Una de las más grandes responsabilidades y preocupaciones de las familias es la educación de los hijos, por eso los gobiernos federal y estatal le dedican la mayor cantidad de recursos a la educación pública. De hecho, somos una de las naciones que más presupuesto dedicamos a la formación de las nuevas generaciones. El gobierno federal gastó el año pasado más de 970 mil millones de pesos y en Tamaulipas el gobierno del estado invirtió 16,957 millones para atender a 829,674 estudiantes de todos los niveles educativos en escuelas públicas, lo que nos arroja un costo promedio anual por estudiante de por lo menos $25,000. Sin contar los 3 mil millones gastados por la UAT, ni los demás recursos federales para la educación tecnológica media superior y
superior -CBTIS, CONALEP, Tecs, Universidades Tecnológicas y Politécnicas, cuyo costo es mucho más alto.
No obstante, el gran esfuerzo público y privado para sostener y mejorar la educación de nuestros hijos, la crisis en la calidad de la educación se ha convertido en una de las principales causas de los problemas más grandes del Estado, -violencia, desempleo y desigualdad- pero también será una de las mejores fuentes de las soluciones estructurales que nos permitirán superarnos para alcanzar la seguridad, la competitividad, la calidad del empleo y la estabilidad social que tanto demandamos los tamaulipecos.
El mundo contemporáneo se ha convertido en una gran comunidad conectada en tiempo real. Miles de millones estamos pendientes de las redes sociales y la T.V., enlazados por satélites y la informática, el intercambio comercial y las grandes corrientes migratorias sur a norte, orientando todas las visiones hacia una nueva sociedad multicultural, más humana y basada en el conocimiento.
Más allá de cualquier barrera, océano, y fronteras legales. Un nuevo fantasma recorre el planeta… es el fantasma del conocimiento, -parafraseando a los grandes críticos del capitalismo-. La ciencia se reproduce acelerada y exponencialmente a través de las escuelas y por todos los medios electrónicos, actualizando los conocimientos más recientes, simultáneamente en todo el mundo. La totalidad del conocimiento acumulado de la humanidad se duplica cada
año y es de libre acceso público. Y los pueblos que no se actualicen se condenan al atraso crónico.
Por eso, es indispensable aplicar ¡ya¡ la reforma educativa con su “ nuevo modelo”, con los contenidos actualizados, así como métodos y enfoques sustentados en la creatividad y la investigación; soportados en la modernización de la infraestructura, equipo, laboratorios…etc., y sobre todo comprometiendo la actualización y evaluación periódica del magisterio; sin mezclar lo académico con las grillas sindicales, ni partidistas, ya que los buenos maestros deben de tener mejores ingresos y estímulos, sabedores de que la calidad de la educación agrega valor y cuesta más, pero más cara es la factura de la ignorancia y el atraso.
En Tamaulipas, por desgracia y a pesar del subejercicio del sector, la escuela está abandonada. Abandonada por el gobierno del estado y la federación, como lo muestran las condiciones vergonzantes de las 1300 escuelas sin drenaje -una de cada tres-, 448 sin agua, – datos de INEGI/ CONEVAL dados a conocer por el Expreso la semana pasada -, pero también se observan amenazadoramente las grandes olas de estudiantes que abandonan la escuela, son más de 11 mil jóvenes de preparatoria y 9 mil de educación superior que interrumpen sus estudios cada año en Tamaulipas*, sin esperanza de trabajo formal, muchos emigrarán y otros serán reclutados por las pandillas y cárteles. Los estudiantes que abandonan la escuela representan dos de cada tres individuos que se incorporan cada año a la actividad económica, lo cual significa toda una tragedia social.
Por encima de cualquier diferencia de partido o credo, la ciudadanía y particularmente los padres de familia, no podemos estar al margen de la pérdida de oportunidades y del atraso en la formación técnica y profesional de las nuevas generaciones, la última prueba PISA de la OCDE nos reprueba en matemáticas, lectura y ciencias.
Digamos un gran ¡YA BASTA ¡ al abandono oficial de las escuelas, es la hora de unir a los padres de familia y ciudadanos, para exigir y participar, junto al magisterio y directivos escolares en pos de una educación de calidad, que garantice a los tamaulipecos del siglo XXI la capacidad para su integración a
la economía y al gran movimiento del planeta por una sociedad humanista y sustentable basada en el conocimiento para asegurar el bienestar y la felicidad de las familias.
Para aprovechar la efímera era del “Bono generacional”** de una sociedad joven, será necesario que el Plan Estatal de Desarrollo, que darán a conocer la semana que viene, comprometa acciones eficaces y responsables para instrumentar la reforma educativa en Tamaulipas, sellando el pasaporte de los jóvenes hacia la prosperidad y libertad que promete la sociedad del conocimiento por venir.
Que ningún estudiante tamaulipeco quede en el atraso o el abandono.
* Datos de SEP, “Principales Cifras del Sistema Educativo Nacional. 2015-2016.
** Se refiere a los años en que habrá más gente activa y trabajando que dependientes.
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