Para dirimir desacuerdos, los panistas muestran un léxico harto ‘florido’
Fox no aguanta a Calderón y Margarita, pero los protege ‘El jefe’ Diego
Quienes se ufanaron ser priistas de tiempo completo, le dan la espalda
El sistema político mexicano ha perdido capacidad para dirimir mediante el diálogo los desacuerdos entre partidos y, lo más penoso de éste caso, las diferencias de la sociedad con los hombres que ostentan el poder sin límite alguno.
Por ello, los estudiosos del fenómeno aseguran que la política se ha prostituido a tal grado que, ahora, con todo desparpajo, los actores entre sí ventilan sus discrepancias en las redes sociales utilizando un lenguaje soez que a nadie espanta, cierto, porque resulta jocoso.
De rateros, embusteros, dipsómanos, bisexuales u otros epítetos no se bajan los políticos en aras de ganar popularidad, mientras la sociedad aporta (merced a su propio descontento) más calificativos que ridiculizan el quehacer público de éstos.
En fin, para no alargar la introducción de las descalificaciones –que ya son del dominio público–, le recuerdo algunos desaguisados surgidos al calor del adelantado rejuego sucesorio (con miras al proceso electoral del 2018) que, en la práctica, podrían ser sólo la mascarada para ocultar un presumible acuerdo relevista entre los grupos de interés.
Vicente Fox Quesada:
“Yo vomito a cualquiera que mete a la familia en el negocio. Y por eso Calderón no me cae. Lo digo públicamente. Se equivoca en meter a su señora. Es gente que no abandona el poder. Que no pueden regresar a disfrutar de una vida privada. Se les queda ese gusanito. ¿Quién sabe de quién habrán aprendido esas mañas”.
En respuesta saltó Diego Fernández de Ceballos:
“Me queda claro que (Fox) tiene algo de misógino, pues equivale a decir que Margarita no tiene méritos propios, ni derechos propios, ni capacidad para actuar libremente por ella misma, lo cual es una falacia”.
También Margarita dio su versión:
“Es el colmo pero no tengo mucho más que decir y (Fox) no merece comentario de mi parte, supongo que el PAN saldrá en algún momento y no me sorprende, tengo muchas cosas en qué ocuparme”.
‘El Jefe’ Diego –el mote por el que es más conocido este abogado o socio de Carlos Salinas de Gortari, en Acapulco Diamante–, precisó que él no es hombre de fijaciones ni menos en el ámbito político.
“Pero sí coincido con (Felipe) Calderón (Hinojosa), en que Andrés Manuel López Obrador es una amenaza, porque se presenta a sí mismo como el único dueño de la verdad y el único salvador del destino de su patria; en lo personal, no me merece confianza ni respeto. Y me parece altamente peligroso.
“Es un loco, un embustero, un falsario, un tipo violento y agazapado; no le conviene a la izquierda ni a México”, dijo
El tabasqueño, por su parte, así ha respondido a otras agresiones:
Contra Enrique Ochoa Reza (dirigente nacional del PRI) tras rehusar debatir con él, aunque haya quien diga que tuvo miedo.
“No, a mí no me importa (que lo digan). Si hay un debate, que sea con el jefe de la mafia del poder, con (Carlos) Salinas (de Gortari). Ése los representa a todos. Porque ni siquiera Calderón ni Peña. En esos asuntos, todo tiene su nivel. El jefe de la mafia es Carlos Salinas. Una vez dijo que quería debatir conmigo. Y le dije, órale, vámonos, y se echó para atrás a la hora buena.
“Pero con Ochoa y este otro aprendiz de mafioso, Ricardo Anaya Cortés (PAN), no tiene caso”.
Con esas afirmaciones ‘El Peje’ ha acrecentado su clientela política. Y también con otras estupideces, como la espetada por Jaime Rodríguez Calderón alias ‘El Bronco’(gobernador de Nuevo León), quien se atrevió a cuestionarlo sobre el origen de sus ingresos, cuando todo mundo (bien nacido) sabe que por más que le han buscado a López Obrador, nada le han hallado que ponga en duda su honestidad.
Obviamente el mandatario neoleonés lo ignoraba –y con justificada razón, pues su ignorancia en todos sentidos es evidente, así como su incultura–, hasta que fue ilustrado por Andrés Manuel.
En fin, hay un rosario de calificativos que suelen utilizar los políticos en este adelantado rejuego preelectoral.
