medina) le agradó mi fútbol y me aceptó”, fue ahí donde nuevamente sonrió, pues el deporte el que dice “es el más hermoso del mundo”, le dio
una segunda oportunidad la cual no piensa desaprovechar.
“Sé que en la vida no hay segundas oportunidad, hay que aprovechar esta que me dio Dios y que no quede en mí sino logro algo”, manifestó.
SU TRABAJO NO LE AVERGÜENZA
El oriundo del Fraccionamiento Colinas del Mirador, no esconde su otra cara, la de su trabajo, al cual se dice está muy orgulloso, “yo trabajo en el camión de la basura, recolecto y hallá ando”, mientras sonríe, pues dice que es un trabajo honrado.
“Es difícil a muchos amigos o conocidos no les parece o se burlan, piensan que lo digo en broma que trabajo en la basura, pero no y la verdad no me da pena, prefiero ganarme las cosas así, ensuciando mis manos. A muchos les gusta las cosas fáciles y eso en un futuro no les ayudará”, externó.
Al preguntarle cómo es su vida combinando el fútbol con sus labores, cuenta que “me despierto a las seis de la mañana, desayuno, voy a entrenar y después regreso para comer algo, a veces porque el tiempo no alcanza”, después del medio día emprende su viaje al basurero municipal, “tengo que estar antes de las dos sino me regañan”, declaró.
Jiménez Ibarra sabe que tal vez no sea un trabajo que todos sueñan pero “es algo honrado, me la paso muy bien, siempre me ha gustado trabajar”.
Al ser cuestionado de cómo es tratado por sus compañeros del trabajo comentó, “muy bien, a veces se ríen porque quiero ser jugador, pero a la vez me dicen que le eche ganas”.
“Hay veces que llego cansado del entrenamiento pues a veces me voy directo al trabajo cuando salgo, mis compañeros entienden y a veces me dejan descansar ahí mismo”, redondeó.
Aunque todo parece normal ya, no es así, pues Alberto aún sigue con problemas, “esos siguen, lo poco que se gana hay que darlo en la casa y no queda nada para uno, hay veces que no tengo ni para el micro”, puntualizó.
“Hace días no fui a un entrenamiento del Corre, no tenía para el micro y ya era muy tarde, es muy frustrante pero hay que seguirle adelante”,
señaló.
Al preguntarle sobre la escuela expuso que siempre ha querido estudiar pero por problemas económicos no se le ha dado la oportunidad, “yo estudiaba, pero una persona que me apoyaba ya no pudo, pero se está hablando con ella para ver si regresa el apoyo, pero sí quiero estudiar, quiero ser alguien en la vida”.
Visualiza su sueño
Mientras contesta a cada una de las preguntas, algunas con voz entre cortada y alguna lágrima asomando en sus ojos, vio al pasto del Estadio Marte R. Gómez y dijo “mi sueño está ahí, quiero jugar en primer equipo de algún equipo y que mejor que Correcaminos”.
“Me veo en el campo, yo trabajo en seguridad de aquí y cuando veo un partido me visualizo en el campo en la central, yendo a rematar un balón y metiendo un gol, espero lograrlo”, externó.
Todo lo que quiere hacer en la vida, tiene especial dedicatoria, “sin duda, mi mamá, por ella es la que hago todo y le debo mucho, ella cuando me quedo dormido me despierta, a pesar de todo siempre trata que estemos bien”, reconoció.
Ahora Alberto Jiménez asegura que tiene un segundo aire en su vida, “he pasado cosas difíciles, he sufrido, a lo mejor ahora no tengo todo y puede que de repente haya problemas, pero aprendí a no darme por vencido y buscaré mis sueños”, finalizó.