El torneo para Correcaminos termina el viernes, en lo deportivo hay poco de qué hablar, los números son fríos, el equipo penó la mayor parte del torneo en los últimos lugares y con rachas enormes sin triunfo.
Las decisiones de Rafael Flores tuvieron mucho que ver y hoy enlistamos lo que más vamos a recordar en la llegada del quinto Presidente en la historia de Correcaminos.
Con el pie izquierdo
La historia arrancó mal desde el inicio, tomó al equipo unos días después de que se realizó el draft, el plantel ya estaba armado.
Antes de recibir la encomienda ya se había echado compromisos casi como si hubiera andado en una campaña de un día, llegó a victoria con la libreta de flexi bajo el brazo en la que apuntaba todo lo que podía porque de Correcaminos no conocía más que el nombre y de Victoria lo único que sabía es que había un Liverpool.
Una vez ungido se fue a festejar a León, días después regresó de la mano de Ordiales, a quien impuso en la dirección técnica, cargo que pertenecía a Jorge Urbina, quien fue el último en enterarse.
A Rafael le disgustó que en victoria hubiera tanta prensa deportiva, sobre todo que él no la conociera o peor, que los medios no supieran quién era él. Por eso, ordenó cerrar las puertas de centro de formación, nadie iba a entrar a hacer su trabajo hasta que él lo autorizara.
Se puso nervioso
Preocupado por el disgusto de la prensa que por años ha cubierto la información del equipo, decidió realizar una conferencia en la que se presentaría formalmente, así como al cuerpo técnico y su amigo el director Deportivo Esteban Mejía, además de su único “refuerzo” Miguel Mansur, quien poco le ayudó, pues lo primero que dijo es que de futbol él no sabía nada.
Desesperado por los cuestionamientos de la prensa sobre su escandaloso paso en la Segunda División en clubes como Irapuato, Curtidores y Murciélagos, empezó a buscar ayuda, aunque con muy pocas ganas de encontrarla, pues es de los hombres que cree que él puede hacerlo todo.
Un Toro que no trajo
Ya cuando había comenzado el torneo, presentó con bombo y platillo a su refuerzo estrella, quien según él, lo había conseguido con trabajo días antes, aunque la realidad, es que Vuoso ya había tenido contacto desde mucho antes con gente que se suponía iba a llegar a la dirigencia del equipo; y que le
habían ofrecido jugadores como Anelka y Cavenaghi que costaban 15 mil dólares y por el cual hasta él se ilusionó.
A estas alturas Vuoso sólo registra dos goles y un aficionado detenido por reclamarle su falta de productividad.
Impone impuestos
Al no ser gente de futbol, desconocía que los futbolistas no pagan impuestos, que son los clubes quienes se encargan de cumplir con Hacienda, pero se le ocurrió tocar el bolsillo, restándole las supuestas aportaciones fiscales que los jugadores debían cumplir y a partir de ahí se los echó de enemigos.
En la recta final del torneo, sumergido en una grave crisis, les prometió que si ganaban les devolvería sus contribuciones, lo cual generó sospechas en la plantilla y terminó por romperse el delgado hilo que sostenía la relación equipo-directiva.
El puente roto
En una noche de desvelo vino a su productiva mente la fantasía de celebrar un torneo que provocara el enojo de Mr. Trump, por lo que según él, empezó a organizar un torneo entre los equipos profesionales de Tamaulipas y Texas.
Claro, no faltó quien se lo creyera, al paso de los días, nunca tomó forma su propuesta y cuando le cuestionan se hacía el enojado. El dichoso torneo “The Bridge” nunca se hizo y tuvo que conformarse con llevarse a unos jugadores de Correcaminos para vestirlos en el uniforme del Club Reynosa y jugar un interescuadras en McAllen.
El dichoso puente nunca apareció, así como tampoco nunca ha aparecido su proyecto formal para administrar a Correcaminos.
Sólo contra el mundo
Queriendo quedar bien con los pocos aficionados que siguen yendo al Estadio, por abajo del agua organizó el Día del Aficionado, pero le salió mal desde el principio, porque a la cita sólo acudieron unos cuántos.
Y aún cuando creía tener todo bajo control, quiso lucirse y fue hasta la tribuna donde estaban las porras, ahí los aficionados lo recibieron a indultos por el mal trabajo que ha hecho en el equipo y fue corrido del lugar hasta a escupitajos.
La prensa dio cuenta de ello en redes sociales y como para él sólo su verdad cuenta pidió que un reportero se retractara de sus comentarios, no sin antes haberlo expulsado de la cancha y al no encontrar respuesta favorable por parte del comunicador, quiso hasta denunciarlo ante el Ministerio Público, en un claro atentado en contra de la libertad de expresión. Hoy faltan 4 días para que su primer torneo termine, su único aliado, Jaime Ordiales, de nueva cuenta está considerando dejarlo solo con el paquete… Esta historia ¿Continuará?.
Pd. Si alguien sabe la dirección de FLEXI que me la pase, quiero devolver un par que salió defectuoso.
jimmygolden02@gmail.com