Demasiado tarde, don Rafael.
Si esa postura hubiera adoptado cuando fue presidente de su partido, quizás otro gallo le hubiera cantado al PRI en Tamaulipas.
Ayer, el ahora diputado local Rafael González Benavides, protagonizó una escaramuza verbal en la tribuna del Congreso Local, al defender a su cuna política –a todas luces en forma desfasada– de los frecuentes señalamientos que sobre el priísmo han recaído como presunto solapador de la inseguridad pública que azota al Estado.
El legislador se puso en ese recinto la casaca tricolor y con pasión y enjundia calificó a las acusaciones endosadas por los panistas al Revolucionario Institucional como pretextos para no reconocer lo que él llamó ineficiencia oficial en la conservación del estado de derecho. Vaya, hasta el color le subió al rostro en sus encendidas líneas.
Pero… ¿ya para qué?
Cuando capitaneó al buque del PRI estatal, para decirlo en términos de guerra, don Rafael nunca disparó un cañón ni se lanzó con su infantería a tomar una playa. Siempre se apoltronó en la comodidad de su sillón y se convirtió en un general de escritorio; ideal para tiempos de paz y bailes de gala pero pésimo para tiempos de lucha y enfrentamientos encarnizados.
¿Por qué responde hasta ahora, cuando el barco priísta está encallado y casi listo para irse a pique?
Hay dos posibles respuestas para esta reacción del señor González Benavides. La clásica buena y mala para simpatizantes y militantes de ese partido:
La buena podría ser que el ex jerarca estatal del PRI tamaulipeco recibió “línea” para mostrar arrestos y preparar el terreno para un posible regreso a la cancha del ex invencible. Percibo sonrisas en los fieles a ese partido con una expectativa de esa naturaleza.
La mala, me da pena presentarla como probable, pero la expongo con respeto:
Que don Rafael haya perdido la brújula y ya no sabe cuándo hablar ni cuáles argumentos utilizar.
Y dudo mucho que eso haga felices a los priístas…
Un paseo necesario
El transporte público de Reynosa ha sido siempre un botín que inclusive ha costado vidas. En un tiempo lo fue para los cacicazgos locales, en otros para las autoridades estatales y ahora, al parecer, en gran parte está en manos de enemigos del orden público.
Resolver en esa población ese problema histórico no será fácil ni mucho menos, por los intereses de todo tipo que se entrecruzan en ese servicio –en este caso el de los taxis llamados “piratas”– pero se debe reconocer la decisión del gobierno estatal para acabar con una práctica no sólo irregular, sino involucrada en muchas ocasiones en acciones delictivas.
Y un factor debe resaltarse en la medida ordenada por el gobernador Francisco García: Se salvarán los derechos de los verdaderos trabajadores del volante, a través de una reestructuración del sector e identificación de quienes en realidad sostienen un hogar con esa labor. De esa manera, los reynosenses honestos que viven de ese trabajo dejarán de hacerlo en la ilegalidad y protegerán su patrimonio.
Así, dos metas se cumplen: orden en el transporte y seguridad para miles de familias…
De última hora
No pueden pasarse por alto las bondades del plan de subsidios ordenado por el Gobernador al transporte público en diversos renglones de sus operaciones.
Lo afirmo porque también se alcanza un doble beneficio. Uno: los concesionarios abaten gastos y mejoran sus ingresos. Dos: se evita un daño a la economía familiar con un posible aumento a las tarifas del pasaje…
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