Y más adelante, con más tiempo y espacio, ofreceré una compilación de los disparates más graciosos de los políticos chocarreros.
No hay dinero
En el proyecto gubernamental del Presupuesto de Egresos para el 2017, se establece que el monto de la deuda pública es de 16 mil 728 millones 84 mil pesos, de los que, en un mediano plazo, hay que pagar, al menos, 4 mil 763 millones 142 mil 298 pesos.
Se lo comento porque aún no se cuantifican los réditos.
Los 11 mil 831 millones 142 mil 298 pesos restantes, deben cubrirse en periodos extensos, aunque esta cifra sería mayor por los intereses ya generados más los que se acumulen, por supuesto; y hasta por el nuevo empréstito de un mil millones de pesos autorizado por los legisladores albicelestes.
Sin embargo, hay la sospecha de que el crédito de 6 mil millones de pesos que el entonces gobernador (Eugenio Hernández l) contrató con Banorte el 3 de enero del 2008 –no en octubre 8 del 2009 como han señalado las autoridades–, comprometiendo el Impuesto Sobre Nómina (ISN) hasta por 20 años (no a tres décadas), no lo aplicó en obras.
La autoridad gubernamental presume que el recurso no fue ejercido, sino ‘esfumado’ (prácticamente), hasta el grado de decir que hubo malversación de los fondos.
Por tanto la investigación sobre el destino de esos 6 mil millones de pesos debe llevarse hasta sus últimas consecuencias, so pena de que el bumerang ponga a cada cual en su lugar.
Sobre todo porque la renegociación de esa deuda corrió a cargo del director de Banorte (lo era en 2011), José Argüello de la Garza, quien se comprometió con el entonces secretario de Finanzas, Alfredo González Fernández, a ampliar el plazo para el pago del empréstito.
Todo esto, deben ya saberlo el gobernador (Francisco Javier García Cabeza de Vaca) y su secretaria de Finanzas (María Gabriela García Velázquez), como el presidente de la Junta de Coordinación Política del Congreso estatal, por lo que se antoja interesante el desenlace del caso, donde igual estarían involucrados el ex gobernador Egidio Torres Cantú y quienes con él colaboraron en la Secretaría de Finanzas, por prestarse a renegociar una deuda dudosa.
En fin, los canales serios de la investigación arrojarán los resultados sobre el destino de esos recursos siempre y cuando se tenga voluntad para ir tras los maleantes.
PRI olvidado
En Tamaulipas, la reconstrucción del Partido Revolucionario Institucional (PRI) se prevé harto complicada porque sus cuadros más habilidosos, en la operación política, prácticamente lo han abandonado.
Unos quizá tratando de eludir el escarnio público por su contribución al tropiezo electoral del 5 de junio de 2016; otros para evitarse desgastes ‘innecesarios’ previos a la renovación del Comité Directivo Estatal (CDE); y los menos por su indecisión entre conservar su militancia o causar alta en alguno de los membretes antagónicos al tricolor.
Lo cierto es que son pocos (con capacidad de liderazgo) quienes, al fragor de los acontecimientos, siguen apostándole al resurgimiento de la mentada gran familia revolucionaria.
Aída Zulema Flores Peña, por ejemplo –consciente que sólo está de paso en la dirigencia–, no quita el dedo del renglón (en un válido intento) para recuperar
la comunión con la sociedad –pese al aprieto económico que sorteó por la multa impuesta por el Instituto Nacional Electoral (INE), derivada del proceso comicial anterior–, mediante un diálogo abierto, sin demagogia y hablando con la verdad. Como acostumbra.
La estructura partidaria que la acompaña, se mueve en ésta misma órbita y atendiendo la crítica constructiva que igual analiza la destructiva, que, usted bien sabe, generan los fatalistas o en su caso los detractores.
Otros militantes que dan la cara defendiendo al partido, son algunos legisladores federales y locales.
Del ex gobernador y hoy senador Manuel Cavazos Lerma, no existe registro alguno en cuanto al rubro; o sea, ‘le vale gorro’ lo que tenga que ver con la institución.
En el Palacio Legislativo de San Lázaro, sólo atienden este tema los diputados Edgardo Melhem Salinas (coordinador de la bancada tricolor), Baltazar Manuel Hinojosa Ochoa, Miguel Ángel González Salum, Luis Alejandro Guevara Cobos y Mercedes del Carmen Guillén Vicente.
¡Cinco, de diez!, lo que significa que a la mitad tampoco les interesa lo que ocurre en el membrete del que tanto se han valido para treparse a los pináculos del poder.
