La captura de dos ex gobernadores priistas, Javier Duarte de Ochoa y Tomás Yárrington Ruvalcaba, a los que se imputan diversos delitos, es una buena noticia, sin embargo, ¿cuáles serán las repercusiones políticas y en qué medida influirán las detenciones en las votaciones de los procesos electorales estatales que están en puerta y la sucesión presidencial del 2018?
EL PRI presume que los casos de los ex de Tamaulipas y Veracruz demuestran un paso firme contra la impunidad, como dijo el presidente Enrique Peña Nieto, pero a la gente en la calle más que el encarcelamiento de políticos corruptos y transas, lo que le interesa es que haya más empleo, más seguridad pública y menos carestía de las medicinas y alimentos básicos.
Sobre el tema de Duarte y TYR tienen mucha desconfianza.
Piensan que al poco tiempo de ser privados de la libertad los dejarán libres con cualquier pretexto y no les quitarán los miles de millones de pesos que robaron a la hacienda pública cuando estaban en el cargo. Desconocemos la reacciones de los ciudadanos de los Estados de México, Coahuila, Nayarit y Veracruz, sobre el tema, pero en el sur de Tamaulipas no modifica significativamente el sentir que los electores tienen sobre el gobierno federal y el PRI.
Tampoco les parece que representa una ejemplo del respeto al estado de derecho y de que nadie está por encima de la ley que tanto alardean las autoridades, a decir la mayoría de las personas en México, lamentablemente, la justicia se vende al mejor postor.
Generalmente, afirman, al que no tiene dinero termina en el cárcel, a veces sin ser culpable de lo que se le acusa y los ricos y poderosos jamás pisan la prisión, aunque sean responsables de algunos hechos delictivos. La situación económica de la mayoría de los integrantes de la población penitenciaria del país así lo demuestra.
Así que, si el gobierno considera que la detención de los ex gobernadores le ayudará a conservar el gobierno mexiquense, están equivocados, el resultado de la contienda por la gubernatura del estado sede del grupo Atlacomulco dependerá de la evaluación de los votantes sobre los resultados de la gestión del gobierno de Eruviel Ávila, de la percepción que tienen del tricolor y de las simpatías que hayan despertado en ellos los candidatos de oposición.
En Tamaulipas, por ejemplo, en los comicios del 2016 los ciudadanos no favorecieron a Francisco Javier García Cabeza de Vaca porque su propuesta fuese la mejor o porque esta representaba la opción de triunfo, sino porque ya estaban hartos del Revolucionario Institucional y querían saber como gobernaría otro partido político que no fuera el ex invencible, por eso le apostaron a la alternancia.
Algo similar podría suceder en Edomex el próximo 4 de junio.
Ese es el sentimiento dominante en estos momentos y todo indica que no cambiará con el encarcelamiento de los ex mandatarios priistas.
El asunto de Duarte, como dijo la coordinadora del PRI en la Cámara de Diputados del Congreso Federal, Yulma Rocha, es un asunto estrictamente jurídico, no como creen algunos panistas, caso de Marko Cortés, para justificar eventuales derrotas de sus candidatos a puestos de elección popular.
Al que, después de tocar puertas aquí y allá, mover influencias y hablar con los cuates, logró finalmente que lo conectaran a la nómina del gobierno de la entidad es José Alberto López Fonseca.
El ex dirigente estatal de Acción Nacional fue designado Director de Operación Nuevo Laredo-la Rivereña, enlace de gobernantes y ciudadanos de los municipios fronterizos con el Jefe del Ejecutivo Estatal dependiente de la Secretaría General de Gobierno, un puesto de segunda con un salario también de medio pelo.
Sin embargo, como dijera el Tlacuache Garizurieta, de que vivir fuera del presupuesto es vivir en el error, parece que, así como para los priistas es una verdad irrefutable, para los panistas es también una frase a la que no se puede cuestionar.
En asuntos de otra índole, si como auguran los expertos, las alzas en los precios de las gasolinas de los Estados Unidos continúan, en México se reanudarán los gasolinazos y demostrarán que el costo de los combustibles no los determina el vaivén del mercado internacional, tampoco el alza del dólar, como argumentan nuestros gobernantes, sino otros factores.
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