Mientras que en las filas del PRI los militantes presionan para que se ponga en marcha cuanto antes el proceso de elección del nuevo dirigente estatal del Partido en Tamaulipas, los jerarcas del ejecutivo nacional se dedican a jugar a los cursos de capacitación que sólo sirven para justificar el presupuesto.
Este jueves, por ejemplo, según trascendió, fueron convocados a la capital del país los presidentes de los 43 comités municipales del tricolor a
los que se impartirá un programa de aprendizaje de dos días sobre temas y materias que se desconocen, pero que, a decir de algunos de los invitados, se antojan innecesarios.
Porque si, como se ha dicho, antes de que concluya el 2017 serán reestructurados, además del comité directivo estatal, los mandos locales del partido ¿cuál es el objeto de preparar a los jerarcas que dejarán el puesto? Ni idea.
La realidad es que, en tanto no se inicie la elección del sucesor de Rafael González Benavides en la cúpula del ex invencible, los priistas tamaulipecos seguirán inmovilizados, esperando a que alguien de arriba les diga qué hacer para recuperar el ánimo, reagruparse y emprender las acciones necesarias para tratar de recuperar el año que viene las posiciones perdidas en el 2016, en lugar de andar perdiendo el tiempo con estudios que, como dijera el presidente Luis Echeverría, “ni les benefician ni les perjudican, sino todo lo contrario”.
De acuerdo con la versión más reciente, será después de las vacaciones de la Semana Santa, es decir, la segunda quincena del entrante mes de abril, cuando el CEN dará a conocer la convocatoria y designará al delegado del CEN que se encargará de manejar el proceso de renovación.
¿Quiénes son los que ya están listos para registrarse como aspirantes? A ciencia cierta no se sabe, sin embargo, el que ha dicho en varias ocasiones que sea el método al que se recurrirá para el elegir a los nuevos presidente y secretario general del Revolucionario Institucional, el tampiqueño Roberto González Barba ya tiene en regla los papeles para entrarle a la contienda.
Hablando de otras cosas, tras la pésima imagen que le ocasionó la reparación de la avería que dejó sin agua a los moradores de cien colonias de Tampico, Madero y Altamira durante cuatro días, el Gerente General de la Comapa de la zona conurbada, Adolfo Cabal Ruiz, trata de borrar la percepción negativa que los usuarios y la población en general tienen por ese motivo de la potabilizadora y de los nuevos administradores de la empresa.
Con la ayuda del alcalde del municipio petrolero, Andrés Zorrilla Moreno, ha anunciado una serie de actividades, entre las que destaca un programa para dotar del servicio a miles de familias de escasos recursos de aquella comunidad, que no cuentan con el indispensable servicio comunitario.
Para determinar con precisión el número de hogares a los que se dotará del suministro del líquido se levantará previamente un censo de los necesitados, también se precisará el monto de la inversión y, si todo sale como se tiene planeado, dentro de dos semanas podrían iniciarse los trabajos.
Obviamente, además de restañar los escoriaciones políticas que ha dejado a los responsables del manejo de la operadora de agua potable, con la nueva obra seguramente Cabal Ruiz y el presidente municipal quieren demostrar a los ciudadanos los esfuerzos que están realizando para mejorar las condiciones de vida y bienestar de la ciudad, y lo que es igualmente importante, que el programa no vaya a dejar de se reflejarse en las votaciones en los comicios del 2018.
El problema es que, al menos en el caso de la Comapa, si continúan los socavones y las fugas, no servirán de mucho las bondades sociales de la ampliación de la red de tubería.
Para concluir, la alcaldesa de Altamira, Alma Laura Amparán Cruz, llevó la jornada de asistencia social de la semana a los vecinos del Fraccionamiento Arboledas. Es oportuno destacar, sin embargo, que además de los trabajos de limpieza, conformación de calles en mal estado y atención médica gratuita, la titular del ayuntamiento aprovecha la ocasión para convivir con la gente, conocer de su propia voz sus problemas y las necesidades más apremiantes.
En una palabra, la funcionaria se solidariza con los colonos y conjuntamente tratar de ayudarles a resolver las dificultades.
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