Y, en el Congreso local, es Rafael González Benavides el único que muestra preocupación por la suerte del PRI, siendo que existen otros 10, priistas también, con derecho a voz y voto, para comentar, sancionar y/o abonar, según sea el caso, sobre el destino del organismo.
Esto, en cuanto a los legisladores.
Otros omisos
Respecto a los ex dirigentes partidistas Rafael González Benavides, Lucino Cervantes Durán, Felipe Garza Narváez, Eliseo Castillo Tejeda, Antonio Martínez Torres, Homar Zamorano Ayala y Luis Enrique Rodríguez Sánchez, no se ha sabido más de ellos fuera del encuentro que el año pasado sostuvieron con Aída Zulema.
Y esto confirma su indiferencia ante la crisis que atraviesa el PRI.
Lo mismo ocurrió con el ex delegado del CEN, Fernando Donato de las Fuentes Hernández (alias ‘El Diablito’), quien estuvo en Tamaulipas desde el 13 de octubre del 2015 y hasta el día 6 de junio del año que nos antecede –lo supongo porque no está documentada su salida–, con la encomienda de fortalecer al tricolor. Pero cuando se dio el fracaso huyó de la entidad sin siquiera despedirse.
Otros priistas que tampoco nada han hecho para rescatar al partido, ahora que la adversidad lo zarandea, son los dirigentes sectoriales.
Sus nombres: Susana Hernández Flores, quien manda galleta en el Organismo Nacional de Mujeres Priistas (Onmpri); Eduardo Hernández Chavarría –el aún dirigente de la Fundación Colosio–; Humberto Valdez Richaud, del Movimiento Territorial (MT); Augusto Federico González Graziano, de la Asociación General Leandro Valle; Florentino Aarón Sáenz Cobos (Liga de Comunidades Agrarias y Sindicatos Campesinos, más conocida como CNC); Edmundo García Román, el todavía mandón de la Federación de Trabajadores de Tamaulipas (FTT), que es una filial de la CTM; y Efraín de León León, quien usufructúa, aquí en Tamaulipas la Confederación Nacional de Organizaciones Populares (CNOP).
Aparte de ellos, hay jefes de las tribus estatales y/o regionales, cuyo cacicazgo político-partidista está en clara decadencia, pero mantienen el control de los comités municipales y desde ahí mueven las pocas piezas del ajedrez que todavía les quedan en el tablero.
Esto se palpa desde Nuevo Laredo hasta Matamoros, considerando los municipios fronterizos intermedios; acá en el centro del estado; y allá en el ex sólido
sur, aunque evitan aparecer en público tras la derrota a la que también contribuyeron con su frenética disputa por el poder y, lo que es peor, ante la pérdida de credibilidad por parte de sus rebaños.
Lo más lamentable del asunto sin embargo, es que el presidente del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) Enrique Ochoa Reza, ya fue informado del abandono.
Y nada hace para meter en cintura a tanto ingrato.
Al menos, claro, que les tenga guardado un escarmiento a aplicarse en la repartición de las candidaturas al Senado (dos), la Cámara baja (9) y las alcaldías (43), que se pondrán en juego hacia finales de este año con miras al proceso electoral del 2018.
La convocatoria
Preveo que el mes próximo habrá de emitirse la convocatoria para el relevo del dirigente priista en Tamaulipas,
Pero eso no quiere decir que el Consejo Político Estatal (CPE) tenga que sesionar casi de inmediato para atender la ‘línea’ centralista, pues en los
documentos básicos se contempla una ampliación del interinato, en caso de no haber condiciones inmediatas para que la asamblea se lleve a cabo.
Claro que los aspirantes dispuestos al ‘sacrificio’ de dirigir el partido, en una etapa de crisis (como la que se vive), mostrarían disgusto. Y más sus promotores que ya se frotan las manos por su codicia de obtener las candidaturas federales y domésticas que, en realidad, es lo que movería el regreso de los notables a la actividad partidista, sin contemplar a tanto improvisado como sucedió en la administración de Egidio Torre Cantú.
Lo que ahora ocurre, es que ser oposición en el estado los aterra en extremo.
Por ello su quehacer político-partidista lo han sustituido por la intriga tras bambalinas, a diferencia de quienes sí están decididos a trabajar en aras de refundar al PRI.
¿Sus nombres?
Son del dominio público.
E-m@il
jusam_gg@hotmail.com