El Torneo de Clausura duró 17 jornadas, pero para Correcaminos parecieron años, semana tras semana las cosas empeoraban, no sólo en lo deportivo, también en lo administrativo donde nunca hubo rumbo.
Tras el triunfo contra Dorados, algún jugador compartió en sus redes sociales un convivio donde se relajaron con aguas frescas, olvidaron un poco la mala temporada y hasta cantaron con fara fara. Algo festejaban, tal vez que el torneo ya terminó, o que se acabó la pesadilla.
El martes rompieron filas, se despidieron todos, desde jugadores y cuerpo técnico hasta los utileros, asistieron todos menos Rafael Flores.
Flores Alcocer no apareció en el Centro de Formación como regularmente lo hacen los Presidentes de clubes en todo el mundo cuando termina una temporada.
Aquí hay de dos sopas, o las cuentas que rindió el Presidente a sus jefes, simple y sencillamente no le valieron para seguir en el cargo, que es algo hasta obvio, o el señor como acostumbra, alargó su estancia en su casa en León y no ha llegado, o a lo mejor él rompió filas desde el sábado en Culiacán, ojo, dije filas, no el vestidor, ese lo rompió desde hace mucho.
Ya ve que no le gusta estar en Victoria, porque pese al alto honor que representa ser Presidente de un equipo con tanta tradición, ni así le agarró cariño a la ciudad, basta recordar que durante estos primeros cuatro meses, prácticamente estuvo dos en el bajío, 1.9 en Victoria y .1 en el Valle de Texas.
De risa
Pese a que el fracaso es evidente, pues los números no mienten, el balance indica que Correcaminos perdió en la cancha, cedió terreno en la tabla porcentual y terminó otra vez divorciado de su afición, el club emitió un comunicado queriendo disfrazar el severo tropiezo que representó el Torneo Clausura 2017.
Sí, cerró con dos victorias, pero apenas fueron cuatro en 17 partidos, fue una de las defensas más goleadas, 31 goles en contra no es para presumirse, y aunque hayan sido ante Dorados y Alebrijes, no se puede presentar esto como si fuera un logro, me recuerda el chiste de aquel que tras una trifulca se llevó la peor parte y todavía dijo “No se fueron limpios, los manché de sangre”.
Ni que decir del divorcio con la gente, la afición respondió bien a dos partidos, el resto fueron las mismas entradas que viene arrastrando el club desde hace tres años, es decir aquí no se avanzó ni tantito, aunque en sus tuits, Correcaminos haya ilustrado dicho “logró” con la tribuna llena, con una foto del 2012.
Era hora
La Ley Estatal del Deporte obliga al Instituto del Deporte a aplicar dichos lineamientos y sancionar respecto a lo que la Constitución Local señala.
Esto se los digo porque por primera vez el órgano rector del deporte se apegó a dicha ley y tras una trifulca que se registró el domingo pasado en los campos de la Unidad Deportiva Revolución Verde se castigó a la Liga Santander, ya que fue en esta misma dónde se suscitó el acto de violencia.
Se nos estaba haciendo costumbre ver los pleitos como parte del fútbol y agarrarse a trompadas no forma parte de deporte, inclusive durante mucho tiempo hasta los medios fueron criticados por señalar estas conductas reprobables.
Hoy la Liga Santander tiene prohibido programar juegos durante un mes en dichos campos y se sienta un precedente para que las Ligas sancionen de forma ejemplar, los peleoneros lo piensen dos veces y sobre todo que el Municipio siga el ejemplo, porque de no hacerlo lo único que pasará es que los boxeadores frustrados únicamente cambiarán del ring estatal al ring local.
Nos leemos el próximo miércoles y aguas, porque tengo ojos en todos lados.
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