Vaya que los tiempos han cambiado en México. Y en la política no parece haber excepciones.
Llama la atención lo sucedido en Coahuila, en donde las autoridades electorales le dieron un cerrón de puerta al ex gobernador de ese Estado, Humberto Moreira, para ser candidato a diputado local por un membrete de reciente creación –Partido Joven– debido a una interpretación de la ley en la materia.
¿Por qué considerar que los tiempos políticos son diferentes?
Hay muchas respuestas y todas con seguridad válidas, pero un factor en especial me llama la atención: la extinción de lo que años atrás era
prácticamente omnímodo poder presidencial.
En el terreno de los afectos personales, Moreira es uno de los “dedos chiquitos” de Enrique Peña. En el inicio de su mandato cuando su palabra aún era ley, el Presidente se extralimitó en su protección al ex mandatario coahuilense y ex líder nacional del PRI, hasta llegar casi a una presunción de complicidad en los señalamientos a Humberto. Pero hoy es diferente.
Está tan menguada la influencia de Peña que ya no puede dar “línea” ni siquiera a un instituto electoral estatal, en una entidad gobernada por su partido. El portazo en la nariz a Moreira es también una clara señal de que ni la cocinera de su hogar le hace caso al Ejecutivo nacional, tomando en cuenta que el ex gobernador sin duda previamente consultó –y fue aprobada– con su jefe político su fallida participación electoral en la cual todo debió haber sido miel.
Si, los tiempos han cambiado. Y lo referido de alguna manera frena una versión surgida –y nunca confirmada– días atrás en Tamaulipas relativa al posible intento de un ex gobernador –y no es Egidio– de participar, directa o indirectamente, en una nueva aventura electoral ante la ausencia de figuras tricolores de relieve.
El caso Coahuila anticipa desde hoy en nuestro Estado el final de lo que nunca pasó de un cotilleo de café, porque al igual que Humberto, el único apoyo real con el que cuenta el ex mandatario local es el Presidente.
Y éste, queda claro, no tiene fuerza ni para ordenar una taza de café a un grupito de modestos consejeros electorales…
Polémica, pero prioritaria
Reynosa, Reynosa otra vez.
El polémico ex militante perredista Gerardo Fernández Noroña, hoy diputado federal, anunció ayer en Tamaulipas en medio de una escandalosa cauda de denuncias y convocatorias, su intención de registrarse como candidato independiente a la Presidencia de la República.
Nada raro tiene lo expuesto del referido patán con fuero, porque corresponden plenamente a su perfil los exabruptos lanzados. No, para Tamaulipas, lo que llama la atención es el lugar elegido para hacerlo. Sí, Reynosa. Parece que su dimensión política ya trascendió lo doméstico y retumba en el plano nacional.
Es el santuario de la rebelión priísta tamaulipeca; es la primera pica en el Estado de la conquista lopezobradorista con Morena; es el municipio que define sexenios; es la joya de la corona panista. Y por si fuera poco, es el hogar del Gobernador del Estado.
Pueden acusar de muchas cosas a Fernández Noroña, pero nunca de pen…sante.
¡Viva Tampico!
Ayer estuve en Tampico. Y debo confesarlo: me emocionó.
Atiborrado de paseantes, autobuses “charters” procedentes no sólo de otros municipios del Estado sino de otras entidades, inclusive lejanas.
Restaurantes saturados, hoteles con plena ocupación, playa repleta de paseantes. Uff.
Bien por el puerto. Parece haber dejado atrás una marca negra y eso hay que reconocerlo y sobre todo, celebrarlo…
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