“La verdad no le es concedida al sujeto de pleno derecho, sino que por el contrario el sujeto debe, para acceder a la verdad, transformarse a sí mismo en algo distinto” Michel Foucalt
Casi al final de mi jornada laboral, fatigado, opté por leer algo diferente a lo que me exige mi rutina diaria, y entre mis preferencias en la web tenía registrado un documento que, a pesar de que siempre leo en partes, no finalizo el mismo; un pequeño ensayo del maestro Michel Foucalt, filósofo, teórico social e historiador francés, a quien en lo particular admiro mucho, ya que hace años tuve la oportunidad de leer su obra “Vigilar y castigar”, la cual me dejó anonadado en aquél momento.
Volviendo al ensayo que refiero, lleva por título “Hermenéutica del sujeto”, un escrito en el cual muestra su lado más filosófico, enfocado en el sujeto (la
persona) y la búsqueda inalcanzable de la verdad. En él, usa una palabra, la cual era desconocida para mí: épiméleia; misma que define como la preocupación por uno mismo, que empieza por el conocerse a sí mismo, pero que no se limita únicamente a esto, sino además, uno debe ocuparse de sí mismo.
Al adentrarme más en el ensayo, encuentro realmente fascinante la parte en la que el autor comienza a hablar sobre la búsqueda de la verdad, en donde hace una diferencia entre la filosofía y la espiritualidad. La primera, la señala como una forma de pensamiento que intenta determinar las condiciones y los límites del acceso del sujeto a la verdad; mientras a que la segunda, y en consecuencia a la definición de la primera, la establece como la búsqueda, la práctica, las experiencias a través de las cuales el sujeto realiza sobre sí mismo las transformaciones necesarias para tener acceso a la verdad, haciendo énfasis que, para que exista la verdad y se pueda llegar a ella, la persona debe transformarse a sí misma.
Lo anterior me hizo reflexionar, ¿estamos buscando la verdad? ¿qué verdad prevalece? ¿la que impone un sistema? ¿la que a lo hijos aplican los padres? Es muy difícil concluir sobre ese tema, lo que sí puedo asegurar, es que la verdad absoluta debe estar de la mano de valores como la justicia y la equidad.
Se vive un tiempo de putrefacción social, no sólo algo está podrido en Dinamarca (diría Shakespeare en Hamlet), pues esta ola rodea la mayor parte del mundo,
se respira desosiego, se observan caras desesperanzadas en México, ¿qué nos está pasando? Se requiere una verdadera transformación colectiva y personal, dejar atrás el miedo, ver de frente los desafíos, la verdad está ahí, no la vemos, pero está, después de la tempestad siempre viene la calma, un verdadero “crack” es posible, un ruptura de pensamiento, de la manera de hacer las cosas, el primer paso es reconocer, ubicar el error, después enmendarlo; nada de esto se puede, si no se parte de una base única, si no se parte de un principio claro, si el pivote de todo no es la bondad, si la colectividad se dejara de ver con
ojos de odio y rivalidad, hay algo real enfrente, sólo se debe buscar más.
FUERA DE LUGAR… Ya empezó el zafarrancho en el Estado de México, las elecciones por la gubernatura tienen al país muy pendiente de lo que pasará en esa entidad federativa, ¿este estado sería parámetro para las elecciones presidenciales del 2018?
RECOMENDACIÓN SEMANAL: Leer el ensayo “Hermenéutica del sujeto” de Michel Foucalt.
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