Cuando empezó este gobierno, el de Enrique Peña Nieto, lo hizo con las más grandes expectativas, lo hizo con apoyos de la oposición sin precedentex con el Pacto por México que generó las reformas por décadas esperadas, pero cuando entramos a la recta final del mandato priista los indicadores de todo tipo advierten que el país podría pronto estar fuera de control, sin líder y a merced de los poderes fácticos y de los capitales especulativos.
Así es mis queridos boes, cuando falta poco más de un año para la elección de quien sustituirá en el cargo a Peña Nieto, las cuentas cada vez pintan para estar en números rojos en seguridad, economía y combate a la corrupción.
Hablemos solo del mes de marzo en los primeros dos rubros como botón de muestra, fue el mes pasado el peor en materia de ejecuciones en toda la administración de Peña Nieto y también lo fue en el renglón inflacionario.
Y es que este marzo fue el mes con más homicidios dolosos de los últimos cinco años, tan lo fue que se asemejó bastante a los peores meses de la gestión de Felipe Calderón, cuando México vivió sus peores momentos de inseguridad.
En marzo, hubo en el país 2 mil 20 homicidios dolosos registrados oficialmente, más la cifra negra que nunca llega a los informes oficiales, esa cifra está en el promedio, ya decía, de los peores años de la guerra contra el narco.
Pero el aumento en el número de ejecuciones no está en un pico, si vemos los números de lo que va del año, todo indica que estamos en una tendencia hacia la alza, porque los dos primeros meses; enero y febrero, fueron juntos el peor bimestre del sexenio en inseguridad con 3 mil 779 para un primer bimestre no sólo en este sexenio sino de muchos sexenios y respecto al del año pasado revela un incremento del 30 por ciento.
Las cifras no son mías, de algún pasquín izquierdista, son números de Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, insisto en el que deberán faltar hartos que no se reportan.
Habría que anotar que la guerra contra el narco en el sexenio de Felipe Calderón inició sin experiencia, los del PRI decían que sin estrategia, por lo que ahora tras 11 años ya se supone que habría esquemas definidos, diagnósticos precisos y mucha experiencia, pero que en los números no se nota.
El otro punto al que usted y yo tendríamos que ponerle atención es a la situación económica por la que atraviesa México en esta recta final del sexenio y que puede sintetizarse con un crecimiento mediocre y una inflación que ya espanta.
Según el Banco de México, el nivel de inflación registrado en marzo de este año, fue de 5.35 por ciento, lo que representa un máximo histórico para el actual gobierno federal.
Más aún, una inflación como la de marzo pasado no se veía en este país desde julio del 2009, fue 5.44 por ciento.
Y aquí tampoco estamos hablando de un pico, sino de una tendencia, porque febrero pasado fue el mes que presentó la segunda inflación más alta de toda la gestión de Peña Nieto con 4.86 por ciento.
Es decir, la economía del país está en picada y no se ve a donde va a ir a parar ante el desafío que implica la revisión o el final del TLC y el espanto que le provoca la inseguridad a más empresas extranjeras que suman esa preocupación a los amagos de Donald Trump como para decidir sacarle la vuelta a México.
Pero por si no fuera suficiente para el desánimo nacional, el rechazo a la autoridad se acentúa con la corrupción descarada, galopante entre la clase gobernante, la que parece está en una franca competencia por ver quién roba más, quien traiciona más al pueblo.
Javier y César Duarte, Rodrigo Medina, Rubén y Humberto Moreira, Roberto Borge, Guillermo Padrés y demás botones de muestra indican que la batalla contra la corrupción ha dado resultados a la inversa, pareciera un programa en pro de ver quién es el más gandalla.
La pandilla de gobernadores y ex gobernadores sin llenadera tiene hoy por hoy al sistema de partidos al borde del colapso y al país en la antesala de ser gobernado por un caudillo populista y con serias dudas sobre su mitomanía.
Ese es el país que gobierna hoy Enrique Peña Nieto, hacia allá ha movido a México y lo que falta, porque aún tiene más de un año para seguirnos hundiendo. Por eso a nadie sorprende que sea el presidente peor evaluado de la historia, con niveles inferiores a un dígito.
Insisto, estamos entrando en terrenos de la ingobernabilidad, del caos social y no se ve por donde éste gobierno pueda enderezar el camino ante la falta de liderazgo, de convocatoria, de apoyo de las fuerzas políticas opositoras que ahora comienzan a apostar al naufragio creyendo que con la tragedia de Peña Nieto ellos ganan, cuando sabemos que el del Edomex nos arrastrará al precipicio.
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