En unas pocas horas, la ciudad colombiana de Mocoa, capital del departamento de Putumayo, recibió una lluvia equivalente a casi la mitad de todo un mes.
En la peor tormenta en más de 25 años, según las autoridades, los ríos Mocoa, Sangoyaco y Mulatos, que confluyen en Mocoa, se desbordaron y barrieron todo a su paso, provocando una avalancha que ya suma más de 150 muertos, unos 200 heridos y un número aún indeterminado de personas desaparecidas.
Es una tragedia sin precedentes, (hay) cientos de familias que aún no encontramos, barrios desaparecidos”, dijo Sorrel Aroca, gobernadora de Putumayo, a la prensa local.
Las imágenes difundidas por los socorristas son impactantes: calles cubiertas de lodo, soldados cargando niños, gente llorando, vehículos destrozados y residuos en las vías.
El presidente del país, Juan Manuel Santos, viajó de inmediato la zona del desastre y declaró estado de calamidad debido a la magnitud de los daños.
Mi corazón y los corazones de todos los colombianos están con las víctimas de esta tragedia”, expresó Santos al llegar a Mocoa, un caluroso municipio en plena Amazonía y de unos 40 mil habitantes.
Las aguas se llevaron por delante varias viviendas, postes de energía, vehículos, árboles y destruyeron al menos dos puentes, agregó el Ejército, cuyos soldados apoyan las labores de rescate y socorro.
La riada pasó por 17 barrios, de los cuales los más afectados fueron los de San Miguel, Progreso e Independencia, que están más cercanos al curso del río Mocoa, según dijo por teléfono el comandante de la Brigada 27 del Ejército, general Adolfo Hernández.
La situación de Mocoa es dramática. Invocamos la solidaridad de toda Colombia”, escribió en Twitter el viceministro del Interior, Guillermo Rivera.
Según la estatal Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (UNGRD), hay 300 familias afectadas.
El propio alcalde de Mocoa, José Antonio Castro, quien no ha podido llegar a la ciudad porque ayer estaba en un congreso de municipios en Cartagena de Indias, dijo a periodistas en Bogotá que él también está entre los damnificados porque la avalancha se llevó su casa, pero su familia está a salvo.
La magnitud de la catástrofe se agrava por el aislamiento de esta zona de Colombia, situada en la región amazónica, en la frontera con Ecuador, que carece de suficientes vías de acceso, pues solo se puede llegar a Mocoa por vía aérea o por precarias carreteras que la comunican tras varias horas de viaje con las ciudades de Neiva y Pasto.
La tragedia agotó la capacidad de los servicios médicos de Mocoa, pues pese a que los hospitales no fueron afectados, sí se vieron desbordados por la emergencia.
Ante los temores de la población a nuevas avalanchas, el general Hernández aseguró que un helicóptero de la FAC hizo un sobrevuelo por la zona y constató que no hay represamiento de los ríos, pero “de pronto, por precaución, se podrían evacuar algunos barrios que están en riesgo si llegan a presentarse más lluvias”.
Santos también dijo que la posibilidad de otras avalanchas no se puede descartar, pero es poco probable que ocurran porque las lluvias no van a ser tan intensas como ayer, lo que limita la posibilidad de que haya más aludes.