Muchos recordamos el viaje realizado por Enrique Peña Nieto en el año 2015 a París, Francia. Él y una nutrida delegación se dirigió hacia la ciudad de las luces para cumplir una visita de Estado. Posiblemente sean tres hechos del viaje los más recordados por la opinión pública: 1.- La mano traviesa de Francois Hollande en la cintura de Angélica Rivera; 2.- El desaire de la primera dama al Presidente en una de las caminatas y 3.- La fuga del Chapo Guzmán mientras la comitiva seguía en el aire.
No fueron pocas las voces que exigieron el regreso del Presidente mexicano. Se argumentaba que era un asunto que requería su presencia en territorio nacional. Sin embargo, la agenda se mantuvo intacta y solamente un pequeño grupo encabezado por el Secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, regresó a nuestro país.
Aquel momento era inmejorable para hacer política y torpedear a Peña Nieto. Andrés Manuel López Obrador exigió el regreso inmediato del Presidente pues iba a tener muchas repercusiones en el mundo. El Partido Acción Nacional ironizó a través de un comunicado el suceso pues la fuga se dio justo cuando casi todo el gabinete se encontraba fuera del país.
¿Qué era lo políticamente correcto? ¿Cuál era el paso a seguir por Peña Nieto ante ese hecho? ¿Quedarse en Francia? ¿Regresar? ¿Dejarse intimidar por los adversarios políticos o continuar con la agenda establecida? La respuesta es difícil de dar, pues hay argumentos de sobra para ambos extremos.
Una crisis de esta naturaleza posiblemente sea poco previsible y el ejemplo de Peña Nieto nos indica que a pesar de su baja popularidad decidió hacer lo que consideraba era mejor para el país y para la institución presidencial en ese momento. La fuga, directamente, no fue su responsabilidad. Mantener el buen ánimo en la relación internacional sí lo es.
En la balanza de los pros y contras, cuando poco se puede hacer para resolver una situación mediante la presencia física creo que lo conducente es atender lo que sí exige el cara a cara.
Hay sin duda una posición mediática dúctil dependiendo de los personajes y los tiempos en los cuales surja una crisis, aunque se trate de hechos análogos.
En el momento de decidir qué hacer ante un evento de semejante magnitud, como la fuga del Chapo, las voces críticas se encuadran en ese adjetivo temporalmente.
Octavio Paz dijo que la mentira política está instalada en nuestros pueblos casi constitucionalmente, cuánta razón tenía y eso que no le tocaron ni Facebook ni Twitter.
A ojo de buen cubero
Y hablando de prisiones y mentiras, recomiendo la película “Miss Sloane”. Sobre la profesión del lobbying en un asunto complejo: portación y uso de armas.
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