¿Qué está sucediendo en Tamaulipas en el terreno del empleo?
Prácticamente no hay rincón del Estado en donde no se hable de la falta de espacios laborales y donde no se escuchen lamentos porque no hay trabajo, escenario que se expone como una de las causas principales del crecimiento de la delincuencia.
Pero las señales sobre estas circunstancias corren en sentidos opuestos. Por un lado las luces y por otro la oscuridad.
En Matamoros, la industria maquiladora está en crisis de producción porque a sus plantas le faltan la friolera de 4 mil operadores, unos más unos menos, para cumplir sus cuotas.
Sencillamente no encuentran la mano de obra que necesitan y lo que hace un par de meses era considerado un problema temporal se ha convertido en crisis y parece enfilarse a un verdadero drama, porque no sólo no existe en la frontera la oferta suficiente de trabajadores calificados, sino que las factorías afectadas temen que esa cifra aumente.
Y aunque parezca increíble, la industria restaurantera de esa región atraviesa por las mismas dificultades. No encuentra personal para operar en muchos de sus establecimientos.
El panorama es sombrío, pero en forma insólita, ¡porque hay muchos empleos y no hay quien los ocupe!
El sur es el lado oscuro. En Tampico y Madero las centrales obreras representadas por sus gremios cetemistas amenazan con no asistir al tradicional desfile del Día del Trabajo porque de acuerdo a sus dirigentes hay más de 4 mil 500 trabajadores de diversos segmentos que están sin empleo. A tal grado llega el problema que anuncian que llevarán a cabo una ceremonia luctuosa “en memoria” de lo que fue la celebración de esa jornada.
Por una causa o por otra, algo está fallando, es evidente.
¿Es el gobierno?… ¿Son los sindicatos?… ¿Son los empresarios?… ¿Quiénes?
Alguna cuota de responsabilidad deben tener todos, pero en la frontera no parece haber otra explicación que el enorme bache que sufren las escuelas técnicas para producir operadores calificados en electricidad, electrónica, mecánica y oficios similares que son los más demandados en las maquiladoras.
No hay vuelta de hoja, si no hay trabajadores para cubrir esas vacantes es porque esos planteles son un fracaso en la preparación de sus alumnos. Lamentable, pero todo indica que esa es la realidad.
En la zona sur es otro el problema.
Los sindicatos se han estancado en el mismo nivel laboral que tenían 50 años atrás y que no han cambiado ni un ápice. Siguen buscando empleos de pico y pala para sus afiliados, alentando un “chambismo” que no atrae a las empresas porque cada día buscan personal más preparado.
¿Para qué le sirve a una constructora altamente especializada un obrero que sólo cavar zanjas, armar castillos o echar un vaciado –con todo respeto para esas
labores– si lo que requieren son operadores de grúas, retroexcavadoras y equipo pesado de precisión?
Disculpen, pero para nada. Por eso la enorme desocupación, porque los sindicatos y para decirlo en forma más clara sus líderes, nunca se preocuparon de crear cursos de superación y especialización para sus agremiados, jamás les quitó el sueño que sus obreros apenas supieran leer y escribir porque precisamente eso les permitía manejarlos a placer.
Que no culpe la CTM sureña al gobierno o a los empresarios por el desempleo. Esa Confederación y sus satélites crearon ese monstruo de mil cabezas sin preparación y desfasado con la tecnología, que hoy es indispensable conocer y manejar para ser competitivos en el terreno laboral.
El acto luctuoso se le deberían hacer a los Secretarios Generales de esas centrales laborales. A ver si así desaparecen de una vez y dejan respirar y progresar a los trabajadores…
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